Las manos de Camila Peralta son lo primero que se ve en Suavecita, la puesta que está todos los martes a las 20:30 en el Teatro Metropolitan. Los contraídos y mecánicos movimientos de los dedos, proyectados sobre un telón celeste, son un pequeño adelanto de la performance que tendrá la actriz en esta obra que, sin lugar a dudas, significa su consolidación como una de las exponentes más importantes del drama nacional.
Si bien el renombre de su apellido ya sonaba en el circuito independiente y muchos de quienes pudieron verla, por ejemplo, en En la piel, otra creación que hizo el autor de Suavecita, Martín Bontempo, ya la conocían, esta pieza de realismo mágico del conurbano que llegó a la calle Corrientes tras más de un año de funciones en el Caras y Caretas y en Nun teatro, es una de las obras más importantes de los últimos tiempos.
En ella, la variabilidad de personajes con los que juega Peralta, son una de las razones por las que la actriz hace de su interpretación algo inolvidable. BigBang se acercó al estreno en esta popular sala y pudo comprobar que las sensaciones expuestas fueron compartidas con la gran mayoría de la audiencia presente y en el aplauso interminable que coronó la función.
Al mismo tiempo, la artista se encuentra en un momento bisagra de su popularidad, ya que será una de las actrices que formará parte de En el barro, el spinoff de El Marginal que filma Sebastián Ortega y que sucederá en un penal para mujeres. Si en las tablas del teatro logró el prestigio que tiene, su salida en un producto masivo de televisión promete un crecimiento importante de su figura.
¿Quién es Suavecita?
- Suavecita es una mujer que vive en el conurbano bonaerense, aunque en la obra no está explícito. Y que comienza a trabajar en un hospital, haciendo un trabajo no convencional. No es enfermera, no es médica, no limpia, hace otra cosa, y es lo que mantenemos en secreto cuando hacemos notas, para que la gente vaya y viva la experiencia completa en la obra. Sentimos que es parte de la idea ir descubriendo lo que hace y el don que tiene. Descubrirlo junto con ella. En general, quienes van a verla, incluso respetan eso y tratan de no contarle tanto a la gente.
Tiene elementos de erotismo, pero agazapado por la comedia que vos tenés. Quizás no tiene un perfil tan humorístico el texto, pero tu interpretación es desopilante. Despierta risas hasta en momentos donde no tiene que hacerlo. ¿Cómo es convivir con eso en escena?
- Lo que pasó muy loco fue que cuando leí el texto dije: "Ah, bueno, voy a hacer un drama. Ok, llegó el momento en el que yo hago un drama". Yo venía de hacer más cosas graciosas, comedias, comedias dramáticas. Lo leí y lloraba, lloraba. Le mandaba fotos al director llorando, mostrándole. Así que cuando empezamos a ensayar y a encontrar este personaje descubrimos que era muy gracioso, y que ya era graciosa la premisa de la obra, como el contraste de mundos. Nos causaba un poco de gracia y empezamos a tirar de eso y a decir: "Está bueno que exista la comedia y que después también exista esa profundidad y ese drama, reflexión o una emoción un poco más profunda. Y es, además, lo que nos gusta hacer a Martín (Bontempo) y a mí como creadores. Nos divierte mucho hacer.
Y para mí encontrarme con la risa, que fue en el estreno, porque en los ensayos sí nos reíamos entre nosotros de cosas, pero en el estreno fue como: "Ah, esto causa mucho". A mí me recontra ceba. Me alimenta como actriz, me dan ganas de hacer todavía más, y Martín un poco me tiene que frenar, porque yo si a alguien le gusta lo que estoy haciendo, te doy más, más, más, y por momentos me voy de la que es la obra. Tengo que contar una historia, no me puedo ir a cualquier lado. Es como que te cebás a vos misma.
Mencionaste que es en el conurbano bonaerense, que si bien no está explícito, se entiende así. La definición de Suavecita es "realismo mágico del conurbano". Lo que seguro es mágico es que hacés muchos más papeles en la función. ¿Cómo es laburar ese cambio constante de un personaje al otro?
