Lo que prometía ser una noche de fiesta, folklore y alegría terminó transformándose en un verdadero escándalo con ribetes trágicos. Ángela Leiva, una de las voces más potentes y queridas de la música popular argentina, fue el centro de una inesperada tormenta... y no solo en sentido metafórico. El pasado 1 de marzo, durante los carnavales bolivianos, su show en Tarija quedó envuelto en un combo explosivo de tormenta eléctrica, fallas de producción, acusaciones cruzadas y hasta una denuncia de encubrimiento. "Quisieron volcar toda responsabilidad sobre mi, manchando mi nombre y mi reputación diciendo hasta que soy una ESTAFADORA", advirtió.

La artista, lejos de quedarse callada, se despachó con un furioso descargo en su cuenta de Instagram, donde detalló minuto a minuto lo que -según ella- realmente ocurrió esa noche en el evento "Vendimia Chapaca", en el municipio de Uriondo. El posteo arrancaba con una placa negra que rezaba "Comunicado importante", como si presagiara que lo que venía no era un simple enojo... sino una bomba.
Según relató, desde la prueba de sonido ya se habían encendido las alarmas: "Mi equipo notó que no se habían cumplido con ciertos requisitos. No había camarín", escribió. Y eso era apenas el principio. La producción, a cargo de Laura Vaca y autoridades locales, entregó el escenario tarde, con apenas minutos para armar el show. ¿El problema? A eso de las 2 de la mañana, mientras su staff intentaba salvar los equipos, se desató una feroz tormenta.
Lluvia torrencial, techo de lona, paredes de tela... y el caos. "El escenario colapsó, se mojó todo el equipo técnico, los instrumentos, fue imposible hacer arrancar nada con electricidad", detalló Leiva. "Llovió tanto que colapso todo el escenario, que dicho sea de paso, tenía techo de lona y paredes de tela, o sea se nos mojó todo el equipo técnico y los instrumentos. Por ende fue imposible hacer arrancar todo con electricidad, ya que el escenario no cumplía con el standard de producción necesarios..:", siguió.
Y subió la apuesta: "Nos querían obligar a hacer el show igual, con mi staff empapado y riesgo eléctrico inminente. Obviamente, no lo permití. Había vidas en juego". Lejos de desaparecer del predio, la cantante explicó que permaneció en el lugar hasta las 2:40 am, cumpliendo con lo pactado. Pero la bomba estalló al día siguiente, cuando los organizadores -según ella- la acusaron en conferencia de prensa de "estafadora" y de haber abandonado el evento por voluntad propia.
Fue entonces que, furiosa, manifestó: "Mancharon mi nombre y mi reputación", disparó. Y entonces, el giro de guion que dejó a todos helados: "Esto se hizo viral con el claro objetivo de desviar la atención, ya que habría habido una muerte esa noche por una descarga eléctrica a metros del escenario. Me enteré días después". La artista dejó claro que no piensa permitir que su nombre se utilice como cortina de humo ante semejante tragedia. "El tema está en manos de mis abogados", aseguró, tajante.
Pese a todo, el cierre del mensaje fue con un dejo de calidez: "Gracias a mi público boliviano por el cariño de siempre", escribió, acompañando sus palabras con un corazón rojo y la bandera del país vecino. La Vendimia Chapaca terminó sin música, pero con un fuerte estruendo mediático. Una noche en la que el espectáculo se suspendió, pero el drama, lamentablemente, fue inevitable. Y ahora, con abogados de por medio y una denuncia que incluye la sospecha de encubrimiento, el caso promete seguir dando que hablar. Porque a veces, cuando cae la tormenta, lo que queda al descubierto no son solo cables mojados... sino verdades incómodas.