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Aniversario real: la advertencia que le hicieron a Kate y la condición que la Corona le puso a William

Se cumplen nueve años del desembarco de Kate Middleton a la Familia Real inglesa. La trama oculta que nadie contó.

10 Mayo de 2020 13:07
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Corrían los primeros días de abril de 2007. Kate Middleton y el príncipe William llevaban cuatro años de noviazgo. Se habían conocido en el 2002, cuando coincidieron en la Universidad de Saint Andrews y tardaron un año en formalizar su relación, puertas adentro. Las primeras fotos de la pareja llegaron recién en 2004. Todo cambió un año después, cuando ambos se recibieron y no pudieron disfrutar de la intimidad que les ofrecía la Universidad.

Mientras los medios de Inglaterra esperaban con ansias el anuncio del compromiso real, el príncipe William tomó una decisión que desconcertó incluso a la Reina: tras recibir su diploma, se sumó en octubre de 2005 a las filas del ejército británico en Westbury. El entrenamiento era de sólo seis meses, por lo que la prensa seguía especulando con la inminente boda real.

Con William en el ejército, Kate se instaló en Londres. Se veían los fines de semana y la relación comenzó a enfriarse. “Con el tiempo, él dejó de verla. Le decía que no podía salir por su entrenamiento, pero a Kate le llegaban fotos de William de fiesta en boliches”, confiaron amigos de la pareja.

Mientras tanto, los medios comenzaron a asediar a Kate, que se había instalado en un lujoso departamento londinense que le regalaron sus padres. Con 24 años, se convirtió en una de las mujeres más fotografiadas del mundo y el acoso de los medios preocupaba a la Familia Real. “Como no era un miembro oficial, no podían hacer nada: ni siquiera ponerle protección”.

Kate odiaba el apodo de 'WaityKatie'. Los medios planteaban que lo único que hacía con su vida era esperar el compromiso con William"

Los medios la criticaban por no tener un trabajo. La apodaron “Waity Katie” -Katie, la que espera-. “Ella odiaba ese apodo. Los medios planteaban que lo único que hacía con su vida era esperar el compromiso con William, pero no tenían en cuenta que como 'novia real' tenía muchas limitaciones. Estaba en el límite: no era miembro de la Familia Real, pero tampoco podía hacer lo que quisiera”.

Fue por ese entonces que Carole Middleton decidió tener una charla con su hija. Preocupada por la invasión de los medios en su vida privada y la constante negativa del heredero al trono de pedirle matrimonio, la empresaria le advirtió a su hija que "el juego" de William era muy peligroso. "Mientras que Kate estaba segura de que William le iba a pedir casamiento, Carole temía lo que podría pasarle a su hija en caso de que el romance se rompiera antes de dar el 'sí'", advierte Kati Nicholl, biógrafa de Middleton en su libro Kate, la futura reina.

"Carole recibió a William con los brazos abiertos, pero con el correr de los años le molestaba que mantuviera a su hija en un 'limbo'. Sentía que lo correcto era que le propusiera matrimonio y que no lo postergara más".

"¡Esto no va a funcionar!": el día que William dejó a Kate por teléfono

Mientras que la relación con William se enfriaba, Kate decidió tomar el toro por las astas y aceptó un trabajo como compradora de accesorios para el minorista británico Jigsaw. “La relación venía de mal en peor. De hecho, William la dejó por teléfono y ella estaba trabajando cuando recibió esa llamada. Pocos lo veían venir, menos ella”.

Quien sí intuía que esto podía suceder era Carole. De hecho, de acuerdo al biógrafo familiar, la noticia no le impactó. "Ella siempre tuvo miedo de que William se cansara y la dejara en una suerte de limbo social. Había sido la novia del futuro rey de Inglaterra, ¿quién se animaría a formalizar una relación con ella después de eso?".

El mundo entero esperaba que se casaran, pero él no estaba tan seguro de querer hacerlo"

Según Nichol, William no estaba seguro de querer seguir con el noviazgo y se sentía presionado tanto por la prensa, como por su propia familia. “El mundo entero esperaba que se casaran, pero él no estaba tan seguro de querer hacerlo. Le gustaban otras chicas, quería divertirse”.

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Fue entonces cuando, agobiado por la presión, el hijo de Lady Di levantó el teléfono y dio por terminada la relación. “No puedo seguir adelante con esto, sencillamente no va a funcionar. No es justo para vos”, fueron las palabras con las de WilliamKate, del otro lado del teléfono, no podía entender lo que acababa de escuchar. Después de todo, llevaba meses preparando su casamiento.

William se sentía sofocado por la relación. Era joven, tenía ganas de experimentar otras cosas. Todo el mundo esperaba que se casara y sentara cabeza, pero él tenía otras intenciones”, advirtieron amigos de la pareja. “Kate, por su parte, estaba preparando el casamiento. Para ella no era una cuestión si le iba a proponer casamiento, sino cuándo. Por eso la separación fue durísima”.

