¿Cuál es el sentido de juntarnos a comer y a beber para celebrar la navidad o el comienzo de un nuevo año? ¿Porqué nos alimentamos más allá de los limites? Estas y otras preguntas son respondidas por el Licenciado en Psicología Guillermo Kessel.
Las fiestas y los excesos alimenticios son una constante.
EL RITUAL EN TORNO A LA COMIDA
Los eventos en torno al alimento estan muy enraizados en nuestra cultura, lo venimos haciendo de generación en generación por los siglos de los siglos, desde que el hombre descubrió el fuego y comenzó a cocinar lo que cazaba, surgieron las primeras reuniones entorno a la hoguera con un sentido social de fortalecer los vínculos entre esas primeras comunidades primitivas pero también de una forma espiritual y religiosa.
Se han hecho descubrimientos arqueológicos en donde se encontraron gran cantidad de restos de animales así como también utensilios para cocinarlos y en donde la conclusión de los arqueólogos es que se trato de un banquete.
El banquete de platón, una referencia culinaria obligada,
La historia esta llena de hechos transcendentales para la humanidad que tienen como punto de encuentro una gran comilona, desde el Banquete de Plantón a la Última de cena de Jesucristo, todos ocurrieron en torno a una comida.
En “El Banquete” se trata de un simposio, reuniones que organizaban los ciudadanos griegos para abordar algún tema en particular (la versión moderna serían los congresos aunque no se realizaban en hoteles 5 estrellas obviamente). En el caso del texto de Platón, los comensales hablan sobre el Amor, sobre eros y afrodita, entre los asistentes a ese banquete el más destacado, obviamente es Socrates. Se trata de un texto trascendental para la cultura occidental con múltiples interpretaciones no solo desde la filosofía sino también desde el psicoanálisis tal es así que el gran psicoanalista francés Jaques Lacan le dedica todo un seminario.
La última cena, un hecho histórico en torno a una comida.
Y qué decir de esa ultima cena de Jesús de Nazaret, en donde se sucede todo, se establece el sacramento de la Eucaristia, anuncia que uno de los apostoles lo va a traicionar y que otro lo va a negar, le lava los pies a los apostoles, entre otros hechos de enorme importancia para gran parte de la humanidad, que también tuvieron su epicentro en torno a una cena, aunque en este caso, hay que decirlo, sabemos que comieron pan y tomaron vino pero no sabemos si lo hicieron en exceso.
Lo que queda claro es que juntarse a celebrar algo siempre esta ligado a la abundancia de comida y de bebida, incluso los sectores más humildes de nuestra sociedad, hacen grandes esfuerzos para celebrar acontecimientos importantes juntándose a comer, no se trata de algo privativo de las clases altas, si no de un fenómeno que las atraviesa a todas.
Freud y su acertado análisis en torno a los banquetes.
Seguramente el exceso de comida y principalmente el de alcohol se deba como dijo Freud, a un intento de recurrir a una sustancia embriagante que nos embote los sentidos y nos haga más tolerable soportar las limitaciones y restricciones que nos impone la Cultura.
LA DECADENCIA DEL BANQUETE Y DESPUÉS
En estas épocas posmodernas, más de una vez se escucha a la gente quejarse o criticar de tal o cual, que ha gastado un dineral en comida y bebida para festejar algo y se suele prescribir que mejor es gastarlo en uno mismo.
No puedo estar más que en contra de esa postura egocéntrica y materialista en donde el goce es solo individual y a través de la compra de un objeto de consumo. Quizás el acento en cambio debería recaer en a quién se agasaja dando un banquete, con quién uno se reúne a comer y beber, elegir a los comensales libre de imposiciones o mandatos y más ligado al deseo de cada uno de pasar un rato agradable en buena compañía, ya que quizás no exista nada que haga lazo, fortalezca los vínculos y una más un grupo de amigos o una familia, que sentarse a comer y a beber.
La importancia de una buena cena con amigos.
En cuanto a los excesos, eso va en el la elección de cada uno, pero esta claro que el sentido de los festejos es un poco, aunque sea un poco, trasgredir los limites habituales y olvidarse, un rato al menos, de otros malestares. ( esto no significa ponerse en riesgo o poner en riesgo a los otros claro esta, ser adulto en parte, implica poder discernir los limites incluso de los excesos, aunque parezca una contradicción).
Así que ahora cuando vivimos los agasajos de navidad y año nuevo tratemos de disfrutar sin culpas de un buen banquete que agasaje a quienes más queramos y si bien nuestros invitados no tendrán la trascendencia para la humanidad de los que concurrieron a la última cena o al Banquete de Platón, la tendrán para nosotros y seguramente para cada uno de ellos y podremos olvidarnos de nuestro problemas como decíamos recién, al menos por un rato y hacer que sea una noche diferente a las demás y por lo tanto, más difícil de olvidar.
Guillermo Kessel - Licenciado en Psicología por Universidad Nacional de La Plata.