El clima es tormentoso y no se ve mejoría a corto plazo. Hace una semana, las autoridades de Euro Producciones les comunicó a los integrantes del programa El Exprimidor que los números no daban. La caída de auspiciantes debido a la denuncia de acoso sexual que la microfonista Ariana Charrúa efectuara contra el conductor del ciclo Ari Paluch cambió los planes a futuro, por lo que algunos integrantes serían despedidos y otros sufrirían una reducción importante en su salario.
Molestos con la situación, los columnistas, productores y operadores decidieron mantenerse en asamblea por lo que Paluch quedó solo al aire casi autogestionándose. Aún esperaban una solución para que la productora evite el ajuste. Pero lejos de mejorar, la situación fue empeorando debido a que los empleados no recibieron respuestas a sus preguntas.
El conductor se fue de vacaciones.
Con mucha desprolijidad y sin plantear nada de manera clara, circulan versiones que ponen en duda la continuidad de El Exprimidor en sus dos versiones, tanto el de la mañana como el de la tarde. Hasta el momento se evalúa que Paluch continúe sólo por la mañana, como para sostener un equipo completo de trabajo. Y que por la tarde, el espacio de aire lo ocupe Gustavo Mura, con su programa Ojo de la tormenta.
El programa se reduciría a una emisión por día.
En medio de esta situación confusa y compleja, el conductor inició sus vacaciones. Paluch partió hacia los Estados Unidos, donde descansará hasta el 15 de enero, sin tener en claro el futuro de la emisión ni la continuidad de sus compañeros.
El periodista está actuando como empleado de Euro Comunicaciones. Paluch ya tiene cerrado su 2018, y pese a ser la cabeza del programa y siempre haber tenido la última palabra para decidir sobre incorporaciones, cambios, y otros temas vinculados al ciclo, que ya cumplió 19 años en el aire, en esta oportunidad no se involucró.
"Circulan versiones que ponen en duda la continuidad de El Exprimidor en sus dos versiones
Por el momento, las autoridades de la productora sostienen que están analizando cómo seguir y hasta incluso evalúan cambiar de emisora para renegociar los números y evitar un estallido mayor.
Las dudas y la información cambiante día a día enfurecen a los empleados por lo que están evaluando hacer una medida de fuerza si no les dan garantías de que continúe el programa y que no habrá despidos. Un 'give me five' lapidario.