21 Noviembre de 2024 14:17
El 20 de julio de 2019, Rubén Darío Castiñeiras, conocido como El Pepo, protagonizó un accidente de tránsito fatal mientras conducía su camioneta en la ruta 63, cerca de Dolores. Tras perder el control del vehículo y volcar, los músicos Nicolás Carabajal e Ignacio Abosaleh fallecieron, mientras que el cantante y la corista Romina Cándías sufrieron lesiones menores. Las pericias revelaron que El Pepo manejaba bajo los efectos del alcohol, marihuana y cocaína, además de exceder el límite de velocidad. Aunque inicialmente negó ser el conductor, las evidencias lo incriminaron y la Justicia lo terminó condenando a cuatro años y siete meses de prisión por doble homicidio culposo.
El músico estuvo preso durante seis meses en el Penal de Melchor Romero y, luego de sufrir una fractura mientras jugaba al fútbol, recibió la prisión domiciliaria hasta que en febrero de este año, el juez de Dolores Eduardo Campos Campos le otorgó la libertad. "El Pepo cumplió la pena. Va a continuar con el tratamiento psicológico y psiquiátrico en orden a su rehabilitación personal. Va a comenzar a trabajar en libertad. Recibió amenazas por parte de familiares de algunas de las víctimas", había señalado el abogado defensor, Marino Cid Aparicio. Hasta ese momento, Castiñeiras cumplía la prisión domiciliaria en su casa de Santos Lugares, en Tres de Febrero.
Su liberación, respaldada por un tratamiento psicológico y psiquiátrico, provocó malestar entre los familiares de las víctimas, quienes aún claman por justicia. Este descontento se intensificó recientemente con el anuncio de la participación de El Pepo en la final de la Copa Sudamericana como representante musical de Racing, lo que generó rechazo en los allegados a las víctimas, especialmente en Romina Sánchez, viuda de Nicolás Carabajal. La joven, en diálogo con Noticias Argentinas, expresó que la participación del cantante en la final le revivió el trauma de la tragedia, recordando el difícil camino que atravesó como madre viuda de dos hijos.
Cabe destacar que al momento del accidente, estaba embarazada de su hijo menor, Mateo, quien sufrió consecuencias indirectas del estrés materno durante el embarazo, desarrollando terrores nocturnos severos que requirieron terapia psicológica. Además, su hija mayor, Alma, se enfrentó a profundos cambios emocionales tras la muerte de su padre. "Son días difíciles. Todo esto me revivió mucho lo que pasó, estoy sin dormir. A Castiñeiras lo tengo bloqueado de todas la redes, pero siempre alguien me lo menciona si es algo trascendente y en un almuerzo un amigo me contó del show que iba hacer", contó Romina, al ser consultada por el show en Paraguay.
Además, señaló que, aunque lograron reconstruir sus vidas con ayuda profesional, la aparición pública de El Pepo sigue siendo un recordatorio doloroso. "Uno cree que ya lo tiene bastante trabajado en terapia, pero me lo dijo y temblé, sentí volver al día del accidente, como te decía te revive todo. Por suerte yo no soy futbolera, mi hijo más chico es de Boca y esos partidos sí los ve, pero Carlos (hermano de Carbajal) y su familia son todos de Racing así que para ellos va a ser doloroso".
La viuda también criticó los privilegios que El Pepo obtuvo durante su condena, como la prisión domiciliaria alegando una lesión en el tobillo, y denunció el acceso diferencial a la justicia basado en contactos y recursos económicos. Asimismo, mencionó que el músico nunca le pidió perdón, aunque sí contactó a otros familiares de las víctimas con propuestas insensibles, como invitaciones a partidos de fútbol, lo que aumentó su indignación. "A mi cuñado lo llamó la semana pasada para invitarlo al partido, dice que a él le pagan el pasaje en avión y la platea. Obvio que Carlos no aceptó", explicó la mujer, visiblemente angustiada.
Otra de las cuestiones de las que también habló es sobre cómo les impactó que el acusado haya pasado gran parte de su condena con prisión domiciliaria: "Con eso te das cuenta que, si tenés contactos o plata para contratar a Miguel Ángel Pierri como abogado, es porque sos intocable para la ley". "Él fue a su casa porque unos días antes de las fiestas se dobló el tobillo, ¿qué preso hoy tiene ese privilegio? De ahí nunca más volvió a la cárcel. Siempre pensé que el menos afectado iba a ser mi hijo Mateo porque en cierta manera estaba en mi panza. Yo creía que estaba protegido de toda la mierda que pasaba alrededor, pero fue todo lo contrario", contó.
Y detalló: "A los 2 años empezó con terrores nocturnos, al principio el pediatra pensó que era normal, una etapa, pero después se puso cada vez peor. Todas las noches, entre cuatro y cinco veces, se despertaba a los gritos y llorando, por lo que me derivaron a una neuróloga. Le hicieron todos los estudios y no tenía nada, la neuróloga me terminó explicando que Mateo absorbió demasiado cortisol (hormona) en el embarazo y que eso era lo que le provocaba los terrores nocturnos tan agudos".
Fue ante este resultado que tanto ella como sus dos hijos empezaron a hacer terapia: "Hoy por suerte Mateo está mucho mejor y todos, de algún modo, continuamos con la actividad. La terapia nos salvó la vida. Para Alma (hija mayor) fue muy difícil, lloraba todos los días, no jugaba, no reía, me preguntaba todas las noches por su papá". "Yo, siendo mamá, viuda y viviendo al día, golpee puertas para conseguir un jardín maternal doble jornada, para laburar, para pagar el alquiler, golpee puertas para conseguirles terapia porque no podía pagarla. Gracias a Dios esas puertas se abrieron, pudimos salir adelante y hoy estamos bien los tres, es un proceso", cerró.