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"Dejalo en mis manos, reina": la noche en la que Freddie Mercury convirtió a Lady Di en un hombre

Revelan la historia secreta de la noche en la que la por entonces princesa salió de fiesta con el líder de Queen.

20 Julio de 2020 11:29
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Corría el año 1988. Lady Di era, todavía, la mujer del príncipe Carlos y una de las figuras más populares de la Familia Real británica. Sin embargo, su matrimonio se había derrumbado y la princesa comenzaba a buscar "nuevos amigos" en círculos cuestionados por el Palacio. La historia secreta de la noche en la que Freddie Mercury la convirtió en un hombre, para poder salir de fiesta a uno de los bares gay más populares de Londres y evitar el asedio de los medios.

La historia se conoció 32 años después, cuando una de las protagonistas decidió romper el silencio. Se trata de la reconocida presentadora inglesa Cleo Rocos, quien integró el grupo con el que la princesa salió aquella madrugada y contó los detalles en su libro El poder virtuoso de la bebida.

"¿Qué vas a hacer esta noche, Freddie?", le preguntó la princesa. El grupo se encontraba en la casa de Kenny Everett en Londres, a pocas cuadras del Palacio de Kensington. "Voy a ir al Royal Vauxhall Tavern", le respondió sin mayor importancia el líder de Queen. Se trataba, en efecto, de uno de los bares gay más reconocidos de la capital británica.

Diana se quedó en silencio. Sus hijos, los príncipes William y Harry, se encontraban al cuidado de sus niñeras y su marido a kilómetros de distancia en los brazos de su amante, Camilla Parker Bowles. La princesa de 17 años no lo dudó: "¡Quiero ir!". Everett y Rocos se opusieron de inmediato. Era, en efecto, uno de los rostros más reconocidos del mundo y su mera presencia en el bar implicaría un escándalo de proporciones si los fotógrafos la encontraban ahí.

El bar de Lady Di y Freddie Mercury sigue abierto en Londres

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"¿Qué van a decir los titulares si te encuentran en un bar gay con nosotros?", le espetó Everett. "Dejen que la chica se divierta, vamos", arengó el cantante, quien orquestó el plan perfecto: disfrazarían de hombre a la princesa para poder disfrutar así de una noche de anonimato en el corazón de Londres. "Dejalo en mis manos, reina", bromeó Freddie. La princesa se puso la camisa con camuflaje militar que eligió el cantante, una gorra de cuero negra y unos lentes de sol. "Realmente parecía un hombre muy lindo", reconoció años después Rocos.

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El grupo se dirigió al club. "Cuando entramos, me acuerdo que pensábamos: 'Bueno, en cualquier momento nos descubren'. Pero nadie le prestó atención, es como si hubiera desaparecido del lugar. A ella le encantó". Poder pasar desapercibida y escapar de la jaula de oro de Kensington marcó un antes y un después para la princesa.

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Al día siguiente, Diana le envió a Everett la ropa que le había prestado a través de uno de sus mayordomos. "¡Tenemos que volver a hacerlo!", le escribió en la tarjeta que acompañaba el paquete. Tal fue el sentimiento de libertad, que la princesa no lo dudó y se unió al grupo. Y así, al menos una vez por semana, Lady Di se reunía con sus nuevos amigos en el restó Bombay Brasserie para tomar unos tragos y relajar la cabeza.

"Nosotros la poníamos al día con todas las noticias jugosas de los famosos y ella nos contaba todo lo que pasaba dentro del Palacio", reveló Rocos