Mientras la pandemia avanza, también lo hace el armado político de Juntos por el Cambio. Y el lugar elegido es la sede del Gobierno de la Ciudad en el barrio porteño de Uspallata, que se convirtió en el nuevo búnker. La semana pasada un encuentro llamó la atención no tanto por su contenido sino porque quienes asistieron a la reunión tuvieron que ser sometidos a un hisopado para determinar si tenían o no coronavirus.
Es que luego de que se confirmó la noticia de que la ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, dio positivo de coronavirus por precaución, y protocolo, todos los que estuvieron cerca de ella tuvieron que someterse al test. En ese encuentro, que fue un almuerzo el viernes pasado, estuvieron el jefe de Gobierno porteño y anfitrión, Horacio Rodríguez Larreta, el ex presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el senador nacional por la Ciudad, Martín Lousteau, y Vidal.
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El objetivo del encuentro apuntó, según pudo saber BigBang, a empezar a romper el hielo entre Monzó y Vidal. Cabe destacar que desde 2015 su relación dista de ser la mejor, con el detonante final que fue el armado de las listas del año pasado.Durante la presidencia de Mauricio Macri, el ex titular de la Cámara Baja fue dejado de lado del armado y la estrategia política. El hecho generó mucho malestar en diferentes sectores de Juntos por el Cambio en su momento. Vidal jamás le pudo perdonar las intenciones de sellar un acuerdo con Sergio Massa en 2015, en detrimento de su candidatura. Desde ese momento, todo fue tensión.
El encuentro apuntó a que ambos volvieran a tener un dialogo, según explicaron fuentes al tanto de la situación. El rol de Lousteau tampoco es menor. Es que el legislador representa a uno de los sectores con mayor injerencia dentro de la Unión Cívica Radical (UCR), junto con los diputados nacionales Emiliano Yacobitti y Alfredo Cornejo.
“Hay que abrir lo más posible y que no haya nada, pero nada, entre Larreta y el presidente Alberto Fernández”, le dijo a BigBang uno de los colaboradores más cercanos al jefe de Gobierno porteño que, mientras evita confrontar directamente con la Casa Rosada o con la provincia de Buenos Aires, tiende diferentes puentes a lo ancho y a lo largo del país con gobernadores, intendentes, legisladores y hasta concejales.
En las últimas semanas, como consecuencia de la pandemia, el Jefe de Gobierno mantuvo diferentes diálogos con intendentes de las principales ciudades del país para coordinar acciones en conjunto e intercambiar información sobre las formas en las que se combatió, y combate, al virus en cada distrito. En esa lógica también aprovechó que al ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, lo consulten tanto o más que a su par nacional.
El esquema de armado, tal y como contó BigBang, consta de un triángulo compuesto por el vicejefe de Gobierno y ministro de Justicia y Seguridad, Diego Santilli, su mano derecha, el ministro de Gobierno, Bruno Screnci Silva, y el secretario de Ambiente, Eduardo Macchiavelli, quien supo ser el hombre de mayor confianza de Larreta. Algunos suman a este esquema a el Secretario General, Fernando Straface. Cada uno tienen un rol diferente.
Macchiavelli, que quedó como el número dos del PRO a nivel nacional, se encargará de llevar adelante la construcción del partido. Después de las PASO, fue uno de los que planteó la necesidad de comenzar a generar candidatos en cada uno de los pueblos a lo largo y a lo ancho del país. “No puede ser que siendo Gobierno no logramos crear una María Eugenia Vidal o un Horacio Rodríguez Larreta en otras provincias y sólo nos recostamos en la Unión Cívica Radical (UCR). Eso tiene que cambiar”, manifestó en una de las primeros análisis que hizo de la derrota nacional en las primarias que sufrió Cambiemos.
Para eso, tiene desplegados diferentes dirigentes que se encargarán de trabajar las regiones del país. Tal es el caso del ex diputado nacional, Marcelo Weschler, en el NOA o del otrora número dos del Ministerio de Desarrollo Social, Carlos Pedrini, en Santa Fe y Córdoba. La premisa central apunta a que el PRO tenga mayor competitividad dentro de Cambiemos. “Sin candidatos, no hay internas. Sin internas seguimos en la misma lógica que antes”, explican.
Santilli y Screnci serán los armadores nacionales. Para eso, se encargaron de sumar a varios dirigentes que trabajaron en el Ministerio de Interior, Obra Pública y Vivienda con Rogelio Frigerio. Además de la contención de los socios a nivel nacional, los hombre de Frigerio tendrán que recibir a cada uno de los referentes, hacer llegar las intenciones del alcalde porteño, estar atentos a cualquier ruptura en el Frente de Todos y procurar que no haya nada en el medio entre Juntos por el Cambio y el actual oficialismo en la Casa Rosada.
Para que Santilli y Screnci pongan sobre la mesa su juego, el encargado de crear el puente será Straface. A través de la Secretaría General se encargará de armar los canales institucionales para que desembarquen los funcionarios porteños a lo largo y a lo ancho del país.
Uno de los recientemente designados para esa tarea es Lucas Delfino, que se encargó de la relación con los municipios y la Casa Rosada durante la presidencia de Macri. En las últimas semanas incluso se vio como diferentes referentes de Cambiemos visitaron la sede de Gobierno. Straface además quedó como el encargado de mantener la cohesión del oficialismo en la Ciudad.
“Lo que vamos a hacer es construir las autopistas, los caminos o puentes para que las personas que se encargan del armado tengan una vía institucional mediante la cual llegar”, explican cerca de Staface.
En esta lógica también se incluye al mencionado Monzó y a Frigerio, que no estuvo en el encuentro con Vidal debido a que está transitando la cuarentena en Entre Ríos. “Si están será como socios, no como empleados”, explican desde el entorno de ambos.
Uno de los ejes de las varias charlas, presenciales como virtuales, que suceden en el búnker de Uspallata se centran en el concepto de unidad dentro de Juntos por el Cambio. La idea central, y que desvela tanto como el coronavirus al jefe de Gobierno, es que exista una amplia gama dentro del espacio opositor que vaya desde la centroderecha dura -como la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, o el ex senador Miguel Ángel Pichetto- pasando por un sector más dialoguista (Larreta o Vidal) a uno más progresista (la UCR).
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Si bien, por ahora, no hay un enfrentamiento abierto, la realidad es que la pandemia aceleró la disputa del liderazgo dentro de Juntos por el Cambio. Con Macri recluido en San Isidro y sin hacer apariciones públicas, no son pocos los que vieron en su encuentro con la ex diputada Elisa “Lilita” Carrió un mensaje de “acá estamos”. Las aspiraciones de Macri son una de las incógnitas más grandes que tienen en Uspallata por estas horas.Es que saben que el ex presidente tiene la intención de mantenerse en la arena política. Pero todavía no dio más definiciones sobre eso. De dialogo fluido con Rodríguez Larreta, Mauricio Macri todavía no tiene del todo claro si quiere volver a competir por un cargo electivo o ser una especie de consultor externo.
El foco de acá a octubre, según explican, será entablar reglas claras de juego dentro de Juntos por el Cambio. "Sin reglas, nos comen desde afuera. Hay que tenerlas cuanto antes", agregó uno de los históricos armadores del PRO.