19 Diciembre de 2022 10:15
La locura de los fanáticos y fanáticas de la Selección Nacional no conoce límites. Al menos eso se pudo ver en las postales que retrataron a los 1.400.000 de argentinos que se acercaron hasta el Obelisco porteño para celebrar que la Scaloneta se quedó con la Copa del Mundo en Qatar 2022.
Allí, como si fueran gatos que les gusta subir a lo más alto, la hinchada se trepó a cada semáforo que pudo, miles escalaron las plataformas del metrobús y hasta hubo locos que hicieron cosas más arriesgadas, como subirse -sí, no es broma- a la punta del Obelisco
Y si bien la solidaridad es un valor muy ligado a la cultura argentina, esa que se hizo entre criollos y europeos expulsados que bajaban de los barcos y encontraban un hogar en estas tierras, la escena de ayer también tuvo exponentes que niegan de esa tradición de hacer "gauchadas", y en cambio siempre llevan agua para su propio molino.
Es que mientras como se ve en un video ya muy popular, muchos hinchas apelaban a esfuerzos colectivos para subir a otros sin importar el esfuerzo, según pudo comprobar BigBang, también estaban quienes tenían una tarima para subir sin esfuerzo, aunque para acceder a ella cobraban la módica suma de 500 pesos.
También, aprovechando la enorme cantidad de gente en la calle, en la intersección de Av. Belgrano y Av. 9 de Julio, se improvisaron unos baños químicos que no pasaban ningún tipo de control sanitario, ya que estaban compuestos por dos carpas azules y unos tachos de pintura de 20 litros dentro, en los que los usuarios debían orinar. Cada vez que eran utilizados entraba una persona -un niño- con un desodorante de ambiente para volver a dejarlos en "condiciones".Los precios de los kioscos de las cercanías también tuvieron un fuerte salto que dejó atrás la inflación de 3,9 por ciento que celebró el ministro de Economía, Sergio Massa, el viernes pasado. Cosas que solían estar en 350 pesos, podían verse a 500 enseguida. La ley de oferta y demanda hizo de las suyas y algunos comerciantes se aprovecharon de eso.
Aunque no todo lo que llamó la atención en los festejos fueron las "avivadas" de una minoría. Las locuras más exageradas también se pudieron ver en la avenida más ancha del mundo, esas que no miden la gravedad de sus actos.El ejemplo perfecto son los hinchas que se subieron a las cuatro ventanas que se ven en la punta del monumento más emblemático de la cultura argentina: el Obelisco. El riesgo que corrieron estos muchachos para demostrar su amor por la Scaloneta fue muchísimo, pero eso no les importó.
Cada señora de tercera edad que apareció se ganó que le canten el hit "Abuela lala lala la", cada semáforo se camufló de hincha y cada brindis se multiplicó por 10, como así las botellas y residuos que quedaron desparramados por toda la calle.
Fueron 36 años sin esta alegría hermosa de ganar un mundial, que muchas generaciones sólo pudieron conocer por la película de Héroes, film oficial de México 1986. Ayer se celebró que todos los argentinos y argentinas vivas vieron campeones a su selección, algo que costó tanto, pero tanto, que sacó lo mejor y lo peor de cada uno.