El novio de la vedette Mónica Farro, el empresario Juan Ignacio Suris, y otros 10 imputados, comenzaron a ser juzgados hoy en Bahía Blanca en el marco de una causa por comercialización de drogas.
"Las expectativas que tenemos es tratar de demostrar la inocencia de Juan (Suris), escuchar, cuál es la prueba que respaldaría la escucha y a partir de allí ejercer el derecho de defensa", dio a la agencia Télam el defensor de Suris, Mariano Bernardez.
El Tribunal Oral Federal a cargo del debate está integrado por los jueces Juan Leopoldo Velázquez, Raúl Fernández Orozco y Beatriz Elena Torterola, quienes pasadas las 9.20 dieron inicio al juicio en la sala de audiencias.
Además de Suris, de 41 años, se encuentran imputados su hermano Guillermo Martín junto con Gustavo Sequeira, Yolanda Corina Jiménez, Aníbal Mario Arce, Martín Cruz Ocampos, Tamara Brasilina Jiménez, Ezequiel Norberto Ferrari Reynoso, Fernando Alexis Bond Stork, Sandro Cristian Miranda y Juan Ramón Romero Miranda.
El empresario fue trasladado desde la unidad penal de Saavedra bajo un fuerte dispositivo de seguridad a cargo de Policía Federal Argentina, del Servicio Penitenciario y la Prefectura Naval Argentina (PNA).
En la sala de audiencias, además de los jueces, se encontraban la fiscal María Cristina Manghera, los defensores de Suris, Bernárdez y Oscar Rodríguez, y del resto de los imputados.
Al iniciarse el debate, el secretario del tribunal, Alejandro Romero, leyó el requerimiento de elevación a juicio de la fiscalía federal en el que Suris y el resto de los imputados están acusados de integrar una banda dedicada al tráfico de estupefacientes en Bahía Blanca.
Suris fue apresado el 13 de enero del 2014 en el barrio porteño de Recoleta y tras su detención la policía allanó el departamento de su novia Farro, situado en avenida Cabildo al 2500, de Belgrano, donde el acusado vivía.
Si bien el imputado, que se hizo conocido públicamente por su relación con el financista Leonardo Fariña, negó vender drogas, el juez federal Santiago Ulpiano Martínez le dictó la prisión preventiva por el delito de "comercialización de estupefacientes agravada por la concurrencia organizada de tres o más personas".
Farro y Suris le pusieron el pecho a la situación.
Una de las principales hipótesis que manejaron los investigadores es que la organización traficaba cocaína en forma líquida a través de botellas que simulaban contener agua y, una vez que la droga llegaba a Bahía Blanca, se la volvía a solidificar.
Además de esta causa el empresario está detenido en otra por la venta de facturas apócrifas que al parecer se emitían a empresas fantasmas por servicios inexistentes.