A raíz de la muerte de Diego Armando Maradona, ocurrida durante la mañana del día miércoles en su casa ubicada en el country San Andrés, en el partido bonaerense de Tigre, se inició una causa que quedó caratulada como "averiguación de causales de muerte" y quedó en manos del fiscal general de San Isidro, John Broyad; sus dos adjuntos, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y la fiscal de la jurisdicción, Laura Capra, de la UFI de Benavídez.
Hasta el momento, ya declararon el sobrino Johnny Herrera, Maximiliano Pomargo, la cocinera apodada "Monona", la enfermera del turno mañana llamada Gisela y conocida como Daiana dentro de la casa, el enfermero de turno noche llamado Ricardo, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, un vecino (médico cirujano) que llegó para ayudar y el médico del servicio de emergencias que llegó primero y le hizo RCP.
Por ahora, los fiscales pudieron determinar que la primera ambulancia llegó al country a las 12.28, 11 minutos después de haber sido llamada (12.17) por el asistente de Diego, Pomargo. Un minuto antes, es decir, 12.16, su médico personal, el neurocirujano Leopoldo Luque había llamado al sistema de emergencias 911. Este último llamado, que ya se encuentra en el expediente, tomó estado público en las últimas horas.
Al llamar al número de emergencia 911, Luque le detalla a la operadora -sin nombrar en ningún momento el nombre de Diego Armando Maradona- que un hombre de 60 años, concretamente, había sufrido un "paro cardiorrespiratorio" en su casa del barrio privado, San Andrés, Tigre. "Hola ¿qué tal? Si... hablo...¿podés mandar una ambulancia urgente al barrio San Andrés?", pide en completo estado de tranquilidad.
Y agrega: "Hay una persona que se encuentra, aparentemente me dicen a mí, con un paro cardiorrespiratorio. El médico está atendiéndolo". Hasta el momento se sabe que Maradona se fue a dormir concretamente a las 23 horas del martes sin cenar: dentro de su habitación se hallaron los sándwiches de miga que le había preparado su cocinera intactos junto a varias cajas de psicofármacos, como Taural y Reliveran.