16 Junio de 2022 19:38
“Uso dos relojes, uno con mi hora y otro con la hora de mis hijas”, confesó alguna vez Diego Armando Maradona. En aquel momento, el 10 comenzaba una moda que mantuvo hasta el día de su muerte. Pero sus dos muñecas no las ocupaba cualquier reloj. Diego era un experto en marcas y tenía dos predilectas: Rolex y Hublot.
Ahora, ese tesoro es buscado por sus hijos: Dalma, Gianinna, Jana, Diego Junior y Dieguito Fernando (representado por Verónica Ojeda y Mario Baudry). Es que tras una reunión en Buenos Aires para realizar la división formal de varios objetos de valor que había en dos containers que habían llegado desde Dubai, los herederos no encontraron los relojes del 10.
“Cuando abren los contenedores empiezan a ver camisas, pantalones, gorras, regalos, trofeos. De todo. Pero alguien dijo '¿Perdón y dónde están los famosos relojes de Diego? ¿Y dónde están las alhajas? ¿Y la cadenita de oro?' No estaban. No están”, contó Carlos Monti. Los dedos acusadores de Dalma, Gianinna y Claudia Villafañe apuntaron a Matías Morla, apoderado de Diego hasta su muerte y quien tuvo la tutela de todos los materiales. Pero es imposible que el letrado haya tomado los relojes porque los containers estuvieron cerrados hasta hace unas horas.
Por esa situación, los herederos hicieron una denuncia ante la Justicia. “Ahora se abre otra contingencia judicial a ver dónde están las cosas que dicen que tendrían que haber llegado de Dubai. Entonces, hay una denuncia penal, y se abre una nueva instancia judicial para saber dónde están las cosas que tendrían que haber llegado de Dubai”, explicó Monti.
La colección de relojes era enorme y, sin dudas, Diego la cuidaba más que a cualquier cosa. En el último mes de su vida, en noviembre de 2020, tras dejar la propiedad de Brandsen, para ser operado por el hematoma en la cabeza y tener que mudarse a una casa en un country de Tigre por pedido de Dalma y de Gianinna, Maradona le pidió a sus colaboradores que comprar dos cajas fuertes para sus joyas.
La idea era que los relojes, los anillos y algunas cadenas costosísimas estuvieran ahí. Pero, con el correr de los días, y mientras la cuestionada internación domiciliaria se desarrollaba, Diego sacó todos los relojes de las cajas fuertes, agarró una caja de zapatillas, los puso ahí y la colocó debajo de su cama. De vez en cuando, la abría y los observaba.
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Durante gran parte de su carrera, Rolex fue su marca preferida. Los compraba y se los regalaban. En la última década fue Hublot lanzó una línea exclusiva de Maradona y, claro, se convirtieron en sus relojes predilectos. Pero Diego no solo gustaba usarlos sino también que los regalaba. Sus dirigidos, sus amigos, sus ex compañeros y hasta varios famosos obtuvieron, alguna vez, un reloj del 10.
Según sus allegados, tenía cuatro o cinco relojes que le encantaban. Pero su debilidad era una edición limitada llamada Hublot King Power, de los que se fabricaron 500 en cerámica y 200 en oro. El de Diego tenía grabado el número 10 y su firma en la esfera. Su valor ronda los 44.000 dólares.
En 2017, en los premios The Best, organizado por la FIFA, Diego fue el invitado de lujo, a pesar de que estaba rodeado de jugadores como Lionel Messi, el brasileño Ronaldo o Cristiano Ronaldo. Maradona se llevaría todas las miradas, las sonrisas y los aplausos. Pero en la previa, volvió locos a los organizadores.
“Si no me consiguen dos relojes nuevos, no voy”, les dijo por teléfono. Y completó: “Avísenle a la FIFA que con dos relojes usados, no aparezco”. Un par de horas después, Hublot envió dos relojes especiales para Maradona. Por supuesto, de excelente humor, Diego se lució esa noche.
Aquel fatídico 25 de noviembre de 2020, debajo de la cama donde Diego murió, encontraron la caja de cartón con la colección de relojes y joyas. Por entonces, Monona, la mujer que cocinaba y limpiaba la casa donde vivió el 10, fue la guardiana de ese tesoro durante largas horas. Hasta que de un momento a otro, se lo entregó a una persona que nunca había visto en persona, pero que conocía desde hacía años.
A pocas semanas de la muerte del 10, Mauricio D'Alessandro, abogado de Morla, había contado: “La caja con las joyas de Diego se la llevó un familiar”. Y completó: “Cuando se tuvo que mudar a Tigre, le encargaron a Verónica Ojeda que comprara dos cajas fuertes y compró una. Diego, desconfiado con las cosas que más quería, agarró una caja de zapatillas de la marca de las tres tiras y las puso abajo de la cama. Como no salía, y estaba deprimido, la tenía ahí abajo”.
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Además de los relojes Hublot, Diego guardó ahí un contrato publicitario, su billetera, cadenas de oro y un regalo muy especial: El anillo valuado en 300.000 dólares que le regalaron cuando asumió como presidente del fútbol del Dínamo Brest de Bielorrusia.
En ese sentido, D´Alessandro contó: “La única que sabía era Monona, la cocinera, a la que le había tomado cariño, como el de una madre; Diego tenía esa cuestión de afecto. Cuando muere Maradona se arma un despelote en su casa. La caja estaba abajo de la cama, Monona se zambulle abajo de la cama y se la queda así, se abraza, porque era lo que Diego le había confiado”.
Y finalizó: “Cuando se llevan el cuerpo, Monona seguía con la caja. De golpe se empiezan a ir todos y quedan familiares de los más íntimos. Y a uno ella le da la caja. Esa persona se lleva la caja”. ¿A quién el dio la caja con los relojes? Esa tarde, Gianinna Maradona salió del country con todos los objetos de valor de su padre. Se llevó los relojes Hublot y varios joyas más. También sus documentos. Ahora, los relojes no aparecen. La colección superaría los 300.000 dólares. Y los propios herederos iniciaron una denuncia. ¿Los relojes habrán tenido el mismo destino que las camisetas de Maradona?