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Tras 20 años en pareja, María Eugenia Vidal se separó de su marido

La gobernadora bonaerense decidió alejarse de su esposo, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro. Así lo acordaron tras una serie de charlas íntimas. La historia secreta de la pareja.

14 Marzo de 2016 12:54
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El estrés de la campaña bonaerense en 2015 y la llegada al poder en la Provincia de Buenos Aires no fueron gratis para María Eugenia Vidal. Según pudo saber BigBang en exclusivo, la gobernadora está en franco proceso de separación de su marido, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro.

Tras 20 años juntos, Vidal y Tagliaferro se estarían separando y por estos días buscarían la forma de encarar un proceso que, en principio, es irreversible. La falta de tiempo, el desgaste por la campaña y las consecuencias de los años pesaron sobre una decisión conjunta.

Diciembre de 1998. El casamiento entre Vidal y Tagliaferro. 

Si bien no sería un proceso traumático, la relación se dañó visiblemente en la campaña de 2015. Las presiones, las amenazas y el espeso clima que se creó alrededor de la familia Tagliaferro-Vidal detonó el vínculo entre ellos.

Sin embargo, los años juntos y la buena sintonía entre las familias de ambos hicieron repensar, durante meses, cualquier decisión. Hoy, la determinación de un alejamiento terminó siendo necesaria.  

En los últimos tiempos prácticamente no tenían tiempo para dialogar ni tener esos espacios que los llevaron a estar juntos: al poco tiempo de conocerse, en 1996, solían pasar horas charlando en el parqué del piso de madera que tenía él en Almagro, en un departamento donde llegaron a vivir juntos. Política, música, libros, eran parte de sus largos diálogos.

“No sé si se podrían bancar otra campaña como la de 2015”, alcanzó a esbozar un allegado a la familia. Actualmente la distancia es notoria: hay días en las que ella pasa todo el día en la Gobernación en La Plata, mientras que él trabaja hasta 14 horas por día en la intendencia de Morón, dedicado exclusivamente a la gestión con la que soñó desde que era militante peronista en su juventud. Desde noviembre del año pasado prácticamente no encontraron espacios juntos.

Un vínculo histórico

Se conocieron en la Universidad Católica Argentina. Él estaba un año adelantado. Compartieron un grupo de amigos (a muchos de ellos aún los siguen viendo) durante largos meses hasta que él comenzó a insistirle con salir al cine. Ambos venían de separarse. Ella tardó en aceptar. Pero cuando lo hizo, en agosto de 1996, nunca más se separó de él.

Se casaron en diciembre de 1998 y hasta Horacio Rodríguez Larreta estuvo presente ese día. Tuvieron tres hijos (Camila, de 15; María José, de 13; y Pedro, de 7). Él fue clave para ella: la contuvo cuando perdió su primera embarazo. Ella también lo bancó: colaboró con su carrera política e intentó hacer equilibrio entre su trabajo como ministra de Desarrollo Social, y luego vicejefa, con “ser mamá”. Aunque no solían gritar, podían pasar un día entero sin hablarse. Él, y su origen napolitano; ella, y su impronta catalana.

Vidal y Tagliaferro de la mano. 20 años pasaron desde que se pusieron de novios. 

Compartían varios grupos de amigos y solían viajar con sus hijos. Puerto Madryn (donde vive una de las parejas más cercanas a la ahora ex pareja) y la costa Atlántica (Villa Gesell y luego Pinamar) fueron los destinos más recurrentes. Siempre en familia.

Para Vidal el proceso no es nada fácil. En su vida sólo tuvo tres novios. Y Tagliaferro fue el tercero. Tuvo una adolescencia y una juventud tranquila. Prefería los bares y las reuniones en casa a los boliches y la noche hasta altas horas.

Hoy, con la separación consumada, preparan un alejamiento ordenado. La buena relación que los vinculó en 1996 no cesó y llegarían rápidamente a un acuerdo. Como en su propia vida, la gobernadora bonaerense tendrá que acordar cómo será su nuevo futuro sin su marido. Otro cambio más en su vida. 

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