El manual de los espías establece que el seguimiento a una persona debe ser sigiloso, silencioso y el agente debe pasar inadvertido. Así, existen oficios y profesiones cuyas características le permiten a integrantes de los organismos de inteligencia realizar su tarea sin mayores dificultades.
El sospechoso puesto de diario que es investigado por la Justicia.
En las últimas horas se conoció la noticia de que el fiscal Eduardo Taiano, quien investiga la muerte de Alberto Nisman, tiene en la mira un puesto de diarios que cerró el día después de la muerte del ex fiscal y que no contaba con habilitación alguna.
El puesto funcionaba en la esquina de las calles Aime Paine y Azucena Villaflor, justo frente a las Torres Le Parc, donde vivía Nisman. El testimonio de la gente que vive en la cuadra generó aún más sospechas: siempre tenía muy poco material para vender. “Era atendido por una persona muy por encima de la media de lo que puede ser un vendedor de diarios, muy formado en política o economía”, aseguró al diario La Nación Jorge Pierrestegui, uno de los vecinos.
El fiscal cree que detrás de la pista del puesto de diarios habría injerencia de los servicios de inteligencia.
Un kiosco de diarios, nuevo elemento de investigación en la causa Nisman.
Casos resonantes
El asaltante de bancos más famoso del país, Luis "el Gordo" Valor, denunció que fue espiado por un linyera que se colocó en la puerta de su casa, durante los dos meses que estuvo en libertad entre abril y julio de 2014. Valor siempre creyó que el hombre era, nada más y nada menos que un espía de la Policía Federal, que seguía sus pasos de cerca. Los casos de linyeras son de los más comunes para llevar a cabo tareas de espionaje, ya que su rol no despierta sospechas y pasan absolutamente inadvertidos.
Valor denunció haber sido espiado por un linyera.
A su vez, otro de los trabajos más propicios para realizar espionaje son los puestos de garita de seguridad. Incluso, en un asalto que sufrió el suspendido juez Eduardo Freiler en enero de 2015, la Justicia investigó la garita que se encontraba a la vuelta de su casa, ya que el empleado había comenzado a trabajar días antes del robo.
Las garitas, otro lugar que suelen utilizar los espias.
En México, algunos agentes secretos de la DEA se hicieron pasar por periodistas, camioneros y hasta empleados domésticos para investigar de cerca la red de narcotráfico de los carteles más importantes de ese país.
Unos años atrás, y en medio de la guerra desatada entre el capo narco Pablo Escobar Gaviria y Estados Unidos, agentes norteamericanos llegaban a Colombia como supuestos empleados de limpieza de la embajada. Sin embargo, el sistema de seguridad del "Patrón del mal" era efectivo: en la Aduana -sobornados por el líder narco- se les tomaban fotografías, huellas dactilares y todo tipo de datos. Luego se le informaba al cartel.
Espionaje camuflado en profesiones falsas. Una tendencia histórica.
Los casos son diversos. Durante la guerra fría, la Unión Soviética colocó dentro de Estados Unidos cientos de agentes infiltrados, entre ellos uno cuyo nombre sería famoso años: Jack Barsky. El hombre en cuestión debía introducirse en el mundo americano e intentar llegar a la órbita de poder. O lo más cerca posible. Sin embargo, el soviético, terminó enamorándose de la cultura de ese país y tramitó su nacionalidad. Esta vez, no necesitó un pasaporte falso.