Quince minutos después de la hora estipulada para el comienzo de su indagatoria por el juez Julián Ercolini, Cristina Fernández de Kirchner llegó a Comodoro Py enfundada en un impecable traje sastre marrón, aderezado con zapatos y cartera haciendo juego.
Cristina saludando a la militancia luego de ofrecer su declaración.
La escoltaron el abogado Carlos Beraldi y el ex juez de la Corte, Raúl Zaffaroni. La ex presidenta llegó al despacho de Ercolini mediante un ascensor interno y, luego de quedar cara a cara con el juez, desfiló varias "perlitas" personales. No consumió nada, ni siquiera agua. ¿Temerá que le pongan algo en la bebida?
"No es por desconfiar", las frases de CFK
"Esa agua no, yo traje la mía. No es por desconfiar", le dijo Fernández de Kirchner a Ercolini al rechazar la invitación de algo para beber. La botella que trajo la ex primera mandataria era de una marca agua mineral de bajo contenido de sodio. Es la misma que tomaba cuando era Presidente, y la que llevaba a sus giras por el mundo.
Cristina tampoco quiso que le sirvieran café.
La ex presidenta llegó 15 minutos tarde a la audiencia.
Aunque le ofrecieron la posibilidad de utilizar los baños asignados a los jueces, ubicados frente al despacho donde brindó su declaración, Fernández de Kirchner prefirió hacer uso de otros sanitarios. "Tanto hay que caminar para ir al baño", se lamentó.
Las impresoras de la oficina de Ercolini no funcionaban de manera correcta, lo cual retrasó un buen tiempo la emisión del acta de la audiencia. Durante el arreglo del aparato, nadie habló y un tenso silencio cubrió la habitación.
Antes de la impresión, Fernández de Kirchner solicitó hacer varias correcciones sobre el acta.