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A 12 años de la muerte de Fernando Peña, sus mejores personajes para recordarlo con humor

El humorista radial a lo largo de su vida hizo más de 20 personajes, llamados por él mismo como sus "criaturas".

17 Junio de 2021 09:06
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El 17 de junio de 2009, el gran actor y animador radial Fernando Peña, murió a causa de un cáncer. Con su partida, se llevó junto a él a sus más de 20 personajes, los cuales eran amados por el público y habían sido creados en diferentes etapas de su vida.

A 12 años de su fallecimiento, no se puede hacer menos que recordar algunos de esos entrañables personajes, a los que él mismo llamó "criaturas", y a los que muchos hasta el día de hoy no dejan de extrañar por su capacidad para caricaturizar distintos estereotipos de la realidad. 

Su estilo marcó a la radio FM para siempre, no solo porque supo entretener programas ajenos como el de la “Negra” Vernaci en Rock & Pop o algunos suyos en soledad como en La Metro, sino porque además Peña también llevó su verborragia a diversos espectáculos teatrales y a varios personajes en televisión, donde una vez más, se ganó el corazón del público.

Rafael Orestes Porelorti

Orestes Porelorti fue una de las criaturas más desopilantes a las que Fernando Peña le dio vida tanto en su etapa junto a Lalo Mir en Animal de Radio (Rock and Pop) como en su programa El Parquímetro (Radio Metro). Este personaje parodiaba a la clase dirigente argentina de los 90' y también del 2000.

De hecho, se trataba de un diputado y senador oficialista que se comunicaba con el programa radial a través de un celular, respondiendo las preguntas con frases como "me alegra que me formule esa pregunta, señor periodista" o "hay una suerte de confusión, señor periodista". También confundía el nombre de los conductores del programa y se enojaba con ellos al aire cuando le hacían preguntas vinculadas con la corrupción.

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Milagros López

Antes de que se convirtiera en una figura de los medios, Peña trabajaba como comisario de a bordo en la línea aérea Eastern Airlines, donde se divertía dándole la bienvenida y las indicaciones a los pasajeros a través del sistema de altavoz de los aviones con la voz de "Milagritos", una simpática azafata cubana que hacía reír a todos los que la escuchaban. De casualidad, Lalo Mir viajaba en uno de esos vuelos hacia Chile y quiso ir a conocerla, pero se llevó una inesperada sorpresa: Milagros en realidad era un tipo pelado, de más de un metro ochenta que fingía la voz de la caribeña.

Lalo se quedó tan sorprendido que lo llevó a trabajar en "Rock & Pop" entre 1996 y 1998, y así fue como Peña llegó a la radio, por supuestio, con la exquisita compañía de Milagros López.

Martín Revoira Lynch

Revoira Lynch era un empresario, terrateniente y rugbier de San Isidro, que vivía en Pilar junto con su esposa Pilar. Con este personaje, Peña se burlaba del estrato social al que él mismo pertenecía.

Revoira Lynch hablaba velozmente y como si tuviera una papa en la boca por lo que, por momentos, resultaba muy difícil entender lo que decía; también utilizaba reiteradamente palabras como “boló”, “tipo”, “o sea”, “man”. Dentro del programa El Parquímetro, Revoira Lynch tenía su propio segmento llamado "Gente como uno", donde explicaba qué cosas son "de gente bien" y que no.

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Roberto María Flores

Flores era rosarino, y su familia estaba compuesta por su mamá, Ramona, su hermano Rodolfo (fue interpretado por Diego Ramos) y su hermana Romina. Su voz era gangosa pero según decía el personaje, hablaba así porque era de rosario.

De profesión era peluquero y se describía como el típico puto “loca” que odiaba que lo tratara en femenino. Además, estaba en pareja con Mauricio, y pedía que le tuvieran lástima porque estaba enfermo de SIDA.

Mario Modesto Sabino

Entre los personajes más recordados del programa El Parquímetro, no se puede dejar de mencionar a "Sabino", un taxista de 70 años, viudo, que amaba a los enanos de jardín y hablaba con una voz rasposa combinada con acento italiano. Al expresarse era muy conservador, y siempre recordaba un pasado que, según él, había sido mejor. 

Por ser taxista, odiaba que le dijeran tachero, porque según él, “tachero es el que patea los tachos”. Aunque su esposa había muerto, hablaba con ella como si estuviera viva, y juntos tuvieron dos hijos: Nelly y Carmelo.