- A mí es lo que más me divierte como actriz. Desde que empecé a actuar, no sé por qué, me divierten los cambios y pasar de hacer una cosa a otra, con una voz diferente, con un cuerpo diferente. Siempre lo hice. Lo hice jugando en mi casa, con mis amigas, en todos lados. Y Martín sabe que es eso lo que me divierte. Y cuando terminó de escribir la obra, porque él no la escribió pensando en que iba a ser yo, pensaba que era una mujer un poco más grande. Cuando terminó dijo: "Tengo una obra que es para esta piba". Porque éramos amigos, ya nos conocíamos. Para mí es un regalo poder hacer tantos personajes en una misma obra. No sólo porque lo que me divierte sino por lo que puedo mostrar de mí y de lo que me interesa hacer como actriz.
En algún momento hiciste En la piel en La Carpintería, que tiene mucho de esta cuestión tan dinámica. ¿Tuvo influencias para lo que después hiciste con Suavecita?
- Yo creo que En la piel en realidad me va a atravesar toda la vida. Como que encontré por primera vez en esa obra una forma de hacer humor. La gente cuando la veía me decía que "la cosa", que era el personaje que yo hacía, era mi clown. Yo nunca fui a clown, no sé muy bien lo que es, pero por lo que yo entendí en ese momento, como que uno cuando encuentra su clown encuentra desde dónde hacer comedia. Creo que ese personaje me hizo encontrar algo así y mi desafío ahora es que no sea en todos lados hacer lo mismo. Martín como director me corrió muchísimo de eso. Porque a mí lo más rápido que me sale es hacer lo que yo hacía.
Hasta incluso pensó específicamente en mí también para la obra para decir: "Che, que puedas hacer algo sexy". "La cosa" era un personaje de sexualidad cero, porque era un bicho raro, con los pelos gigantes, los dientes partidos, vestida con un short de trapo de piso. Y acá me dijo: "Quiero que te veas sexy, que hagas de una mina que puede volverse una mujer sexy, y también una chica tranquila y suave. "La cosa" va a estar siempre conmigo, creo que soy un poco yo ese personaje.
Cuando empezaron con Suavecita era una sala para 90 personas. Y hoy hay una cosa que parece una obra del under, dentro del circuito comercial. ¿Cómo lo sentís?
- Es algo que está ocurriendo. Las salas de teatro comercial empezaron a poner el ojo en las obras de teatro independiente, porque entendieron que realmente más allá de poder llevar un buen producto y de calidad, también económicamente rendía. Porque cuando algo está bueno la gente lo va a ver. Lo que tiene el teatro independiente es que uno no tiene fechas tan marcadas o un presupuesto tan preciso, porque va poniendo las fechas que puede con el tiempo que tiene para ensayar.
Lleva otro proceso más largo, que lleva más búsqueda, más arrojo, porque tampoco tenés eso de que si te sale mal y la gente no compra la entrada, no perdés tanta plata como en el comercial, que quien hizo la inversión se va a querer matar. Hay como un lugar de mucha más búsqueda, que es lo que a mí me gusta. Yo siento que Suavecita nunca hubiese llegado a ser lo que es ahora si no hubiéramos ensayado cuatro meses, cuatro veces por semana. Es imposible, porque yo necesito como actriz seguridad en el escenario, para después, una vez que tengo todo armado, hacer cosas superiores cada función. No sé, nunca trabajé en teatro comercial. En este momento sí, pero con otro proceso.
Hay algo en el teatro independiente que tiene un esfuerzo casi militante.
- Sí, primero te mueve un deseo por querer estar ahí, no un deseo económico. Sería ideal que exista un apoyo real a estas producciones independientes, porque son muy importantes en la cultura de nuestro país, porque terminan llegando a lugares más visibles. Es necesario que tenga un apoyo, aunque nosotros igual vayamos a hacerlo sin tener ese apoyo. Yo porque soy una privilegiada que soy una persona de clase media que puedo tener este trabajo y también hacer eso. La gente que no tiene un mango no va a poder hacer también teatro. Pero creo que es importante que siga existiendo y que le sigan dando importancia a los teatros independientes, que muchas veces no se pueden sostener con las obras que hacen y necesitan un apoyo mayor. Eso ahora está medio medio feo.
En el marco de este gobierno libertario, de un presidente como Javier Milei que directamente ataca a los artistas como Lali Espósito, o en redes sociales retuitea cosas avalando la pedofilia. Pero entrando en la cuestión cultural, ¿cómo sentís ese cambio que hubo desde que Milei es presidente?
