Fue uno de los secretos mejores guardados por ella. Meses viviendo codo a codo con alguien por el que ya no sentía lo mismo. Aguantó durante la campaña, incluso estuvieron la semana pasada en asados juntos donde se saludaron cariñosos, aunque distantes. Pero finalmente trascendió la separación política más fuerte del año.
El fin de semana Vidal reunió a sus tres hijos (Camila, María José y Pedro), preocupada porque la noticia de la separación trascendiera en los medios, portales o redes sociales antes de que ella misma se los cuente. Se los confesó en soledad y ayer lunes, dio la orden de que la noticia trascendiera: estaba "oficialmente" separada de su compañero de vida de 20 años, el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro.
De la mano. En campaña, se apoyaron mutuamente durante el duro 2015.
Vidal es la niña mimada de Mauricio Macri. Es mucho más que la gobernadora bonaerense, es quien encarna sus más íntimos planes de continuidad en el poder: es para el Presidente quien debería continuar su presidencia, su legado. Así se lo dejó en claro a Mirtha Legrand a días de haber sido electo, cuando la definió como "el futuro del proyecto". Antes o después, hoy es su sucesora. Es la garante de su eventual alternancia .
Por eso, la novedad del bajón anímico que podría estar viviendo la gobernadora preocupa a la cúpula del poder macrista. Temen que durante el duelo tras el divorcio pierda su mirada racional y ejecutiva sobre algunas decisiones, presa del tremendo golpe emocional que recibió. Acaso la terapia la venga ayudando hace meses.
Para una mujer muy católica como ella, que apenas hace semanas dio notas en las revistas de espectáculos rodeada de su marido y sus hijos, bajo el manto de "una familia perfecta", la separación pueda significar un cimbronazo anímico muy profundo.
En las próximas semanas terminará de sellar su separación cuando su actual marido abandone la casa en Castelar donde viven. Ella se quedará sola con su hijos hasta junio, que terminan las obras en su nueva casa en una dependencia de la fuerza aérea en Morón.
Diciembre de 1998: el casamiento de Vidal y Tagliaferro, con una austera fiesta.
Ayer al mediodía, uno de los asesores de mayor confianza de Macri se lamentaba de la pésima noticia: “Ojalá que no se corra de su eje, porque aunque ella es una máquina de trabajar, un tema así te puede empañar algunas decisiones”, confió el secretario de Estado, muy cercano a Macri, en diálogo con BigBang. "Mariu está muy deprimida", agregó.
Ayer a la mañana, cuando BigBang publicó la primicia de su divorcio, el arco político macrista tembló con la novedad. Mucho lo sospechaban, otros lo sabían, pero apenas un puñado de amigos lo tenía confirmado. Nadie se animaba a preguntárselo; ella es la más reservada de todas las personas con poder del macrismo. No le abre el juego ni a sus asesores más cercanos a hablar de la intimidad.
Su divorcio era un rumor que circulaba hace semanas en algunos despachos de los funcionarios del gabinete provincial, sobre todo de aquellos que más conocen a ambos. Pero el equipo de comunicación de Vidal se encargó sistemáticamente de desmentirlo, hasta que ayer algunos de sus operadores, llamaron a algunos medios para “blanquear” el divorcio, tiempo después de que BigBang publicara la primIcia.
María Eugenia Vidal en el recinto del Parlamento bonaerense.
Pésima estrategia de prensa: negar lo que todos saben, simular que el problema no es real, hasta que la coyuntura obliga a llamar a medios amigos para “regalarle la primicia”.
Aquellos que participaron de la campaña política que llevó a Macri a la Presidencia y a Vidal a la gobernación saben que ella y Tagliaferro ya no estaban bien. Había poco diálogo, ella llegaba muy tarde a sus casa, tenía poco tiempo para compartir con sus hijos, y él, además, tenía diversas reuniones fuera de casa. Ella lo llamaba, desconfiada, para pedirle explicaciones. Lo que no lograron dos décadas de convivencia lo lograron seis meses de trabajo territorial de campaña.
Vidal llegó la política de la mano de Horacio Rodríguez Larreta, hoy jefe de Gobierno porteño, trovador de una obsesiva manera de gestionar. Está en todos los detalles, sigue de cerca cada decisión. María Eugenia es igual.
Ayer al mediodía el jefe de Gabinete, Marcos Peña, mantuvo un almuerzo en el que la separación de la gobernadora bonaerense fue uno de los temas más importantes. Lo mismo ocurrió en las mesas de aquellos macristas -intendentes, funcionarios- que almorzaron en el conurbano bonaerense. Y en el país.
El divorcio de Vidal fue el tema del día y lo será durante toda la semana.