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ATAV y la historia del guión original que no salió al aire: el “no” de Adrián Suar a "la del barco"

Se conocieron nuevos detalles del proceso de creación de la novela del momento.

08 Septiembre de 2019 14:20
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Corría el año 2015. Leandro Calderone y Carolina Aguirre trabajaban en un fastuoso proyecto que, por ese entonces, ni siquiera tenía título. "Le decíamos 'la del barco'", reconoce la guionista de la ficción que hoy no sólo tiene título, sino que se convirtió en la más vista del país: Argentina, tierra de amor y venganza. Por ese entonces, el libro llegó a las manos de Adrián Suar. "Estaba fascinado y quería producirla", recuerda Carolina, en diálogo con el ciclo radial de Moskita Muerta y Nilda Sarli. Pero hubo un motivo que hizo que el "Chueco" diera de baja el proyecto: "Era muy cara para ese entonces".

El proyecto estuvo en carpeta unos cuantos años y las historias protagónicas no eran las que hoy se muestran en pantalla. En efecto, fue una exigencia de Eugenia "la China" Suárez la que obligó a los guionistas a barajar de nuevo a pocos meses de la salida al aire. Tal como contó en su momento BigBang, la ex Casi Ángeles quería participar de la mega ficción, pero se negaba a ser la pareja romántica de Benjamín Vicuña. Lo que quería era interpretar a Raquel, la polaca que llega engañada a la Argentina y que es obligada a prostituirse en un burdel dirigido por Fernán Mirás (Samuel Trauman).

De no haber sido por la actriz que hoy le pone el cuerpo al personaje de RaquelDelfina Chaves y el catalán Albert Baró nunca hubieran formado parte del elenco. ¿El motivo? La historia de amor entre Lucía (Delfina Chaves) y Bruno (Albert Baró) fue un “rebusque” de los guionistas para poder cumplir con el pedido de la “China” y tener su nombre en el elenco. “No me convocaron para hacer el personaje de Raquel. Pero cuando leí el libro me enamoré del personaje y le dije a Adrián: 'Quiero hacerlo'”, reconoció la "China" antes de que la tira saliera al aire. “Él me dijo: '¿Estás segura? Es muy difícil'”, sumó la “China” quien, después de meses de prepararse con una traductora polaca, logró lo que quería: quedarse con el personaje.

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La determinación de Suar de contar con la "China" en el elenco hizo que Aguirre y Calderone tuvieran que reestructurar gran parte de la historia. En principio, la apuesta de Pol-Ka iba por otro lado, tal vez más tradicional. Los protagonistas iban a ser Benjamín VicuñaGonzalo Heredia y, claro, Suárez. Ambos actores se iban a disputar el amor de Lucía, una joven aristocrática porteña perteneciente a una familia “venida a menos”. Lo único que se mantiene de la trama actual es que Vicuña y Heredia iban a ser amigos que se pelearon por una traición.

"Los primeros cuatro capítulos que salieron al aire son los mismos que vieron ahora. Lo único diferente era que Bruno y Torcuato eran italianos y que Aldo (Gonzalo Heredia) y su familia eran españoles", precisó Aguirre. El papel de la "China" quedó en manos de Chaves, quien reconoció su sorpresa al recibir el papel. "Cuando hice el casting no era para el protagónico. Me acuerdo que me vestí de época, fui muy preparada. Cuando me llamaron y me dijeron que iba a ser la protagonista no lo podía creer". Lo que faltaba ahora, para empatar los protagónicos, era uno de los personajes centrales: el de Bruno.

