Al igual que muchos otros artistas, Flavio Mendoza se encuentra transitando un momento delicado: su principal fuente de ingresos, los teatros y las escuelas de danza, están cerrados desde principios de marzo, lo que lo obligó a vender un departamento para mantener la estructura laboral -de alrededor de 280 empleados- que supo construir a base de trabajo y éxitos como Stravaganza o Siddharta, buscando la verdad.
En medio de este difícil panorama, el coreógrafo también tuvo que tolerar las decenas de agraviantes mensajes que comenzaron a llegarle a su teléfono de parte de algunos usuarios que dieron con su teléfono personal.
"Lamentablemente tengo que cambiar mi número porque gente sin vida jode, pero voy a publicar también sus números, así también los molestan a ellos", escribió a través de su cuenta de Twitter.
Acto seguido, Flavio comenzó a publicar capturas de pantalla con los ofensivos mensajes que recibió y, claro está, los números de teléfono personales de sus acosadores.
En las capturas también se puede ver como el ex jurado del Bailando es agregado a grupos de WhatsApp con el simple objetivo de molestarlo, insultarlo y humillarlo. "Viejo p..."; "Marica"; Afeminado" y "trolazo", son algunos de los aberrantes mensajes que recibió el director artístico.
Tampoco se salvó el pequeño Dionisio, el hijo que Flavio tuvo a través de la subrogación de vientre, práctica que en Argentina no está legislada pero que es totalmente legal en suelo estadounidense.
El pequeño de dos años fue bautizado por los acosadores como "Mirko 2", el hijo que Marley tuvo a partir de la misma práctica y que se convirtió en toda una estrella en las redes sociales gracias a la ayuda de su papá.
Días atrás, Flavio Mendoza dio a conocer el protocolo que llevó adelante y presentó ante el Gobierno de la Ciudad para volver a abrir el teatro en medio de la pandemia y así poder empezar a trabajar. Con sus propias manos, el coreógrafo reformó el Teatro Broadway: sacó butacas, de 1500 localidades solo quedan 380, para que se respete la distancia social, lijó el piso y colocó una cabina sanitizante en la entrada.
Tanto actores como el resto de los empleados (técnicos, iluminadores, asistentes, entre otros) serán testeados una vez por semana y tuvo que reducir el personal. “Me parte el alma, pero no habrá bailarines sobre el escenario porque tenemos un límite. Y yo tengo que pensar en la seguridad de todos”, sostuvo Flavio al considerarse uno de los productores “que más da trabajo a una rama de artistas”.