04 Septiembre de 2022 11:47
La rebelión que se vivió en Chile durante el 2019, que derivó en el fin del gobierno del conservador Sebastián Piñera, y en la imposición electoral del flamante presidente Gabriel Boric, fue un antes y un después en la historia institucional del país sudamericano.
El despertar social que comenzó con un aumento de las tarifas de los subterráneos y con jóvenes saltando los molinetes, terminó transformándose en el movimiento popular más grande que este país tiene desde que gobernaba el socialista Salvador Allende, a principios de los años 70.
La insurrección demostró que, detrás del respeto irrestricto a las fuerzas policiales y militares, que muchas veces colaboraron directamente con la desaparición forzada de personas, la tortura y la represión, se escondía una movilización juvenil y contestataria, dispuesta a dar vuelta todo y cambiar Chile para siempre.
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Este domingo, el país andino vive otro momento bisagra: reafirmar o negar la nueva Constitución que la Convencional electa en 2020 elaboró en un año desde julio de 2021, y dejar atrás a la anterior versión que la dictadura de Augusto Pinochet aprobó en 1980.
Una nueva constitución
El 25 de octubre de 2020, aún con los fuegos de la rebelión encendidos, un 78% de quienes se acercaron a votar al referéndum lo hicieron a favor de cambiar la Carta Magna chilena, con una gran elección de los candidatos más independientes y alejados de los partidos que tradicionalmente vienen alternándose en la presidencia.Era la antesala de la imposición que Boric iba a tener como presidente, el 21 de noviembre de 2021, luego de que en un ballotage venciera con el 55% al derechista José Antonio Kast, en una elección que ya estaba signada por el fin del bipartidismo tradicional chileno.
La Convencional Constituyente que se eligió el 15 y 16 de mayo de 2021, estuvo marcada por la composición de sus integrantes, quienes dejaron de lado a las expresiones clásicas de la política chilena y consolidaron un cuerpo compuesto por nuevos sectores del progresismo, los pueblos originarios y otros debates más actuales y vigentes.
¿Qué se juega hoy Chile?
La elección que en este momento se desarrolla de forma obligatoria en Chile es la de un referéndum constitucional, el cual tendrá la última palabra respecto a la nueva Carta Magna, ya que en caso de alzarse el rechazo, deberán ser las cámaras parlamentarias quienes elaboren un nuevo camino para la modificación constitucional.
Los años entre las grandes movilizaciones y la elección de Boric, cambiaron mucho las perspectivas de distintos sectores de la sociedad chilena, por lo que tendrá que ser el pueblo en las urnas nuevamente el que confirme o niegue lo elaborado, con las encuestas más del lado del no, que del sí.
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Causalidad o casualidad, la jornada elegida del 4 de septiembre tiene un antecedente muy fuerte a nivel nacional, ya que es la fecha en la que Allende se impuso electoralmente en 1970.
"Que sean los chilenos y chilenas quienes por primera vez decidan democráticamente respecto del contenido y forma de una nueva Constitución, sin duda, pase lo que pase el domingo, es un hecho que va a trascender. Confío en la sabiduría del pueblo de Chile”, reconoció el presidente Boric desde su Punta Arenas natal
La Constitución más feminista del mundo
El texto que logró la Convencional Constituyente es conocido por sus grandes cambios, por lo que hizo que muchos la definieran como "la Constitución más feminista del mundo".
El lugar que le otorga a los pueblos originarios, las mujeres, y a la ecología, entre tantos otro puntos, la hacen una Carta Magna de avanzada respecto a otros países de la región.
El texto define a Chile como un estado plurinacional -al igual que Bolivia- y reconoce el lugar de 11 pueblos originarios, a quienes le impulsa el respeto por su libre determinación y el reconocimiento de sus tierras históricas, además de darle un espacio institucional que favorezca el reconocimiento de su diversidad étnica
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El derecho al aborto también tiene su lugar en el proyecto, ya que en el artículo de derechos sexuales y reproductivos establece la decisión libre de las mujeres sobre sus propios cuerpos, en un país donde interrumpir el embarazo está permitido solamente ante violación, inviabilidad del feto o peligro de vida de la madre.
En términos educativos y sanitarios, busca poder desandar los caminos privatizadores y lograr la mejora del sistema de educación pública y la puesta en marcha de un sistema de salud primaria universal.
La constitución de un sistema de jubilaciones estatal, y la posibilidad de dar marcha atrás con todos los servicios públicos privatizados, al igual que el acceso al agua y la vivienda, también tienen su lugar en el proyecto.
Chile está en un momento bisagra de su historia como nación, y a diferencia de la última vez, es el pueblo en las urnas quien se encargará de definir si termina de una vez por todas con el periodo más oscuro de su existencia política, y da a luz a un nuevo país, más acorde a los tiempos actuales.