Este plato lo probé en Mar del Plata. Los hacía todos los domingos Aurora, la abuela de un amigo que tenía allá.
Me comía hasta dieciséis ñoquis yo solito, siempre misma preparación, una nuez de manteca, crema de leche, mucho queso rallado y bien gratinados.
Lo que lleva:
(para unas treinta unidades de unos 6 cm de diámetro y 1,5 cm de altura).
750 gr de sémola 2,25 litros de leche 30 gr de sal gruesa 2 huevos 2 yemas 100 gr manteca 250 gr de queso rallado (finito, para el relleno) 100 gr de queso rallado (grueso, para gratinar) 500 cm3 de crema de leche Nuez moscada y pimienta, c/n
¿Cómo se hace?
Al principio es medio complicado, pero una vez que lo hacés seguido ya sale perfectamente. En una cacerola hay que poner la leche a hervir con la sal y la manteca. Una vez que rompe en hervor, sacar del fuego y agregar la nuez moscada. Volcar la sémola de una, revolver
con cuchara de madera y bien por los bordes, cocinar por dos minutos en el fuego directo. Vas a apreciar que se forma una masa homogénea que se va separando de las paredes.
Una vez que lograste esto, ya tenés el partido ganado.
Agregás los huevos, las yemas, el queso rallado (el finito) y condimentás. Seguís mezclando bien y lo tirás en una mesada con un poco de aceite y dejás que enfríe un poco.
Luego, estirás con un palote, del espesor que quieras. Y cortás con un cortante, con los sobrantes de la masa volvés a unir y a repetir el mismo proceso para aprovechar toda la masa.
Finalmente, disponés una placa con base de aceite, colocás una nuez de manteca, una cucharada de crema y lo llenás del queso rallado grueso. Horno, lo más caliente que puedas para que gratine y listo, a comer.