25 Agosto de 2016 06:55
Después de años de trabajo duro y de moldear su cuerpo a fuerza de una estricta rutina de ejercicios, Jimena Barón sorprendió con una jugada producción de fotos en las playas de Barcelona para la revista Gente. Escultural y sexy, la morocha no sólo mostró sus tatuajes escondidos, sino que además se animó a hacer un topless. ¿El problema? Le retocaron tanto la foto que le borraron un pezón.
Para el infarto. Con o sin photoshop, la morocha está en su mejor momento físico.
Según detalla el portal MUY, la doble foto central de la producción muestra a la actriz de 29 años recostada sobre una roca y vestida sólo con un shortcito de jean. En su brazo izquierdo se puede leer un tatuaje que reza “libertad”, pero la mirada de los lectores no llega al detalle fino. Antes, hay un obstáculo que superar, algo que hace ruido a la vista.
Por lógica de la anatomía humana, la posición obliga a que la foto deje expuesto el pezón.
Aunque intentó cubrirlo con un mechón de pelo (para mantener, tal vez, el nivel de la foto), el pezón de la ex de Daniel Osvaldo debería aunque sea asomarse, por la lógica de la anatomía humana. Por más pequeño que sea, la posición obliga a que la foto deje expuesto el "timbre" de la actriz. Sin embargo, la imagen muestra una continuidad de la piel general de la lola.
La actriz de 29 años está soltera y quiere "aprender el ver qué onda con los hombres".
Frente a las críticas, Barón insistió desde Twitter en que no le retocaron la producción: “No se borró nada, estuvo perfectamente cubierto por mis brazos siempre. Menos en algunas fotos, que me las guardo para mí sola”.
Las 11 confesiones de Barón sobre Daniel Osvaldo
La pareja volvió a separarse luego de una breve y sorpresiva reconciliación.
"Todavía hay hombres que necesitan minas serviles, de entrecasa, para sentirse más viriles o seguros. Tal vez el error fue habernos conocido en Roma: de acá él se había llevado a la Jimena de la tele".
"Entonces él quería a la Jimena de allá, el tipo de mujer que se sienta en una comida sin entender de qué se habla”.
"¿Por qué volví con Daniel? Hubo charlas sensatas y pudimos explicarnos mucho, sin terapia. Me manifestó arrepentimiento y perdón. Entonces dije: 'Si realmente cambió, no voy a perdonarme no constatarlo y privar a Momo de la familia por la que siempre aposté".
"Esta segunda vuelta fue sanadora, y tal vez muy necesaria. Porque la primera separación no había sido tal: un día, Daniel decidió dejar la casa sin avisar. Todo lo que siguió me había lastimado y enojado".
"En nuestras carreras, compatibilizar los tiempos no es fácil. Esta vuelta -sin tiras ni grabaciones- pude acercarle a mi hijo y Daniel me lo agradeció. Por primera vez sentí que estaba bien lo que pasaba".
"Me quedo con la complicidad que tuvimos. Más allá de la extravagancia de su look rockero, Dani es un tipo tranquilo, de mate en casa, de festejar lo que le cocinaste. De repente las familias venían a casa, y con la necesidad de volver a estar en paz, nos cruzábamos miradas de “bueno, ya es suficiente”.
"Allá evitamos pasar todo el tiempo de a tres. Momo siempre intenta el 'mami y papi juntos'. Pero después de tantas charlas explicándole que a pesar de querernos mucho ya no somos pareja, sería hacer de su cabecita una ensalada".
"Dani es la primera persona por quien di todo y me puse en el rol de acompañante. Por irme con él renuncié a mi trabajo, abrí las puertas de mi casa y les dije a mis amigas “¡Llévense lo que quieran!”. Me cargué cuatro mudanzas, un embarazo en soledad radicada en las afueras de una ciudad extraña (Turín), con distinto idioma".
"Cuando nació Momo se escapó de la concentración para venir a sacarlo, literalmente, con sus propias manos. Tenía eso tan visceral de “mi mujer”, que cuando no era posesivo te hacía sentir la reina del mundo".
"Quiero aprender a ser soltera, a trabajar el “ver qué onda”, a fijar y fijarme límites. Mi terapeuta me recomendó: “Bueno, ahora bancala”. Y mis amigas me dijeron: “¡Basta! Que el próximo chico al que nombres sea sólo porque salieron a comer”.
"Ni siquiera estaba casada, pero me proponía mantenerlo con los pies sobre la tierra, en pos de lo que era conveniente para él: desde acercarlo a sus otros hijos hasta cuidar sus intereses comerciales. Al regresar a la Argentina (verano de 2015) pensé: “Bueno, es el momento de equiparar”. Mi teléfono sonaba, había propuestas, fotos... Pero el “si estás cansada pedimos comida” o el “¿qué tal la reunión?”, nunca llegaron".
El incidente no hace más que recordar aquel verano del 2006 en el que Susana Giménez también se animó a un topless y, al igual que Barón, perdió algo en el camino.
Susana también se animó al topless, pero se "olvidó" el ombligo.
¿El detalle? En esa oportunidad fue la misma publicación la que llevó a tapa las fotos que la mostraban a la conductora junto a su por entonces novio, Jorge Rama. Eso sí, salió sin ombligo.