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Política

Viaje a la cabeza de Larreta: estrategias, críticas internas, el viaje y el impacto de su separación

El jefe de Gobierno porteño transita horas críticas entre desafíos internos y externos.

03 Marzo de 2021 16:00
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¿Qué pasa con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta? Esa pregunta se la hacen desde hace semanas varios de los dirigentes de Juntos por el Cambio. Su reciente viaje, polémico desde ya, a Brasil en un vuelo privado hizo que hoy su discurso de apertura de las sesiones ordinarias en la Legislatura sea de forma virtual.

Su viaje a Buzios fue algo que sorprendió a casi todo su entorno. Ni sus amigos más cercanos sabían de que se iba a ir al país limítrofe, todos pensaban que su destino sería Cariló. Si la sorpresa fue mayúscula para su círculo íntimo, que remarcó que su separación de la event planner Bárbara Diez fue un golpe más duro para él de lo que esperaban, la reacción en los miembros de su Gabinete fue mucho mayor.

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Los pases de factura no tardaron en llegar. Consciente de lo que sucedió el jefe de Gobierno habló con varios de los miembros de su Gabinete para darles explicaciones sobre su ausencia y el silencio detrás de ella. El enojo, sobre todo entre sus armadores políticos, fue mayúsculo. Dentro de Juntos por el Cambio también hubo quejas; no por nada en la semana el alcalde porteño mantendrá una reunión con la presidenta del PRO, la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich.

“Lo que hizo, de la forma de la que lo hizo, no suma. No se le puede dejar servida esa situación a ellos (por el Frente de Todos)”, fue una de las primeras reacciones iniciales. Lo cierto es que, además del viaje Rodríguez Larreta empieza a tener diferencias internas dentro de su propio equipo.

El hecho del viaje en sí tiene un doble impacto. El primero tiene que ver con las explicaciones. Cerca del jefe de Gobierno, como también en buena parte de la oposición, descreen que se trató de una cuestión de índole familiar sobre todo por el hecho de que ni siquiera sus amigos estaban enterados y pensaban que se iba a Cariló.

El segundo tiene que ver más con la lógica diaria de la Ciudad. “Mauricio (Macri) solía irse dos veces al mes cuando era jefe de Gobierno en diferentes escapadas. Nunca se enteraba nadie, pero a Horacio (Rodríguez Larreta) le encuentran todo. No lo están cuidando”, bramó un funcionario que está desde la génesis del PRO.

Las quejas sobre el funcionamiento interno del equipo del alcalde porteño ya trascienden las fronteras porteñas. En el Congreso, por ejemplo, las historias sobre algunas impericias con respecto a la ley que rebajó aun más la coparticipación federal que recibe la Ciudad están a la orden del día. “Hubo votos en contra que se abstenían si sólo había un llamado que nunca ocurrió”. 

Pero las mayores críticas vienen de parte de los miembros de Juntos por el Cambio que quieren una actitud más confrontativa por parte del alcalde porteño. Dos de los funcionarios que se encargan de delinear la estrategia comunicacional del jefe de Gobierno suelen ir en contra de esa afirmación y repiten como si fuera un mantra, por lo constante de los pedidos de dirigentes fuera de la Ciudad de una actitud más beligerante, que la sociedad le huye de la confrontación entre políticos.

“La gente no quiere ver peleas entre políticos. Quiere bajar un tono”, explican con cifras en mano una y otra vez. Embarcado en la forma de sacudir al votante que en 2015 optó por Macri y en 2019 decidió que era el momento de Alberto Fernández, Rodríguez Larreta decidió mandar un mensaje directo en esa sintonía en el medio de uno de sus discursos más complicados en los últimos tiempos como consecuencia de su viaje a Buzios.

Desde hace tiempo que en el entorno del larretismo hay dos bandos marcados. Los “sí Horacio” y los que plantean ciertas disidencias con las formas en las que tiene que seguir adelante, llamémoslos los “No Horacio”.

Entre los que plantean que hay que hacer algunos cambios se destaca el vicejefe de Gobierno y ministro de Justicia y Seguridad, Diego Santilli. Junto a su círculo más chico, compuesto por el ministro de Gobierno, Bruno Screnci Silvia, y el vicepresidente primero de la Legislatura, Agustín Forchieri, de forma silenciosa siguen trabajando en el armado político de la candidatura presidencial del alcalde porteño. 

