29 Julio de 2020 16:01
El Cantando por un sueño llegó a modo de parche por la negativa del gobierno a autorizarle a Marcelo Tinelli los protocolos para su vuelta a la pantalla chica, primero con el Bailando 2020 y luego con el ciclo de humor que propuso meses atrás.
En pocas palabras, la idea de resucitar el certamen de canto se consolidó a principios de julio y, por ende, la producción de LaFlia solo tuvo pocos días para organizar el show, contratar a los participantes del concurso -muchos de ellos figuras en ascenso- y al jurado.
Por eso, tampoco es extraño que el ciclo no termine de funcionar. Los estrictos protocolos a los que se deben enfrentar los protagonistas que llevan el ciclo diariamente adelante, sumado a la velocidad con la que se produjo el mismo, son los obstáculos con los que lucha el reality conducido por Ángel de Brito y Laurita Fernández, a los cuales hasta el momento se los vio muy rígidos.
Sin ir más lejos, el rating del Cantando 2020, por ahora y solo por ahora, no refleja las expectativas del certamen. Sin el experimentado Marcelo Tinelli al frente y el poco control que tienen los actuales conductores sobre el jurado -¿Moria Casán busca adueñarse del ciclo?- no bastan para cautivar a la audiencia y quedarse con el podio de lo más visto del día.
En su debut, el reality comenzó con el piso de 9,5 puntos que le dejó Bienvenidos a bordo y rápidamente trepó a los dos dígitos: midió 10,6 en su arranque, pero tocó su techo de 11, 2 puntos pocos minutos después y desde allí se fue desinflando.
¿Resultado? El programa promedió 10,1 puntos de rating y fue lo segundo más visto del día detrás de la novela brasileña Jesús.
Pero todo empeoró ayer, cuando alcanzó 9.6 puntos de rating y luego se fue desinflando. De 7.9 pasó a 6.9 por la aparición de Lizardo Ponce, y luego volvió a escalar a 7.6 a minutos de la medianoche. ¿El resultado? Fue superado ampliamente, primero por Jesús y luego por Educando a Nina, ambas tiras de su inmediato competidor: Telefe.
¿Qué le falta al programa para llamar la atención y no caer en el fondo del rating? Por ahora, de todo. Una conducción más suelta y no tan pensativa. Participantes que no desplomen cinco puntos de rating por su sola aparición y algo que, por culpa de la pandemia, no se puede lograr: que el estudio cobre vida, ya que las pantallas que simulan la audiencia son frías y no transmiten nada.
El protocolo sanitario interno de LaFlia, firmado por Marcelo Tinelli y otros responsables de la productora, como también por el Satsaid (Sindicato Argentino de televisión), cuenta en detalle las medidas de seguridad que se tomaron: como los mostradores del jurado aislados entre sí con vidrio laminado al estilo de las “peceras” para prevenir el contagio de COVID-19.
Hay que tener en cuenta que las reglas del juego cambiaron y que ya nada puede ser esporádico: durante la previa y el vivo del programa, se encuentra en piso un encargado de seguridad e higiene dedicado a corregir y señalar cuestiones que puedan suponer un riesgo.
En ese marco, todas las personas que ingresen a la empresa deberán hacerlo con barbijo y pasar por una cabina sanitizante instalada en la entrada. Luego se les tomará la temperatura corporal y quien registre más de 37.5 no podrá ingresar.
Tampoco lo harán aquellos que, lógicamente, presenten síntomas compatibles con COVID-19, como tos, fiebre o dificultad para respirar. Los que ingresen también tendrán que limpiar su calzado con lavandina, lavarse sus manos y mantener la distancia social.
Antes, durante y después de cada grabación las cámaras y vestuario, serán desinfectados. Y durante toda la jornada, el equipo artístico no podrá sacarse los barbijos, salvo los participantes que, segundos antes de ponerse ante cámara, se sacarán el tapabocas y, claro está, los conductores y el jurado. Todo esto, lógicamente, afecta al funcionamiento del ciclo.