10 Abril de 2021 10:36
La muerte del príncipe Philip de Inglaterra sacudió a la ya atormentada Familia Real inglesa, que lleva dos años de escándalos consecutivos. A las denuncias por pedofilia contra el segundo hijo de la reina, se le sumó la sorpresiva renuncia de Harry, uno de los nietos preferidos tanto por parte de Elizabeth II, como por el ahora difunto príncipe de príncipe de Edimburgo.
La relación con Harry fue tormentosa con la Corona desde mucho antes de que apareciera en su vida Meghan Markle. Harry tenía sólo 12 años cuando su madre murió en un accidente automovilístico en París. La princesa acababa de firmar los papeles de divorcio y disfrutaba de sus primeros meses fuera de la Familia Real cuando el auto en el que viajaba chocó contra uno de los pilares del Puente del Alma. Murió dos horas después a causa de una hemorragia interna.
¿Va o no va? La incógnita de la presencia del príncipe Harry en el funeral de su abuelo
“William y Harry siempre responsabilizaron a los medios por la muerte de su madre. Creen que la acosaron hasta el último momento de su vida y, en algún punto, también cuestionan el modo en el que la Familia Real lidió con la desmedida atención que su madre”, advirtieron amigos cercanos a los herederos de Lady Di.
En efecto, fue Harry quien hace dos años rompió el silencio y contó el calvario que vivió durante los años posteriores a la muerte de su madre. Fue en el marco de un especial televisivo que produjo junto a su hermano y la primera vez en la que reconoció que tuvo serios problemas psicológicos, producto de la presión que recibió para llevar adelante el luto delante de todo el mundo.
Aconsejado por su hermano mayor, Harry decidió comenzar terapia a sus 28 años; una decisión poco usual para los reinos de la Corona. “Mi abuela tiene una forma de hacer las cosas y yo otra. Necesitaba contención y elaborar lo que me estaba pasando. Fue algo que me afectó tanto en mis relaciones personales, como en mi trabajo. No podía seguir así”, confió.
"Mi forma de llevar el duelo era meter mi cabeza debajo de la tierra. Me rehusaba a pensar en mi mamá, porque me preguntaba, ¿de qué manera eso me puede servir? Pensaba que sólo me iba a hacer sentir mal, porque no me la iba a traer de regreso", reconoció el príncipe.
La dura revelación del arzobispo que casó a Meghan Markle y el príncipe Harry
Fue gracias a la ayuda de su hermano que aceptó comenzar un tratamiento psicológico. "Me dio un empujón fuerte. Llevaba veinte años sin pensar en ella y los últimos dos fueron de un caos total. No entendía qué es lo que estaba mal conmigo".
La elaboración del duelo lo llevó a un inevitable enfrentamiento con la Familia Real. “Hubo un momento en el que Harry consideró muy seriamente renunciar a su título y rehacer su vida en África. No quería saber nada con la institución, pero fue William quien le pidió que no lo hiciera”, advirtió la biógrafa del príncipe.
Quien también ocupó un rol trascendental en ese período fue la Reina. “Hubo una reunión muy seria, de la que participaron también el príncipe Carlos y el príncipe Philip”. En esa cumbre real, Harry interpeló a los miembros más importantes de la Corona. “¿Cómo pudieron hacerme esto?”, les espetó, en alusión a aquel sábado seis de septiembre, en el que lo obligaron a marchar detrás del ataúd de su madre.
Desde entonces, Harry no sólo recibió el apoyo del riñón de la Corona, sino que además comenzó a cambiar su forma de ser. En efecto, se puso al hombro la mayoría de las obras de caridad de su madre, pero también recibió el visto bueno para poder disfrutar de un modo "más descontracturado" de su rol. "Generalmente no entiendo cómo los miembros de la Familia Real se mantienen cuerdos. Probablemente estuve cerca de sufrir un colapso total en más de una ocasión".
El funeral de Lady Di fue una ceremonia de Estado y tuvo lugar seis días después de la muerte de la princesa. El Gobierno decretó luto nacional y miles de personas se hicieron presentes en las calles de Londres para seguir de cerca el funeral. La imagen era devastadora: el cajón de la princesa, el sobre con la inscripción “mami” y los hijos de Diana caminando las casi quince cuadras que separan el palacio de Saint James de la Abadía de Westminster, en el que se le dio el último adiós público a la princesa.
“Mi madre acababa de morir y tuve que caminar detrás de su ataúd, rodeado por miles de personas que lo único que hacían era mirarme, mientras otras millones lo hacían por televisión. Creo que es algo que no le deberían pedir a ningún chico, bajo ningún tipo de circunstancia. Creo que es algo que no sucedería hoy”, reconoció décadas más tarde en una de las pocas entrevistas en las que habló sobre el tema.Harry caminó detrás del féretro junto a su hermano. Los acompañaron el príncipe Carlos, el príncipe Philip y el Conde Charles Spencer, hermano menor de Diana. “Todos los ojos estaban puestos en Harry, porque era el más chico. Cuando llegó a la Abadía tenía sangre en sus puños, porque los apretó durante todo el cortejo. Era claro que no quería estar ahí”, advirtieron familiares de Diana.
“Puedo decir con seguridad que perder a mi madre a la edad de 12 años me llevó a eliminar todas mis emociones y esto ha tenido un efecto bastante grave no sólo en mi vida personal, sino también en mi trabajo. Cuando murió, era muy joven. No quería estar en la posición en la que estaba. Pero, al final, saqué mi cabeza del pozo, empecé a escuchar a la gente que me quería y decidí usar mi rol para hacer el bien”, reconoció Harry.