El voto joven, en donde se comprende a1.050.000 chicos y chicas de entre 16 y 18 años que votan por primera vez, es una de las franjas en donde todos los partidos políticos buscan tener un poco de injerencia. Aproximadamente se calcula que son cerca de 10 millones de personas menores de 30 las que están habilitadas para votar este domingo.
Sin embargo en todos los frentes políticos llegan a conclusiones similares: la dificultad de hablar en un mensaje que entiendan. Las expresiones mayoritarias de la política no están encontrando la forma, el canal y las palabras, para comunicarse con ellos. Y lo saben. “Le están hablando a un electorado que no conocen, en un lenguaje que ellos no usan, y tampoco hay personas con las que se identifiquen en las listas”, sostuvo uno de los encargados de la estrategia comunicacional de la campaña del Frente de Todos después de los “garche”, “porro” y demás expresiones.
Las plataformas que están vistas sobre todo son Twitch y TikTok. Ahí es donde los políticos quieren incurrir. En el PRO, el anterior número dos de Marcos Peña en la jefatura de Gabinete, Rosendro Grobocopatel, se puso a armar el canal de Twitch del espacio en donde invita a los candidatos a jugar a la play y mostrarse de otra forma. Es el primer acercamiento real de la política tradicional a esa red social en donde se vio obligado hasta el conductor Marcelo Tinelli de tener alguna presencia.
Es que, tal y como sucede con la política, la televisión quedó inmersa en el mismo debate. ¿Qué hacemos?¿Seguimos haciendo contenido para las personas que consumen ese medio, que cada vez son menos, o se vira para buscar seducir a los que no nos consumen? Esa cuestión que recorre canales de televisión de todo el país, como también de otras regiones, empieza a tener su correlato dentro de la política.
En TikTok en plena campaña, y en ese mismo espacio, la exgobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, se creó su cuenta por sugerencia de sus asesores. El primer impacto vino dentro de su casa. Sus hijos no podían creer que su madre estuviera ahí y la empezaron a asesorar. Aun cuando viene de una familia politizada, los hijos de Vidal se sorprendían por la penetración que tiene el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en TikTok.
En 2019, casi al final del año, sus dos principales asesores discursivos y de comunicación, le recomendaron que empiece a incursionar en esa red porque iba a tener una clara incidencia de cara a lo que venía. En las recorridas que hizo en la campaña hasta él se sorprendió por los comentarios que recibía de chicos más jóvenes que lo seguían en esa red social, que también tiene sus códigos que la política todavía no se anima a romper.
En esa misma campaña, Ofelia Fernández sorprendió con su discurso en el Frente de Todos. La legisladora porteña fue una de las caras que cambió el estilo del debate, pero una serie de cuestiones vinculadas a su labor parlamentaria, su falta de experiencia, y los cruces entre su espacio, Patria Grande, en el oficialismo hicieron que tenga un plano diferente en estos comicios.
Una de las claves de los streamears, y motivo por el cual son reacios, según explican, a virar a los medios tradicionales es la libertad que tienen para expresar sus ideas. En el momento que alguno de ellos genera la impresión, o la transmite, de que está condicionado para decir tal o cual cosa empieza a perder su base de seguidores.
“Viendo cómo quieren seducir los políticos al voto joven, se entiende por qué necesitan los políticos seducir al voto joven”, sostuvo el director de la Consultora Synopsis, Lucas Romero. La frase resume la paradoja en la que se encuentra la mayoría de los políticos argentinos: un núcleo de votantes necesarios, al cual no saben, no pueden abordar.
De ahí que lo que suceda con algunos de los candidatos será motivo de análisis. Los economistas Javier Milei y Ricardo López Murphy son los primeros que aparecen ahí. Milei hace tiempo que es un heavy user de redes sociales, quienes lo analizan sostienen que logró como nadie unificar criterios económicos complejos en un lenguaje simple que interpela a los jóvenes. Algo parecido hacen algunos de los que acompañan a López Murphy en la lista, como Gustavo Lazzari y Franco Rinaldi.
La agenda del votante joven es otra. El foco está puesto más en las oportunidades laborales, de crecimiento, de educación, y no en cuestiones que consideran que quedaron atrás en la discusión.
Entre los fundamentos para incorporar a los jóvenes, el proyecto inicial de voto para mayores de 16 citó la doctrina de Protección Integral de los Derechos de los Niños y añadió: “Desde esta perspectiva, se reconoce el papel futuro, las responsabilidades, la participación de los jóvenes en la sociedad, y su función activa. Ya no se los considera como meros objetos de socialización y control”.
Los chicos y chicas de 16 y 17 años representan un 2,5% del total del padrón, de acuerdo con los datos de la Cámara Nacional Electoral. Su participación efectiva en los últimos años es menor a la de la población general. En las elecciones generales de 2019, el 81% de las personas incluidas en el padrón electoral fueron a votar pero solo el 63% de los jóvenes de 16 y 17 años eligieron a sus representantes, según un análisis realizado por la Dirección Nacional Electoral, que depende del Ministerio del Interior de la Nación.
El mismo informe identifica que la participación es mayor en las elecciones presidenciales que en las legislativas, algo que también se repite en la población general. De acuerdo con la Constitución nacional, el voto es “universal, igual, secreto y obligatorio”.
El voto es obligatorio para las personas de 16 y 17 años como para los mayores de 18, pero a diferencia de estos últimos, para el caso de los más jóvenes la ley no sanciona a quienes no participen de la elección.