El Gobierno le pidió hoy al presidente de YPF, Miguel Galuccio, que renuncie a su cargo en la petrolera a partir de abril, “debido a cambios en la estructura” de la compañía que el oficialismo tiene previstos para el mes próximo.
Según confirmaron fuentes de la Casa Rosada, hoy se le pidió a Galuccio -quien está en el cargo de la compañía desde el año 2012- “que se vaya en abril para que sea una transición ordenada”.
Miguel Galuccio está en su cargo desde el año 2012.
El CEO de la compañía, quien había llegado tras la estatización del 51% de las acciones que tenía la española Repsol, renunciaría en la próxima asamblea de directivos, a realizarse el 30 de abril.
Para que la decisión de Galuccio quede firme, de acuerdo con el estatuto de la empresa, el directorio y, en particular, la asamblea de accionistas, debería convalidar su decisión.
El polémico acuerdo con Chevron, en 2013.
Galuccio intentó hasta último momento continuar en la conducción de YPF. De hecho, desde su llegada se encargó de tejer lazos con todo el arco político, incluido el macrismo.
El ejecutivo había cultivado una relación cercana con Mauricio Macri cuando era jefe de Gobierno porteño, pero el vínculo se había enfriado en el último tiempo.
Junto a Scioli en Vaca Muerta.
Según La Nación, en el Gobierno estaban divididas las aguas con respecto a la continuidad del ejecutivo. Por un lado se encontraba el denominado bando “eficientista”, encabezado entre otros por Gustavo Lopetegui, ex jefe de la aerolínea LAN en el país, que apoyaba su continuidad.
Del otro lado estaba el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, quien sostiene desde hace tiempo que, si fuese por su criterio, Galuccio debería abandonar la compañía.
El CEO de la compañía, junto a la ex presidenta.
Hasta la semana pasada, el presidente de YPF aceptaba la idea de dejar la presidencia, pero se mantendría como CEO, es decir, en el rol de gerente general.
Vale recordar que, desde su estatización, YPF elevó el endeudamiento de unos US$ 2000 millones hasta los US$ 7000 millones, según números estimados. Además, debe afrontar intereses por US$ 800 millones anuales, aunque descuenta una parte importante por impuestos.