Uno podría pensar que la vida de la realeza, sobre todo de la corona británica, es rodearse de lujos y confort. Pero a veces, hay placeres mundanos que los reyes gustan de disfrutar y que por mucho que quieran, no pueden hacerlos.
Sin embargo, la reina Isabel II enconctró un lugar secreto en el que puede tener un tiempo a solas, y se trata de Wood Farm, un lugar que se sitúa en Snadringham , donde ella suele pasar sus momentos de mayor tristeza.
Esa pequeña casa de ladrillos rojos a la vista, muy diferente a los palacios, es considerado por Isabel II su lugar en el mundo. Allí fue donde falleció su padre el rey Jorge VI, cuya muerte ocurrió el 5 de febrero de 1952 hace 70 años. Para esa fecha la Reina tiene pensado estar nuevamente en Wood Farm, alejada de todo y todos, luego de la última ola que generó en Europa la variante Ómicron del Covid-19.
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Allí además vivió su difundo esposo, Felipe de Edimburgo, cuando se retiró de la vida publica en 2017. Reisidió allí casi hasta su muerte, salvo por un breve lapso al final en donde volvió a Windsor debido a la pandemia el Covid-19. Mientras su esposo estaba ahí, ella viajaba con frecuencia. La casa, mucho más pequeña que la residencia principal de Sandringham, cuenta con su propia huerta, un gallinero y diferentes empleados. Suele ser utilizada por la familia real para diversas escapadas.
Ese nivel de privacidad es lo que llevó a Felipe de Edimburgo a convertirla en su refugio. Pero no estuvo exenta de cambios. Hubo remodelaciones, y cambios de color de los interiores.
De hecho, por el cariño que le tiene al lugar, justamente la reina quiso volver en Navidad para pasar allí las fiestas, pero el impacto de Ómicron hizo que lo reconsidere.
Una de las características que enamora a la realeza de Wood Farm es que los empleados no cuentan con uniforme, visten ropas de campo tradicionales, reina la informalidad, no hay protocolos, reverencias o guardias. La casa es pequeña para lo que suele ser lo habitual, solamente cinco habitaciones. No hay cuartos de personal, ya que viven en una construcción a menos de un kilometro de allí.
La vivienda cuenta además con un amplio comedor y un linvig grande sin demasiado lujo. Eso es lo que, de acuerdo a fuentes citadas por The Daily Mail, tiene esa sensación de sencillez, cercanía y tranquilidad que le gusta a Isabel II para sus descansos. Otro de las cuestiones que sobresalen es que todos los objetivos personales de Felipe siguen allí, lo que le da una sensación más amena a la Reina, según publica el mencionado medio.