Era fanática de los boliches. Andaba sola. Si fue a la casa es porque sabía a lo que iba. Tenía sexo con más de uno. Mirá las fotos que subía a las redes sociales. Se la buscó. El sexo fue consentido, que demuestre lo contrario. Tomó mucho alcohol, no se cuidó. ¿Ahora se acuerda de lo que le pasó? ¿Por qué no habló antes? Si vas así vestida... hacete cargo.
El decálogo de frases desacreditadoras hacia las víctimas de violencia sexual no tiene límite y trasciende instituciones. Se las escucha en la calle, en la mesa familiar. Se las lee en redes sociales. Son pronunciadas en la televisión. Circulan como una suerte de recomendación o manual de instrucciones para evitar que te violen, para ponerte a vos la responsabilidad de lo que otros hacen con tu cuerpo.Y también, aunque parezca salido de un cuento de ficción, se repiten en los proceso judiciales.
En los últimos días, la Fiscalía nicaragüense formalizó la acusación contra Juan Darthés por “violación agravada” contra Thelma Fardín. De acuerdo a lo expresado por Sandra Dinarte, codirectora de la Unidad de Género de la Fiscalía, las pericias constataron el abuso denunciado el año pasado por la actriz. Se procedió, además, a solicitar una orden de captura, dado que el actor permanece en Brasil desde que se hizo pública la denuncia penal en su contra.
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El juez penal Celso Urbina todavía no se expidió. Sin embargo, recibió en las últimas horas un escrito de dos páginas por parte de la defensa de Darthés. En el mismo, el actor le exigió al juez que no gire la orden de captura en su contra -y la consecuente prisión preventiva- y acusó a la Justicia de Nicaragua de no haber “tomado en cuenta sus peticiones”. En efecto, insistió en la incorporación de la copia de un juicio por abuso sexual contra el padre de Fardin, como carga probatoria en contra de la denunciante. En otras palabras: su defensa se basa en un ataque a la víctima.El proyecto de ley Lucía Pérez y los límites a las defensas
“El sistema es violento de por sí. Estamos tratando de bajar esos niveles de violencia y que el sistema se adapte a los derechos humanos, pero no es una tarea sencilla; sobre todo porque no hay una política pública activa”, advierte Sabrina Cartabia, abogada feminista por definición propia y quien representa a Thelma Fardin en su denuncia penal contra Juan Darthés.
Denunciar no es fácil, ni sencillo. La víctima pasa a ser la investigada, no sólo por la Justicia. Los medios de comunicación y la sociedad entera le reclaman pruebas. Su vida y su historia pasan a ser de dominio público. ¿Quién es? ¿Qué hizo? ¿Por qué tendría que creerle? ¿Responde acaso al estereotipo de 'víctima buena'? “Es difícil decirles a las mujeres que tienen la obligación de denunciar con un sistema que no investiga correctamente, que no sabe valorar la prueba; cuando hay procesos revictimizantes”.
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Cartabia advierte un cambio en la Justicia, aunque no de orden estructural. “Hay personas dentro del poder judicial que trabajan de muy buena manera, pero pareciera que queda reducido a voluntades particulares. No es una cuestión estructural”. Y en términos sociales, la dinámica es similar. Hay cambios, pero todavía no los suficientes.Los ataques que se van a llevar adelante en contra de quien denuncia no son personales, son sistémicos"
“Para llevar adelante un proceso de estas características, la persona tiene que estar muy fortalecida. Eso se logra através de varias formas. Hay que fortalecer a la persona que va a denunciar, explicándole cómo funciona el sistema para que tenga herramientas que le permitan racionalizar y darse cuenta de que esos ataques que van a llevar adelante en realidad no son personales, son sistémicos”.
Los ataques se dan en distintos ámbitos. Se busca e investiga el pasado de la víctima en un intento por desacreditar su denuncia. “Es algo difícil de incorporar. Tenemos una visión mítica de la violación que nos deja un poco a resguardo, sentimos que eso nos cuida. Si la violación sucede solamente a las tres de la mañana en un callejón oscuro por un desconocido nos sentimos más seguros. Ahora, si la violencia sexual se da en otros ámbitos, ahí ya la situación cambia”.
Si la violación sucede solamente a las tres de la mañana en un callejón oscuro por un desconocido nos sentimos más seguros"
La negación en estos casos funciona como una protección. En efecto, las estadísticas indican que la mayor cantidad de abusos se dan en el seno intrafamiliar. “Nos deja más tranquilos pensar 'los niños y las mujeres que denuncian esto mienten'. Es más fácil la negación, que reconocer que hay personas que no encajan con el estereotipo del atacante sexual (que se desprende de la construcción social). Son personas funcionales socialmente, que en algunos casos tienen prestigio e incluso son atractivas físicamente”.
“Todas las mujeres hemos sido víctimas de un ataque sexual. Esto no quiere decir que a todas nos han violado. Pero hay una tecnología de opresión, una herramienta, que nos va moldeando como mujeres. Se van naturalizando y silenciando las denuncias, garantizando la impunidad”, refuerza Cartabia. Pero, ¿qué sucede cuando una mujer desnaturaliza el abuso y decide denunciar? ¿A qué se enfrenta cuando inicia una denuncia por violencia sexual? “Lamentablemente, muchas defensas técnicas en lugar de concentrarse en el hecho y poder defender sobre el hecho, lo que empiezan a hacer es buscar cosas alrededor de la vida de la víctima para desacreditar su palabra. Ahí se dan estos estereotipos de género contra las personas que denuncian”.
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En el caso de Thelma, la defensa de Darthés instaló en los medios la condena de 15 años de prisión que cumplió su padre, José Luis Fardin, por haber abusado de la media hermana de la actriz. Ahora, después de la exposición mediática, los abogados le exigen a la Justicia de Nicaragua que se incorpore como carga probatoria a la causa. “Fardin creció en un ambiente de violencia sexual. Evaluaron la psiquis, pero no el entorno en el que creció”, argumentaron en su última presentación. En otras palabras: pretenden que se investigue la influencia que tuvo en la psiquis de Thelma la violación que sufrió su hermana, en vez de probar que Darthés no la encerró a los 16 años en la habitación de un hotel mientras realizaban una gira teatral y que abusó sexualmente de ella.
“Cuando una mujer va a denunciar tiene que saber que se van a decir muchas cosas sobre ella. ¿Estás fortalecida? ¿Estás preparada? Una cosa es decir en ese momento que sentís que lo estás y otra es transitarlo. Porque cuando te toca vivirlo es horrible. No hay límites, ni los hubo del otro lado. Nosotras sí tuvimos límites. Podría haber dicho un montón de barbaridades y elijo conscientemente no decirlas porque no me parece que sea un adecuado ejercicio de mi profesión”.
El avance es contra todas las víctimas. “Si nos damos cuenta, esto siempre funciona de la misma manera. No es ni siquiera personal. Tenemos que trabajar para cambiar eso”. En ese sentido, Lucía Portos, diputada provincial y consejera de la Magistratura, presentó el proyecto de ley Lucía Pérez. ¿En qué consiste? “El proyecto regula y pone límites al tipo de defensas que se pueden llevar adelante. Es decir: qué tipo de argumentos se pueden dar. Lo que se plantea es que no se puedan meter con el pasado sexual de la víctima, por ejemplo”.