- Yo siento que todavía estamos tratando de entender qué está pasando, como sabiendo que hay un ajuste total a la cultura, que directamente no hay ningún tipo de apoyo. Yo, por ejemplo, no estoy en ninguna obra que actualmente haya podido pedir un subsidio y que le entreguen ese dinero para poder hacer una producción o lo que sea. Pero siento que estamos como perdidos. ¿Esto en serio va a ser así? Tenemos que empezar a luchar verdaderamente. ¿De qué manera? ¿Cómo lo vamos a hacer si seguimos ocupando espacios aunque nos paguen dos mangos porque hay que resistir? Pero al mismo tiempo estoy precarizando mi trabajo si sigo yendo. Digo lugares como festivales o cosas que por ahí antes tenían un apoyo más grande y que vos ibas y cobrabas un sueldo como corresponde, y que ahora no es de esa manera.
Yo por lo menos siento que todavía estoy tratando de entender de qué manera vamos a luchar contra esto. Porque lo vamos a hacer. Históricamente sucedió en este país que los artistas lucharon por los derechos y por la cultura, y creo que vamos a seguir luchando. El otro día estuve en los Premios Sur y todos los que subían, todos los colegas de super nivel y todo, todos haciendo la misma reflexión sobre lo desastroso que es este momento para la cultura, para la educación, para la salud. Ahí me sentí muy esperanzada. Dije: "Qué bueno que estoy dentro de una comunidad en la que me siento representada". Y siento que vamos a hacer algo en el momento en el que podamos organizarnos concretamente. No sé cómo, pero vamos a luchar por eso.
Justamente el cómo es lo que está en discusión. Hay una voluntad de enfrentar el ajuste, pero como que las conducciones políticas como que no le encuentran la vuelta. ¿Te sentís huérfana en esa situación?
- La verdad que sí, bastante. Encima todo lo que pasó con Alberto (Fernández), toda una cantidad de información que hace que una no sepa a quién escuchar, a quién seguir. Por lo pronto es con los que tengo al lado. Como tratar de pensar cómo vamos a hacer para salir adelante, porque hay muchísima gente sin trabajo en el teatro y en el audiovisual. Gente que tiene que alimentar a su familia y que no es que son personas que quieren boludear, hacer arte. Es la gente que trabaja, que vive de eso. Así que no sé, encontraremos la manera yo creo.
Al mismo tiempo esta situación tan adversa a nivel colectivo, cultural, te encuentra en tu mejor momento como artista. Es un momento bisagra de tu carrera, porque además de Suavecita, estás filmando En el barro, un spinoff de El Marginal, que va a estar centrado en la cárcel de mujeres. Eso te va a traer una popularidad que sólo trae la tele.
- Espero que traiga eso. Lo que a mí más me importa es que se sigan generando oportunidades para mí para poder seguir trabajando y mostrándome como actriz. Yo también siento que es un momento bisagra, porque es difícil tener trabajo continuo como actriz, o llenar un teatro de 600 personas haciendo una obra yo sola. Yo sé que eso es raro. Lo entiendo así, y entonces digo: "Bueno, esto es un momento importante en mi vida". Lo estoy súper disfrutando, porque estoy feliz con todo eso, y no puedo dejar de sentir igual tristeza por lo que está pasando. Es muy contradictorio el momento. Muchas veces uno quiere compartir la felicidad más todavía, pero no es el momento. Yo pienso en los días en los que salen noticias terribles y al mismo tiempo estoy subiendo: "Ay, miren qué linda la nota que me hicieron". No sé. No lo vivo con culpa, pero sí con atención a lo que pasa alrededor.
En el estreno en el Metropolitan subieron tus compañeras de rodaje. Eso no es muy común, son personas que conocés desde este año. Pero estaban ahí preparadas para acompañarte en ese momento.
- Sí, sí. Por suerte, en el rodaje de En el barro, está haciendo hermoso el grupo que se armó de actrices. Es realmente hermoso, cero competencias, vamos todas para adelante. También sabiendo lo privilegiadas que somos en este momento de estar trabajando, entonces como que hay una especie de agradecimiento constante al estar ahí. Fue espectacular que estén todas ahí en el estreno. A la siguiente función fue el director Sebastián Ortega. Eso me da mucho amor, el saber que estoy trabajando en un lugar donde soy vista y considerada, con afecto. No es que voy a trabajar como un robot en un lugar gigante, sino que es como una pequeña familia. Nos vemos casi todos los días, 12 horas por día. Entonces se arma algo lindo.