En una sesión maratónica que estuvo plagada de chicanas, frutos y muchos nervios, la Cámara de Diputados terminó de vetar la ley de movilidad jubilatoria que se había aprobado en el mismo recinto pero dos semanas atrás.
Así las cosas, con 153 votos a favor, 87 votos en contra y 8 abstenciones se vetó la ley que incrementaba en un 8,1% el monto percibido por los y las jubiladas mes a mes, quedando Javier Milei con una victoria política de cara a su mayor obsesión: el déficit fiscal. En Diputados estuvieron presentes 249 de los 257 funcionarios, es decir faltaron 13 votos para los temidos dos tercios contra el veto.
Por dentro, el recinto de la Cámara de Diputado ardía en debates picantes, sobre todo para con el tucumano Mariano Campero que cambió sin vergüenza su voto tras haber tenido una charlar con el presidente y la secretaria de presidencia, Karina Milei.
Campero contestó a todos los diputados que lo atacaron por la conversión de su voto y justificó el por qué de su decisión: "Acá en el recinto hay que dejar gobernar", explicó y siguió: "Permanentemente quieren poner palos en la rueda", exclamó y apuntó: "Agarran temas nobles para romper el plan económico (...) No voy a ser partícipe de una desestabilización que quieren los kirchnerista".
Otra de las alocuciones que más llamó la atención fue la de Lourdes Arrieta que, al principio del debate anunció que su voto sería negativo para terminar de derribar la ley de reforma jubilatoria: "Creo firmemente que sí debería el aumento hacerse factible, había una propuesta del 8,10 por ciento que se debía abonar y después ir pagando como podía el Estado (sic)", dijo y expresó que no era su deseo que los adultos mayores "mueran esperando un resarcimiento, un aumento".
Sin embargo, al momento de la votación, la diputada Arrieta fue consultada por el presidente de la Cámara Martín Menem (con quien tuvo una acalorada discusión hace pocas semanas) y ella terminó votando como abstención, de manera que terminó favoreciendo al presidente Javier Milei a quien ella dice responder fuera de los maltratos que recibió dentro de su propia bancada.
En las afueras del Congreso, Gendarmería, Policía Federal Argentina y Prefectura Naval Argentina reprimieron desaforadamente a jubilados, organizaciones sociales y sindicales y personas que se autoconvocaron para manifestarse en contra del veto de la ley de movilidad jubilatoria.
El protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich está actuando contra los y las manifestantes con todo el peso represivo: gases pimienta, palos, golpes y varios camiones hidrantes arremetieron contra las personas que protestaron en las inmediaciones del Congreso Nacional.