08 Septiembre de 2022 12:35
A poco más de un año de la muerte de su marido, el duque Felipe de Edimburgo, y aún inmersa en la desolación por esta pérdida, los familiares de la monarca de 96 años se reunieron en el castillo de Balmoral, en Escocia, luego de que se conociera que no estaba nada bien de salud. Tras la urgencia y los rumores que daban a entender lo peor, finalmente este jueves la familia real comunicó su fallecimiento.
Todos sus hijos, el heredero al trono, el príncipe Carlos, de 73 años, la princesa Ana, de 72, el príncipe Andrés, de 62, y el príncipe Eduardo, de 58, están en Balmoral, situado 800 km al norte de Londres. También viajó hasta allí el hijo mayor de Carlos, el príncipe William, junto con su hijo menor, el príncipe Harry, y su esposa, Meghan, quienes han estado en una rara visita a Gran Bretaña después de abandonar la vida real para mudarse a los Estados Unidos.
La primera ministra británica, Liz Truss, fue la primera en referirse a la salud de la reina y solo generó más preocupación e incertidumbre. "Todo el país está profundamente preocupado por las noticias recibidas de Buckingham Palace. Mis pensamientos -y los de todo el mundo en el Reino Unido- están con Su Majestad la Reina y su familia en este momento”, señaló la nueva jefa del Gobierno a través de Twitter.
Lo único que trascendió fue que los médicos de la reina Isabel II estaban “preocupados” por su salud y recomendaron que sea puesta bajo supervisión médica en su castillo escocés de Balmoral. Lo cierto es que los principales canales de la televisión pública británica suspendieron la programación habitual después del anuncio sobre el estado de salud de la Reina. Incluso, los conductores vestían desde temprano un traje oscuro, camisa blanca y corbata negra.
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Se trata del código de vestimenta de la BBC para cuando muere un miembro de la familia real. Elizabeth Alexandra Mary fue coronada el 9 de septiembre de 1952 y oficialmente el 2 de junio de 1953. Es hija mayor del rey Jorge VI y Elizabeth Bowes-Lyon, la reina madre, que por aquel entonces eran duques de York. Llegó al mundo en un momento en el que se sucedían algunas huelgas en su país a raíz de la escasez de recursos que había dejado la Primera Guerra Mundial.
Si bien ocupaba el tercer lugar en la línea de sucesión (su abuelo, el rey Jorge V, ocupaba el trono británico y su tío Eduardo, príncipe de Gales, era el heredero natural de la Corona), en diciembre de 1936 el recién entronizado rey Eduardo VIII dio la sorpresa y abdicó para poder contraer matrimonio con la norteamericana divorciada Wallis Simpson, convirtiendo a su hermano menor en monarca.
Aquel fue el inicio del camino al trono de Isabel II, quien, a partir de entonces, comenzó a formarse para ostentar el cargo, llegado el momento. Durante su reinado a protagonizado numerosas giras, viajes y guerras, como la guerra del Sinaí donde se alió a Francia e Israel para combatir a Egipto. La intención del país británico fue conservar la parte proporcional que les pertenecía del canal de Suez tras comprar su participación a Egipto años atrás.
Otra fue la del Golfo, un conflicto bélico librado por una fuerza de coalición autorizada por las Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República Iraquí en respuesta a la invasión del estado de Kuwait. La victoria de la coalición supuso que Isabel se convirtiera en el primer monarca en abordar una sesión en el Congreso de los Estados Unidos.
Pero la que verdaderamente nos compete es la de aquel 2 de abril de 1982, cuando la dictadura cívico-militar inició el desembarco de tropas en las islas Malvinas, usurpadas por Inglaterra desde 1833, con la intención de ocultar la gravísima situación social, política y económica a la que habían conducido al país. A las 8:45, aterrizó en el aeródromo de Puerto Argentino el primer avión de la Fuerza Aérea Argentina (C-130 Hercules TC-68) que llegaba a las Islas.
Lo que ocurrió en aquel entonces es recordado con orgullo, respeto y bronca contra la dictadura por el pueblo argentino y por los propios ex combatientes. El conflicto bélico duró dos meses y medio, fue corto para algunos. Pero lógico que lo sea, los soldados argentinos no estaban preparados. La guerra dejó un saldo de 649 bajas argentinas y más de mil suicidios motivados por secuelas y traumas de posguerra.
También murieron 255 británicos y tres isleños. El 15 de junio de 1982, tras 72 días de guerra, Leopoldo Galtieri, dictador y jefe de la Junta Militar, anunció por cadena nacional la negociación entre el “gobernador” de Malvinas, Mario Benjamín Menéndez, y el jefe de las tropas británicas (firmada el día anterior, es decir, el 14). Habló del retiro de las tropas argentinas de Puerto Argentino y de "cese de hostilidades", sin nombrar lo que realmente fue: una rendición incondicional.
