La provincia de Buenos Aires, como sucede en casi todos las elecciones desde el regreso de la democracia, volvió a tener una injerencia preponderante en el resultado de las elecciones. Es que el presidente electo Alberto Fernández sacó de allí los votos necesarios para imponerse. En los 135 municipios, los resultados, no obstante, fueron diferentes e incluyeron victorias tanto para el Frente de Todos como para Juntos por el Cambio.
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A eso hay que sumarle que a nivel provincial la gobernadora María Eugenia Vidal quedó derrotada por 14 puntos de diferencia con su ahora sucesor el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, con quien todavía no pudo comunicarse para iniciar la transición.
Es que ante la imposibilidad de hacerlo ayer, cerca de la una de la madrugada intercambiaron mensajes y quedaron en hablar cerca del mediodía para empezar a coordinar lo que será el paso de mando. “Vamos a esperar a ver a quién eligen como delegados para la transición para después ver con quien es mejor que se sienten a dialogar”, sostienen desde el vidalismo.
No todo fue tristeza para Vidal ya que logró retener no sólo casi la misma cantidad de votos que cosechó en las generales de 2015 (39%), sino que además contuvo a buena parte de los intendentes propios de Cambiemos. La Plata, Tres de Febrero, Lanús, Mar del Plata, Pinamar, Olavaria, Bahía Blanca y Vicente López se convirtieron en las principales victorias del armado bonaerense que perdió 14 municipios pero que ganó 7 que no se encontraban en su poder.
En cuanto a las derrotas dos fueron las más significativas; se trata de Morón y Luján, dos municipios en donde las gestiones de Ramiro Tagliaferro y de Oscar Luciani (que eligió como su sucesor a Fernando Casset) tenían altos índices de aprobación entre los vecinos de esas localidades.
La derrota más abultada, entra las intendencias que perdió el oficialismo, fue la de Berisso en donde el actual jefe comunal, Jorge Nedela, perdió por 30%.