El nombramiento de Fernando Brom como subsecretario de Ambiente de la Nación llega en un contexto de crisis ambiental sin precedentes, con incendios forestales devastando la Patagonia y otras regiones del país. Su primera declaración pública no dejó lugar a dudas: "El tema de bosques y fuegos tiene prioridad cero". Sin embargo, lo que parecía ser un reconocimiento de la gravedad de la situación pronto se diluyó en una serie de declaraciones que, lejos de asumir responsabilidades, intentaron desviar el foco del problema hacia explicaciones difusas y poco fundamentadas.
Desde hace meses, incendios fuera de control arrasan miles de hectáreas en Chubut, Río Negro y Neuquén. A esta catástrofe se suman los focos en Corrientes, Córdoba y Catamarca. En este escenario desolador, el Gobierno ha optado por adjudicar la responsabilidad de los incendios a supuestos grupos radicalizados, sin presentar pruebas concretas y eludiendo el impacto del cambio climático y la falta de políticas de prevención y control del fuego.
El propio Brom reconoció que hasta ahora "no lo hemos hecho bien" en materia de prevención. Sin embargo, su diagnóstico sobre la situación no vino acompañado de medidas concretas. Su mención de la necesidad de una "presupuestación adecuada" deja en evidencia la ausencia de recursos en el lugar y el momento en que se los necesita. "El tema de bosques y fuegos tiene prioridad cero. Es un tema que es una desgracia no solamente ecológica, sino humana", dijo.
Y agregó: "Así que que hay que reparar, mitigar y sobre todo prevenir". Pero lo más alarmante es que la respuesta del Gobierno no fue fortalecer el sistema de protección ambiental, sino trasladar el manejo del fuego al Ministerio de Seguridad, encabezado por Patricia Bullrich, una medida que despierta serias dudas sobre las verdaderas prioridades del Ejecutivo. "Lo que hay que hacer es tratar de prevenir. Evidentemente no lo hemos hecho bien", afirmó Brom.
La renuncia de Ana Lamas como subsecretaria de Ambiente en medio del desastre ambiental pone en evidencia la falta de rumbo de la gestión. Brom intentó justificar su salida asegurando que la exfuncionaria "sufrió un desborde en sus funciones" y sugirió que no comprendía que el tema ambiental no es ideológico, sino "absolutamente ecológico". Esta declaración resulta particularmente contradictoria, ya que el propio Gobierno usó argumentos ideológicos para justificar su inacción en materia ambiental, adjudicando los incendios a supuestas acciones intencionales en lugar de reconocer la falta de políticas de prevención y respuesta.
Los incendios en Argentina son un problema recurrente que exige un enfoque serio y basado en la evidencia. Mientras el Gobierno minimiza el impacto del cambio climático y traslada la gestión del fuego a una cartera que no tiene competencia en la materia, miles de hectáreas siguen ardiendo y las comunidades afectadas no reciben respuestas concretas. La gestión ambiental no puede reducirse a declaraciones grandilocuentes o intentos de desviar la atención. Sin planificación ni recursos adecuados, la tragedia seguirá repitiéndose año tras año, con consecuencias irreparables para el ecosistema y la población.