La incorporación de Albert Baró: la búsqueda contrarreloj que preocupó a los guionistas

Las grabaciones de la tira comenzaron en diciembre del 2018 y Baró se sumó casi en las semanas previas al inicio del rodaje. "Lo habíamos visto en septiembre en Merlí y nos encantó. Me acuerdo que teníamos que dar un seminario para una empresa y nos tocó ver la serie para explicarla. Nos pareció un actor excepcional. Tenía 17 ó 18 años", destacó la guionista. Y aquí, otro interesante giro del destino. Baró, quien interpretó en la serie catalana al versátil Joan Capdevila Bonet, en realidad iba a ser el protagonista: Bruno. "Por ese entonces buscaba adolescentes para su historia y me ofreció interpretar a Bruno, el hijo de Merlí Bergeron (Francesc Orella). Hice la prueba para ese rol y hasta colaboré como tal en los castings de Pol Rubio (Carlos Cuevas) y Tània Illa (Elisabet Casanovas), los personajes más cercanos en la trama", reconoció el catalán.

"Con el elenco definido y a días de comenzar las grabaciones, nos citaron a todos en una gran escena. Allí, tras los ensayos de los primeros guiones, dispusieron un cambio de roles entre el mío y el de David Solans: yo serían Joan y él sería Bruno". La decisión no le gustó nada al catalán. "En un primer momento, cogí los libros para saber de qué iba Joan. Primera página, nada. Segunda, tampoco. En la tercera, de repente una frase. ¡Hostias! He pasado de ser el hijo del protagonista a tan sólo una línea. Entonces, ante mi comentario, Lozano me dijo: 'Tranquilo, Albert. Joan es uno de los mejores personajes que he escrito. Ya lo verás".

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El cambio, aunque en ese momento le pesó, fue clave a la hora de su ingreso a ATAV. "Cuando lo vimos en Merlí nos pareció excepcional. No es ni siquiera el protagonista, pero tiene primero una línea romántica, después se vuelve un tipo muy celoso y oscuro; después medio drogadicto. Lo vimos actuar muchas facetas distintas y decíamos: 'Este chico tiene pasta de galán, de protagonista'", advirtió Aguirre. La apuesta fue fuerte. "Traerlo fue un riesgo".

¿Por qué lo eligieron a Baró? "La mirada, te conmovía y al mismo tiempo te daba miedo. No puedo poner una historia que está articulada con una venganza con un chico que quizás hace muy bien las escenas de amor y es muy tierno, pero cuando lo ves que se va a vengar no le creés nada. Es re difícil encontrar las dos cosas y cuando vimos su transición en Merlí, pensamos tiene las dos".

No podíamos hacerla con todos actores de acá, que ninguno fuese extranjero de verdad"

Con Baró confirmado como el cuarto protagonista, Suar puso en marcha el rodaje. Y eso tampoco resultó fácil. "No podíamos hacerla con todos actores de acá, que ninguno fuese extranjero de verdad. Sin los cromas, sin recrear el puerto; sin recrear Buenos Aires en esa época. No podemos hacer ni una escena en calle, que es lo más barato siempre, porque no tenés ni una sola calle en Buenos Aires que esté preservada y sea de esa época. Te tenés que ir a San Antonio de Areco para poner que un personaje cruza (la calle). Y si necesitás un extra, para que no nos quede la calle vacía y rara, a ese actor hay que llevarlo a vestuario, maquillaje".

Si bien se recreó un pequeño barrio en los estudios Baries, ubicados en Don Torcuato, la dinámica del guión demanda otras locaciones. "Hay que tener en cuenta que cada vez que les pido un hospital o una escuela de esgrima todas tienen que ser de 1938. Es muy difícil", precisó la guionista. ¿Cuánto cuesta producir cada uno de los capítulos? Cuando arrancaron, el costo era de dos millones de pesos. Hoy, ya ni se calcula.

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Para poder hacer viable la producción, Suar tomó una arriesgada decisión: lanzarse a grabar una tira con más de 40 capítulos escritos; algo absolutamente inusual. "La única forma que nosotros encontramos de que fuera productible, era si nosotros escribíamos muchos capítulos y podían abrir muchos libros. Se grababa una escena del (capítulo) 32, una escena del 1. De esa manera, podíamos juntar las cosas que te ibas un día a San Antonio de Areco y grababas las escenas de calle de varios capítulos".