En 2020, en medio de la etapa más dura por la pandemia de coronavirus, Walter, el hermano menor de Gustavo Conti, recibió un golpe terrible: tras una serie de exámenes, le diagnosticaron leucemia. Desde entonces, comenzó una lucha por recuperarse.
El inicio del duro diagnóstico fue en abril de 2020. Por entonces, Walter comenzó a sentir un cansancio constante. Tras una serie de estudios en el Sanatorio Anchorena, llegó el terrible resultado. Conti contó: “Le dijeron que tenía leucemia, nos sorprendió porque era una persona hiper sana, hacía deportes, nunca tuvo nada”.
Hoy el hermano de Conti dio el primer paso para la sanación. Acompañado de su hermano. Por eso, Gustavo escribió en sus redes sociales: “Primera dosis para el trasplante de médula qué haremos el lunes con mi hermano, son 5 días de tres ampollas, comenzó el tratamiento, comenzó la batalla de sanación”. Hace varios meses, el esposo de Ximena Capristo había dicho: “Nunca dudé en donar la médula mi hermano. No existe otra opción en mi cabeza”.
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Y explicó que los exámenes de compatibilidad le permitieron planificar el trasplante: “Nos dio 75 por ciento, con 50 ya hacen trasplantes, así que era una bocha. Después de eso, Walter hizo quimioterapia y le sacaron las células malas”.
En la mañana del lunes, Gustavo sumó otra foto en la cama de la clínica donde se realizará el procedimiento y escribió: “Trasplante de médula en curso todo listo para la sanación de mi hermano”.
Desde que le dieron el diagnóstico, Walter comenzó con los controles cada tres meses, luego cada seis meses y más tardes cada un año. A más de dos años del diagnóstico, los médicos le informaron que tuvo una recaída. “En su momento estuvo en terapia intensiva por complicaciones, sin glóbulos blancos y corre riesgos por las infecciones”, explicó Conti.
Y sumó: “Salió adelante, es deportista, tiene 51 pero parece de 30 y no fue jugador de fútbol por cinco minutos. Cuando se recuperó volvió a jugar. Pero le dijeron que si tenia una recaída no podría hacer tratamiento, sino que tenía que ir a trasplante”.
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En aquel momento, Gustavo había contado: “Está internado combatiendo porque tuvo unas bacterias, no llegó a estar en terapia pero sí con oxígeno. La pasa como el orto. Él es un pibe sano, de esos que decís 'va a vivir 100 años'”.
Y había afirmado que cuando Walter recibiera el alta, Gustavo deberá prepararse físicamente en 20 días, someterse a algunos estudios y tomar una medicación. Si todo va bien, 25 días después de esa preparación, harían el trasplante. “El tratamiento no es fácil. Siempre quise hacerlo, nunca dudé, no existe otra opción. Por mí no me da miedo, desde un primer momento estuve dispuesto a hacerlo, es mi hermano y quiero lo mejor para él. Nunca dudé y sabe que estoy a disposición. El miedo esta por el tratamiento que es complicado, pero tengo fe que al tener todas esas virtudes lo va a poder sacar adelante”, había dicho.
Y siguió: “Creemos y rezamos para que toda vaya bien todos los días. Hay que pedirle a Dios que las cosas se den bien y que después del trasplante su cuerpo lo acepte como corresponde y que quede como una anécdota y un mal trago que pasamos todos. Para él en realidad, que puso el cuerpo”. Ahora llegó el momento. Lo mejor para los dos. Y salud.