En noviembre de 2013 y en medio de un escándalo nacional, Wanda Nara llegó a Buenos Aires después de confirmar su separación con Maxi López. ¿El objetivo de su vuelta? Tener un encuentro en soledad con Mauro Icardi, el hombre que, por aquellos días, la quería conquistar.
Luego de llegar a Argentina, Wanda dejó a sus hijos Valentino (por entonces 4), Constantino (3) y Benedicto (1 año y nueve meses) al cuidado de su mamá Nora, y se instaló en su mansión del country Santa Bárbara, propiedad que había comprado con López varios años antes.
Ese lugar, que había servido como el lugar donde Wanda y Maxi compartieron sus primeros años de noviazgo cada vez que volvían desde Europa, ahora se había transformado en el escenario de la pasión que la mediática y el entonces futbolista del Inter de Milán habían resguardado durante mucho tiempo.
Aquel fin de semana de noviembre, Mauro gastó una pequeña fortuna en un alquiler en Nordelta. Aunque terminó instalado en la propiedad de Wanda y de su ex amigo. Fueron 48 horas en la que casi no vieron la luz del sol. Salvo para un pequeño momento de relax en la pileta de la propiedad.
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El tiempo pasó. Y ahora ese será el mismo lugar en el que Wanda se instalará tras la crisis que se desató con Icardi, después de que ella descubriera los mensajes entre el delantero y Eugenia Suárez. Tras un paso por Milán y un vuelta en un vuelo privado y juntos a París, Wanda se prepara para regresar a Argentina.
Como hace muchos años, Nara se instalará en la hermosa propiedad de 1800 metros cuadrados. Aunque esta vez no habrá sexo, amor, ni promesas de casamiento. Solo bronca y dolor tras el engaño cibernético que su marido protagonizó a través de Telegram, donde compartió con la China fotos, videos y charlas para verse.
La propiedad de Wanda y Maxi está valuada en dos millones de dólares. Tiene más de 800 metros cubiertos, siete ambientes distribuidos en tres plantas y una de ellas está literalmente enterrada bajo el nivel del suelo. También posee cinco baños, una piscina y un muelle en la laguna.
La casa también cuenta con una bodega, un playroom, ducha escocesa, jacuzzi en tres baños, vestidores en cuatro habitaciones y un cine privado. Con grandes ventanales y líneas de diseño exclusivo, es una de las mansiones más bellas del lugar.
Durante años, esta propiedad fue una de las causantes de las grandes peleas entre Maxi López y Wanda. Aunque el divorcio lo firmaron el 24 de febrero de 2014, esta propiedad del barrio Santa Bárbara no entró en la división de bienes ya que ambos querían quedársela.
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Este año llegaron a un acuerdo. Como el futbolista lleva tres años sin pagar la cuota alimentaria de los menores; Wanda exigió el embargo de la lujosa mansión de Santa Bárbara. Según consta en el documento, López se comprometió a pagar una manutención de 12 mil euros mensuales para cubrir “los gastos de alimentos, indumentaria, escolaridad, salud, viajes y diversión de los menores”.
A la fecha, de acuerdo a lo denunciado por la propia empresaria, el futbolista debe al menos tres años, por lo que la deuda supera ya el medio millón de euros. Por eso, en los próximos meses podrían acordar que Wanda se quede con la mansión pero que López no le pague nunca más la manutención de los chicos. Por ahora, Wanda piensa en otros problemas.