En efecto, la actual duquesa confesó el malestar que sintió tras la ruptura durante la primera entrevista que dieron como pareja el día que anunciaron su compromiso oficial. Fue en noviembre de 2010. “En ese momento no fue algo que me hiciera feliz, pero creo que con el tiempo me hizo una persona más fuerte. Me permitió conocer cosas mías que no veía. Cuando sos chico, una relación puede consumirte mucho. Así que creo que me hizo bien, aunque en ese momento no lo veía de esta manera”.

William también habló al respecto. “Éramos chicos, acabábamos de salir de la universidad y estábamos encontrándonos como personas. Estábamos creciendo, necesitábamos un poco de tiempo y creo que en retrospectiva nos hizo muy bien”.

La separación fue un golpe duro para Kate. “Estuvo muy mal, pero por el otro lado entendió un poco el juego de William. Empezó a mostrarse en todos lados, salía todas las noches con amigos. Le mandaba un mensaje claro: 'Mirá lo que te estás perdiendo'”, señalan amigos de la pareja. Y, en efecto, William seguía atento todos los movimientos de su ex.

Ese fue, de acuerdo al entorno de Kate, un consejo de su madre. Según la biografía de la futura reina, la joven se instaló en la mansión de sus padres después de la ruptura. "No quería que nadie la viera llorar y se quedó con ellos en las afueras de Londres. No comió, ni se levantó de la cama durante días. Carole estuvo a su lado en todo momento y le dejó en claro que quien 'perdía' con esta separación era William, no ella".

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"Carole fue directa. Le dijo que se tenía que levantar de la cama y volver a hacer su vida. En ese momento, no apostaba a una reconciliación con William; sólo quería que su hija pudiera recuperar su vida lo más rápido posible". Pero el "volver al ruedo" no hizo más que llamar la atención del príncipe. “Kate fue una estratega y la clave principal de su reconciliación con William tuvo mucho que ver con el hecho de que jamás habló con los medios. Tampoco le permitió a su entorno que revelaran detalles de su relación con William. Sabía que si comenzaban a filtrarse intimidades sería imposible la reconciliación”.

Por ese entonces, William y Harry organizaban un concierto en homenaje a su madre. Se cumplían diez años de la muerte de la princesa Diana y los príncipes organizaron un show a beneficio en el estadio de Wembley. Ese primero de julio de 2007, la imagen de Kate junto a su hermano y amigos no pasó inadvertida. Si bien no compartió el palco con su ex novio, la prensa coincidió en que su presencia era una confirmación del acercamiento de la pareja.

La advertencia de la Reina y el príncipe Philip a William: "No juegues con Kate si no pensás casarte con ella"

¿Cuánto tuvo que ver la Reina y el príncipe Philip en la reconciliación? Mucho. “Cuando William y Kate empezaron a verse de nuevo, la Reina lo sentó y le habló con claridad. 'Si no querés que termine como tu mamá, vas a tener que casarte y comprometerte con la relación. Si no querés hacerlo, no vuelvas con ella. La vas a lastimar'”

“Después de la muerte de Diana, la Reina le dejó en claro a la familia real que quería que sus nietos se casaran por amor. Había aprendido de la experiencia con Carlos y no quería que ellos también se vieran atrapados en un matrimonio que los hiciera infelices. Por eso, cuando William se reconcilió con Kate, ella fue muy clara”. Lo mismo hizo su marido, el príncipe Philip. “No juegues con ella si no pensás en casarte”.

Similar fue el consejo que le dio Carole a su hija. Cuando todo hacía indicar que William pediría la mano de su hija, la empresaria le advirtió: "Tené mucho cuidado y pensalo bien. Es una decisión que va a cambiar tu vida para siempre y no hay vuelta atrás. ¿Qué te garantiza que él no se arrepienta durante el matrimonio si ya lo hizo cuando estaban de novios?".

La reconciliación llegó justo antes de que Kate participara en una carrera de remo por el río Támesis. Era para caridad y los medios no paraban de sacarle fotos durante los entrenamientos. Emma Sayle, una de las mejores amigas de Kate y la madrina del príncipe George, confirmó en una entrevista a Vanity Fair que ese fue el momento en el que decidieron volver a darle una oportunidad a su relación.

“Durante la separación, Kate estuvo en contacto todo el tiempo con William. Él estaba muy orgulloso de que ella participara de la carrera y planeaban encontrarse en la línea de llegada, pero no querían que la prensa los vieron. Así que, por cuestiones de seguridad, Kate se retiró de la carrera y se encontraron en secreto. En ese momento decidieron que era una tontería estar separados porque se amaban”.

El pacto secreto de William y Kate antes de casarse

En agosto del 2007, la reconciliación era un hecho. William y Kate hicieron un viaje secreto a las islas Seychelles y fue en ese momento en el que hicieron un pacto: se iban a casar, pero todavía no pondrían fecha. “Era importante para Kate saber que el compromiso era real. Para William era sacarse un peso de encima, no querían que los medios los siguieran presionando con el tema”.

De a poco, la pareja volvió a mostrarse en público. Kate volvió a participar de eventos oficiales, fue recibida por la reina y recibió una custodia adicional que fue costeada por el príncipe Carlos. Finalmente, el 16 de noviembre de 2010 la pareja anunció su compromiso en el palacio de Buckingham.