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Del “maestruli” a... bueno, casi todo el programa: ¿Susana se inspiró o plagió a Raffaella Carrá?

La primera emisión de Pronto, Rafaella? fue en 1983 y Hola, Susana cuatro años después. 

por Matias Ayrala

05 Julio de 2021 14:07
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Una canción pegadiza. Una coreografía repleta de bailarinas. Juegos innovadores. Llamados telefónicos. Y una carismática rubia como conductora. La fórmula de Hola, Susana parecía invencible aquel 1° de abril de 1987 durante su primera emisión en Argentina Televisora Color (ATC). Ese día, Susana Giménez tuvo su bautismo en la conducción y sería el salto que la convertiría en diva. Pero, los orígenes de ese programa habían comenzado cuatro años antes, en Italia y con Raffaella Carrá a la cabeza. Lo de Argentina era tan solo una copia.

En 1983, un hito llegó a la pantalla de la RAI. Con Pronto, Raffaella?, la televisión italiana inauguró una nueva franja horaria. En aquel entonces, la programación de los canales de TV comenzaba a la tarde. Por eso, ella quiso ir por más y arrancó con su programa durante de lunes a viernes a las 12 del mediodía. En su debut, tuvo 14 millones de televidentes, en un país que por entonces tenía 60 millones de habitantes. Un éxito descomunal. A partir de esa jornada su programa se transformó en un fenómeno cultural que fue estudiado en distintas universidades. 

 

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Un tiempo antes, Raffaella había dudado en aceptar convertirse en conductora. Pero la convencieron y fue un éxito. En la apertura, Carrá canta y baila, con su característico estilo y rodeada de bailarines. Por supuesto, en 1987, Susana debutó de la misma manera en su envío. Aunque la canción de la diva argentina, un tanto desafinada, comenzó así: “Ya estoy aquí para estar con ustedes esperando que llamen, todos los días podremos jugar, los estoy esperando".

 

Por otra parte, en Italia, Raffaella ingresaba al living y, a un lado, había un grupo de músicos, dirigidos por un pianista, con los que cantaba en vivo. Por su lado, cuatro años después, Susana también contaba con un músico en vivo sentado con su piano de cola: era Raúl Parentella, conocido popularmente como El Maestruli. En ese sentido, ambas divas contaban con un grupo de bailarines que las acompañaban durante todo el programa. Pero había más parecidos.

 

En el enorme sillón blanco del living, Carrá entrevistó a las grandes figuras de Italia y también de casi todo Europa. Por supuesto, Raffaella realizaba los reportajes con su estilo, relajado y siempre divertida. Con la misma impronta, Giménez hizo lo suyo con sus entrevistados. No hace falta hacer un raconto de los grandes momentos de la Su durante sus notas. Aunque vale recordar que en su primer programa, Susana tuvo como invitados a Graciela Borges, Ricardo Darín, Luisa Kuliok, Carlos Perciavalle y al diputado radical Jesús Rodríguez.

 

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Las últimas similitudes eran los premios millonarios, los sorteos y los llamados telefónicos con el público, un rasgo característico  de los programas, y de ahí nacían los nombres de ambos envíos televisivos. Durante ese primer programa de Susana, los televidentes tenían que adivinar cuántas nueces había en un frasco. Con el tiempo, los juegos fueron mejorando, al igual que las comunicaciones telefónicas. Cuando se mudó a Canal 9 y más tarde, a Telefe, Giménez mantuvo las llamadas y los concursos. 

 

El último programa de Pronto, Raffaella? fue en junio de 1985. La diva italiana ya había marcado una época en menos de dos años. Por su parte, Susana continuó con el formato durante décadas. Cada vez que pudo, la diva homenajeó a Raffaella. Incluso hizo una serie de especiales musicales en donde interpretó las canciones de la italiana aunque con las letras cambiadas. Por su lado, Carrá nunca visitó el living de Su.

 

 

¿Por qué razones Susana pudo hacer una copia exacta del programa de Raffaella? El autor intelectual de todo fue el productor Ovidio García y representante de la italiana en Argentina. Con la fórmula aprobada en Europa, a García sólo le faltaba una estrella local. Visionario, vio en Susana a la mujer que necesitaba para el proyecto: con éxitos teatrales, películas populares, el carisma necesario y ambición. No falló. 

 

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