Isabel II convenció a la primera ministra Margaret Thatcher de movilizar una enorme flota que acabó con las fuerzas nacionales en diez días. Además, su hijo, el príncipe Andrés, fue piloto de helicópteros de transporte de la denominada Royal Navy. Se encargaba de misiones de transporte y rescate. También hizo misiones antisubmarinas para "distraer" a los misiles argentinos.
El duque llegó a ser calificado como "héroe de las Falklands", tal como los británicos llaman a las Malvinas, por su participación en la guerra. Sin embargo, quien fuera el hijo dilecto de la reina pasó a ser la manzana podrida de la corona. Y es que el amor incondicional no existe. No, al menos, para la realeza británica: el Palacio de Buckingham cortó por lo sano con el príncipe Andrés para evitar que su juicio por abuso sexual a una menor contamine la imagen de la familia real.
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El príncipe Andrés deberá responder a las acusaciones de abuso sexual presentadas en un tribunal de Estados Unidos. Virginia Giuffre presentó una demanda civil en Nueva York en la que acusa al duque de York de agresión sexual cuando ella tenía apenas 17 años. "Con la aprobación y consentimiento de la reina, los títulos militares y los patronatos reales que posee el duque de York serán devueltos a la reina. El duque de York seguirá sin asumir tareas de representación pública y defenderá su caso ante los tribunales estadounidenses como un ciudadano privado", había señalado en un escueto comunicado la realeza.
Diana Frances Spencer, princesa de Gales o Lady Di fue mujer que hizo temblar a la corona. Aristócrata, filántropa, esposa, amante, madre; complaciente, revulsiva. Se convirtió en un ícono involuntario de una época hasta que el 31 de agosto de 1997 en un accidente de tránsito que conmocionó al mundo entero. Con sólo 16 años, conoció a Carlos, príncipe de Gales, hijo mayor de la reina Isabel II y heredero de la Corona. Él ya había cumplido 29 y salía con Lady Sarah, la hermana mayor de Diana. Eso poco les importó: Diana y Carlos se casaron el 29 de julio de 1981 en la Catedral de San Pablo de Londres.
Diana era una figura de la moda y el símbolo de la belleza hegemónica. Fue la primera vez que un miembro de la realeza se casaba con una mujer que había tenido un trabajo remunerado antes del enlace. Antes de la llegada de Meghan. El matrimonio tuvo dos hijos: Guillermo y Enrique. En 1986, cinco años después de haberse casado con Diana, el príncipe Carlos renovó la relación que mantenía con Camila Parker Bowles. “Éramos tres en ese matrimonio, así que estaba un poco concurrido”, dijo Diana a la BBC casi una década después. “El cuento de hadas había llegado a su fin”, agregó. Se separaron en 1992, poco después de que la ruptura se hiciera pública.
Aquel escándalo creció, escaló dentro y fuera del Palacio de Buckingham. También en los medios. Los detalles de las desavenencias matrimoniales se dieron a conocer. Las formas y popularidad de Diana irritaban a la reina, que envió una carta a los príncipes “aconsejándoles” que se divorciaran. El divorcio se consumó en agosto de 1996. Diana perdió el tratamiento protocolar de “su Alteza Real”, pero conservó el título de Princesa de Gales. La primera princesa “no Real” de la historia del Reino Unido. Tras aquello, tuvo una fugaz relación con el cantante Bryan Adams, grabó en Hollywood con Kevin Costner y salió con el cirujano musulmán Hasnat Khan y con Dodi Al-Fayed, hijo del propietario de las tiendas Harrods.
Diana y su pareja, Dodi Al Fayed, murieron el 31 de agosto de 1997. Habían cenado en el hotel Ritz de París y el auto en el que viajaban se estrelló en el túnel del Puente de la Almas. Con ellos viajaban el conductor del vehículo, Henry Paul, quien también falleció, y el guardaespaldas de la princesa, Trevor Rees-Jones, único sobreviviente de la tragedia. En una entrevista a la BBC dos años antes, 1995, Diana ya había sacado a relucir todo su sufrimiento dentro de la realeza británica.
Contó que sufría acoso por parte de la prensa, reveló cómo Carlos le pidió el divorcio, dio detalles de las infidelidades de su marido, sus problemas con la bulimia o su propia infidelidad con su instructor de montar a caballo James Hewitt. La muerte de Diana solo hizo que la popularidad de la reina Isabel II cayera por el suelo; ya que no solo ordenó llevar a cabo un cortejo fúnebre discreto, sino que además no interrumpió sus vacaciones en el castillo de Balmoral.
Su último gran dolor de cabeza fue sin duda la renuncia del príncipe Harry y su mujer, Meghan Markle; sumada al escándalo que se desató hacia el interior de la Familia Real. Y es que, pese a que la monarca accedió a algunos de los pedidos de su "nieto preferido", lo cierto es que la relación entre Harry y su hermano ya no tendría vuelta atrás.