14 Marzo de 2017 14:28
Su caudal de declaraciones polémicas alrededor de la figura del Indio Solari habían comenzado incluso desde antes del trágico show de Olavarría. Sin embargo, luego, Roberto Pettinato no hizo más que arreciar sus flechas verbales.
La rivalidad entre Pettinato y el Indio es de larga data.
Sin embargo, anoche durante la apertura de su programa en C5N, La Hormiga Imperial, el conductor desató el que fue su ataque más feroz a Solari hasta la fecha.
Ataque sin cuartel
En un monólogo de 20 minutos, entre otras cosas, sugirió que en lo único que piensa ahora el Indio es en "cómo hacer un nuevo recital con la entrada un poquito más barata en homenaje".
"Mirá si Luca Prodan te viera", agregó en referencia al líder de Sumo, banda en la que Pettinato tocaba el saxo. "Qué triste. Me acuerdo que a las dos semanas que murió te pelaste y te pusiste anteojos oscuritos para ver si levantabas un poquito más de público".
"No sos un tipo admirable ni para mí ni para mucha gente del rock, menos para tus músicos que has matado de hambre y mucho menos para los que te conocen del gueto", cerró el conductor con contundencia.
Problema de egos
Detrás del encono de Pettinato a Solari no sólo habría reproches por lo ocurrido en Olavarría. El combustible de la rivalidad dataría de mucho antes. Concretamente, de cuando ambos compartían la escena musical porteña durante los años '80.
Pettinato, junto a Luca Prodan, en una actuación de Sumo.
En 1984, necesitados de un saxofonista, los Redonditos de Ricota comenzaron a buscar postulantes. El guitarrista Skay Beilinson, así, sugirió a Petinatto, quien en aquel entonces tocaba en Sumo.
Sin embargo, Solari se habría mostrado crítico de sus dotes musicales, poniendo por delante a su propio candidato para el puesto: Willy Crook, quien eventualmente fue el elegido.
Y en este escenario, Crook no era cualquier músico: el mismo Luca Prodan lo había tentado con la posibilidad de incorporarse a Sumo sólo para inquietar a Pettinato, con quien el cantante italiano tenía una relación conflictiva.
Ese desaire del Indio, que por supuesto llegó rápidamente a oídos del músico y periodista, hirió profundamente su orgullo y se convirtió en el primer hachazo que años después se ahondaría en grieta insalvable.