por Eli Salas
01 Octubre de 2023 08:00Aunque es amigo de los puntos finales, es la primera vez que Diego Velázquez rehabita una obra sostenida en el tiempo, pero con sensaciones renovadas. “Cada vez vuelvo a hacer este unipersonal se resignifica todo y me resignifica a mí con la obra. Tuvimos muchos reestrenos, inclusive después de la pandemia y no es un escritor encerrado en su escritorio hablando solo en voz alta, es como tener compañeros nuevos todas las funciones”, dice el actor marplatense, a cuenta del reestreno de “Escritor Fracasado”: adaptación del cuento de Roberto Arlt, con dirección de Marilú Marini y nueva casa teatral, los miércoles en el Teatro Picadero.
Pero al itinerario teatral vigente del actual protagonista de “Casi Muerta” -comedia romántica disponible en HBO Max- también se suma “Fantasmic”, obra de Ciro Zorzoli que tuvo espacio los domingos de septiembre en El Portón de Sánchez y una prometedora gira mundial, que ya lo paseó por Viena, Atenas, Canarias y en un mes lo llevará a París y a otras ciudades de Francia y España con “una obra nueva” de Mariano Pensotti, “que estrenamos en mayo y todavía no se hizo acá”, aclara entusiasta.
-¿Cómo te llevas con los proyectos que te invitan a pasar mucho tiempo lejos de casa?
-Yo soy muy mal turista, no tengo mucho la cultura de la vacación. Soy de Mar del Plata y el momento del verano es el de trabajar, muy distinto al del porteño. Pero tuve la suerte que el trabajo me llevó a lugares donde no hubiese ido nunca y los conoces de otra manera. Ya sea por el teatro o el cine me tocaron cosas muy inesperadas, hacer funciones de “Los corderos”, de Daniel Veronese, en Moscú. El cine también tiene esas cosas que te invitan de repente a un festival.
-Lo último que hiciste en cine es “Casi muerta”, con Natalia Oreiro (disponible en HBO Max) pero contaste que la comedia no es lo que más te ofrecen.
-Que no me ofrezcan generalmente comedia en el audiovisual tiene que ver con que las propuestas son de personas que te vieron haciendo algo y quieren que hagas algo parecido. No es que la comedia sea algo lejano a mí, escucho a la gente reírse en las obras, solo que en el audiovisual no ha venido. Esto era distinto porque era una comedia más comercial y estuvo bueno porque era con Fernán Mirás y con Natalia que eran unos compañeros ideales. Yo no soy prejuicioso, me gustan las cosas que están buenas y las comedias románticas me encantan. Me gusta sumarme a proyectos que estén buenos tanto en cine, teatro o tele.
-Y ahora que repetís fórmula con “Escritor Fracasado”, decís que no se siente como una repetición...
-Es que es un texto directo al público y no hay forma de meter piloto automático porque estás trabajando con lo que está pasando ahí, todo el tiempo y eso siempre es nuevo y distinto. Sucede algo que es de una renovación del presente muy rotunda. Es difícil distraerse en otras cosas que no sean estar ahí, con esas personas, compartiendo eso.
-Y en una nueva casa teatral, mucho más comercial.
-Es un cambio grande, en el Cervantes eran 60, en el Callejón 50 y acá entra muchísima más. Una vez la hicimos en Colombia, un teatro grande y siempre nos quedaron las ganas de seguir probando. Es también invitar a otro público. La obra cambia, por el espacio que se amplía pero el Picadero sigue guardando cierta intimidad. Yo había hecho ahí hace 10 años la obra “Traición”.
-Hace mucho confesaste que el unipersonal no te gustaba tanto. ¿Cuánto evolucionó esa idea al día de hoy? ¿Qué descubriste sobre la marcha?
-Extraño actuar con alguien (risas), porque a mí lo que me gusta de actuar es actuar con otros. Pero en este caso hubo algo de querer compartir ese texto y después nos fuimos dando cuenta que es como tener compañeros nuevos todas las funciones, no es que estoy solo.
-Un actor comentaba que los que más lo atraen son los personajes que no encajan, los inadaptados. ¿Vos tenés algún patrón definido?
-No tengo un preferido. Me han tocado papeles de personas muy buenas, que no dejan de tener sus contradicciones o algunos mucho más oscuros que disfrutas porque ahí se liberan las ganas y te sacas las ganas de tirar unos tiros como en “Entre hombres” o “El Reino”. Me gusta pivotear también.
-¿Cuál es la vara con la que medís las propuestas?
-No existen las cinco reglas para aceptar un proyecto. A veces está buenísimo el guion o las ganas de trabajar con alguien o porque tenés que pagar el alquiler. Es difícil que se dé todo eso.
-Alguna vez dijiste que no trabajas para comprarte una casa... ¿Tiene que ver con perseguir otras motivaciones o con la Argentina que vivimos?
-Creo que es porque soy de una generación para la cual es muy difícil eso y sí hay una preferencia por ciertos proyectos que están más corridos o son menos comerciales y no son los que no dan dinero. No ha sido una meta eso, porque si no hubiera tenido otro recorrido.
-También sos de los pocos actores que en los últimos años está trabajando con continuidad.
-Es un momento muy complicado. Lo último que hice audiovisual fue el año pasado. La que se viene no es difícil. Es medio tremendo.
-¿Qué te pasa cuando ves que un actor conocido es noticia por hacer teatro callejero?
-Cada uno hace lo que puede. El teatro callejero es más viejo o tan viejo como el teatro. Hay algo del actor por delante de lo que hace que yo trato de evitar. Cuanto menos se sepa del actor, mejor. Se nos da demasiada trascendencia a lo que hacemos por fuera de la actividad y no somos personas tan importantes ni estamos capacitados para hablar de todo. Entonces en el afán de promocionar algo, creo que muchos nos sentimos obligados a hablar y es preferible decir: yo no sé de eso. Hay algo de estar todo el tiempo bordeando la actividad, ir a un estreno, dar un nota.... Yo voy a un evento si me siento cómodo y me dan ganas o se estrenó una película mía.
-¿Seguiste el caminito que hizo “Relatos Salvajes”, rumbo al Oscar?
-Sí, fue muy divertido. Además es una película en la que yo trabajé 5 días de mi vida, literal. Porque se filmó un capítulo por semana. Pero estuvo buenísimo trabajar con Damián. Era divertido también ir a ver la entrega del Oscar todos juntos.
-¿Te da calor ponerte traje y caminar una alfombra roja?
-Mirá, “Francisco Sanctis” estuvo en Cannes y no la podíamos creer. Una película híper independiente, sin ningún tipo de lobby. Y de repente quedas seleccionada y obvio que fue muy divertido y disfrutable. Y finalmente toda esa idea que tenés de un festival, vas y corroboras qué es.
-¿Sos de pedir foto si te cruzás con alguien que admiras de afuera?
-No, no me crucé con nadie como para pedirle foto, me da vergüenza. (Risas) No sé a quién se la pediría tampoco. Con “Sanctis” también fuimos a Estados Unidos y Nueva York y en San Francisco había argentinos que se habían exiliado y la película toma ese momento, la dictadura y estaban emocionadísimos.
-Vos seguís eligiendo trabajar en Argentina.
-Sin duda. Hay algo acá que sucede de otra manera. Que nos cuesta un montón, pero se sigue sosteniendo. Es muy maravillosa.
-¿A Mar del Plata volvés seguido?
-No, voy porque tengo a toda mi familia, pero no me ha tocado. Me gustaría que me toque alguna temporada o película allá.