Cuando Brian Lanzelotta ingresó a la Casa de Gran Hermano, lo hizo con una valija cargada de sueños y esperanzas. Desde un principio y hasta el día que tuvo que abandonar el reality, el cantante de cumbia siempre sostuvo que su única intención era ayudar a su familia, algo por lo que día a día lucha sin cansancio, a pesar de que su carrera artística se vio mermada por la cuarentena.
Y es que producto del avance del COVID-19 y la posterior llegada del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández el pasado 20 de marzo y que, hasta el momento, durará hasta el próximo 24 de mayo, el músico se vio obligado a transformarse, a volver a sus orígenes, para poder luchar contra la crisis económica que nos afecta a todos.
En diálogo con BigBang, Brian se refirió a los extremos cuidados que toma a la hora de evitar un posible contagio, a los temores propios que provoca la llegada de la pandemia al país, cómo logró reinventarse para poder poner un plato de comida en la mesa todos los días y cómo se encuentra Carlitos, su hermano, quien es personal de alto riesgo por padecer una discapacidad psicomotriz.
-¿Cómo estás pasando la cuarentena?, ¿qué extrañas hacer, que lógicamente en tu casa no podés, después de casi 60 días de aislamiento?
-La cuarentena la estoy pasando como mucha gente: todos tenemos necesidades, pero tratamos de cumplir con las órdenes del Estado. Estoy cumpliéndola con mi hija (Roma, de tres meses) y mi mujer (Mariana César, ex participante de Combate). Mi hijo Ian, el más grande, está en su casa con su mamá y hacemos videollamada todos los días.
Extraño mucho cantar. Lo que más extraño son los escenarios y el contacto con la gente. Pensar que eso no va a estar por un largo tiempo a mí me pone triste, pero es todo por la salud.
-¿Cómo son los cuidados que tenés en el día a día, sobre todo teniendo una beba tan chiquita?
-Los cuidados que estoy teniendo son muchos en este contexto. Estamos tratando de cuidarnos lo más posible, sobre todo ahora que yo estoy haciendo un emprendimiento propio: la venta de alimento balanceado para mascotas. Tengo una distribuidora y estoy sosteniendo a la familia con eso.
Salgo a la calle todos los días, tengo contacto con la gente, pero siempre respetando la distancia, usando, guantes, barbijos, alcohol en gel y líquido. Y cuando llego a mi casa voy directamente al baño para desinfectarme, tanto yo, como la ropa. Tratamos de hacer todo lo posible para cuidarnos a nosotros y a la beba.
-Lograste reconvertirte, digámoslo así, en medio de la cuarentena para sostener económicamente a tu familia. ¿Cómo surgió este emprendimiento? ¿Seguís con tus proyectos musicales o tuviste que suspenderlos por ahora a causa del coronavirus?
-La verdad que estoy remándola como todo el mundo. Nosotros, los que hacemos cumbia, salvo los número uno como (Pablo) Lescano, no tenemos algo abajo del colchón. Vivimos de show a show, de fin de semana a fin de semana. Vivimos más al día y me la tuve que rebuscar para poder sobrevivir.
Ahí surgió la idea de vender alimento balanceado para mascotas y la gente no lo puede creer. Salgo a hacer los repartos, entrego la mercadería y tomo los pedidos yo. La gente me pide fotos, no lo pueden creer y no lo entienden. Pero hay que salir a pelearla y a mí me da orgullo lo que estoy haciendo.
En lo musical me afectó mucho todo esto. Teníamos programado un Teatro Colonial para el 5 de junio, pero nos vimos afectados y reprogramamos la fecha para el 27 de noviembre con la esperanza de que se haga. Sino veremos que hacemos.
Las grabaciones se pararon también, estábamos en plena grabación, pero se paró porque no nos podemos acercar al estudio. Estamos esperando que todo esto pase y ver de qué manera se termina dando este tema.
-Obvio, hay que sentir mucho orgullo por lo que hacés, sobre todo porque luchas -como tantos otros- por el bienestar de tu familia. ¿Qué es lo que más te preocupa de la pandemia y cómo se encuentra con todo esto tu hermano Carlitos?
-Yo lo tomo como un trabajo. Antes de Gran Hermano y ser conocido trabajé, desde muy chico incluso. Ahora estoy volviendo a mi vida anterior, sabiendo que esta pandemia nos cambió a todos y a mí, por ejemplo, me hizo retomar la senda del laburo, lejos de la música.
Estoy orgulloso, lo hago por mí y mi familia. No es una deshonra, la gente tiene que saber que todos debemos laburar y que el trabajo debe ser honesto y dignifica. Lo que me preocupa o el temor que tengo, no es contagiarme a mí, sino a mi mujer y a mis hijos. Ese es el gran temor que yo tengo, sobre todo porque salgo a la calle todos los días por más que me cuide y tome todos los recaudos.
Carlitos está en la casa de La Tablada, al cuidado de unos médicos que colocó su obra social para su cuidado. Está en su casa y no podemos ir a verlo. Las enfermeras están haciendo cama adentro porque si salen o entran es riesgoso para él. Estamos tratando, entre todos mis hermanos, de que él esté lo mejor posible, de que tenga el mejor cuidado. Está contento y bien estimulado, en ese sentido estamos contentos y satisfechos.
Carlitos nació con una discapacidad psicomotriz debido a que su cerebro no recibió el oxígeno suficiente al momento de nacer. Eso no le quita la posibilidad al joven de 38 años de cumplir sus sueños y disfrutar la vida rodeado de sus hermanos, los cuales, sobre todo Brian, se desviven por él.