En cada recorrida que hacen empiezan a captar el mensaje de que el tiempo de los emisarios, salvo cuando el propio Santilli viaja, tiene que empezar a terminarse para que sea el propio Rodríguez Larreta el que tome la posta. Por ahora la preocupación mayor tiene que ver con la ex ministra de Seguridad y actual presidenta del PRO, Patricia Bullrich. “Nos tenemos que empezar a diferenciar porque sino nos va a copar el partido”, afirman desde ese sector.

La metáfora futbolística siempre está presente. En el pizarrón del alcalde porteño hay dos frentes que con sus respectivos núcleos duros (30% de los votos para cada fuerza) y en el centro hay un 40% para disputar. Ese núcleo duro es considerado la defensa, si está evita que los ataques del rival sean certeros. 

Mientras Rodríguez Larreta busca convencer al porcentaje de ese 40% que votó a Macri en 2015 y que en 2019 optó por Fernández, y que por ahora tal y como contó BigBang no se mueve, debido a que considera que ese núcleo duro estará con el que se del candidato de Juntos por el Cambio, Bullrich se centra ahí. “Le está perforando la defensa”, explicó otra fuente del armado de Rodríguez Larreta.

Un dato no menor: hoy el alcalde porteño salió con los tapones de punta ante la creación de una bicameral en el Congreso para investigar a jueces y fiscales. “Nuestra Constitución ya establece el sistema de frenos y contrapesos entre los poderes justamente para evitar que un poder político que deviene de mayorías circunstanciales pueda entrometerse en otro poder que debe ser independiente. Si permitimos que se busque condicionar a la Justicia, primero nos quedaremos sin república; y, luego, sin democracia”, tuiteó Rodríguez Larreta. ¿Señal de que necesita tirarle algún centro al núcleo duro de Juntos por el Cambio?

La relación con Bullrich es uno de los temas que más tiempo ocupa en la cabeza de los armadores de Rodríguez Larreta. El secretario de Ambiente y secretario general del PRO, Eduardo Macchiavelli, es la persona que el jefe de Gobierno designó para que se meta de lleno en la conformación del PRO a nivel nacional. En los respectivos viajes que realizó por el país encontró algunos inconvenientes. Por más que jamás lo diga, lo cierto es que presidenta del partido quiere mantener su juego propio y busca dinamitar algunos acuerdos.

“Hay muchos feudos provinciales que a Bullrich le convenle mantener y eso se nota”, expresan desde el seno del PRO en donde reconocen la habilidad de la ex ministra de Seguridad para hacer política. La potencial candidatura de ella en la Ciudad como diputada nacional es algo que Rodríguez Larreta busca evitar a toda costa. “Si saca más del 50% de los votos no la frenas más”, analizan en Uspallata.

Ahí es cuando nuevamente, en los sectores satelitales al jefe de Gobierno, empiezan a ver la necesidad de cortar de lleno esa carrera antes de que empiece. “Horacio se tiene que sentar y preguntar a ella qué quiere, dárselo, arreglar y terminar ya con este tema”, consideran.

Este sector, en el que están varios de los ex ministros y colaboradores de Macri con los cuales Rodríguez Larreta mantiene una gran relación, pregona por un modo combativo pero más inteligente. “Tenemos que entender que si el kirchenrismo tiene que salir por las noches a tirar ácido en las plazas de la Ciudad para decir “que mal que mantiene el espacio verde Larreta” lo van a hacer, y por eso cada tanto tenemos que devolverse alguna”, agregan.

Por ejemplo, en la disputa con por la coparticipación y la quita de fondos, el ministro de Hacienda y Finanzas de la Ciudad, Martín Mura, le quito los beneficios impositivos que tienen las Leliq y los pases bancarios para luego subir los puntos porcentuales que pagan de Ingresos Brutos.

La jugada del funcionario que está junto a Rodríguez Larreta desde hace más de 20 años hizo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el titular del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, tuvieran que ir a la Corte Suprema para que esa ley se retrotraiga debido a que atenta, según ellos consideran, contra algunos de los instrumentos financieros que utilizan para mantener estabilizado el precio del dólar.

“Hay que ir por ese camino. Si te pegan, devolverla y si se puede debajo de la línea de flotación”, agregan. Algo de eso sucedió con todo el escándalo del vacunatorio VIP. De repente el ministro de Salud y posible candidato, Fernán Quirós, fue el centro de las críticas del kirchenrismo duro.

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La respuesta a los reclamos por la supuesta privatización del operativo de vacunación por parte de la Ciudad llegó con un concepto: al Gobierno porteño le dan pocas vacunas para el sistema de salud que tiene en donde se tratan muchas personas (un tercio de todos casos de Covid que se tratan son de PBA) de otras jurisdicciones.