19 Abril de 2017 11:47
Oriana Sabatini creció delante de las cámaras. Hija de Catherine Fulop y Osvaldo Sabatini, la joven de 21 años decidió de muy chica que quería adentrarse en el universo artístico. Se formó, estudió baile y canto, pero tuvo que superar las presiones del ambiente por ser “perfecta”. “De chica me miraba con odio”, reveló en diálogo con la revista Gente.
La joven de 21 años superó sus propios traumas: "Entendí que la perfección no existe".
Aunque hoy es dueña de una de las figuras más envidiadas y suele compartir con frecuencia fotos de su cuerpo en las redes, la sobrina de Gabriela Sabatini no tuvo una adolescencia fácil. “Estaba siempre persiguiendo algún defecto: o mis piernas, o mi panza. Le buscaba constantemente el pelo al huevo”, reconoció.
Acompañada de cerca por su madre y luego de su primer protagónico en la pantalla chica (Aliados), Oriana superó sus traumas. “Aprendí a quererme como soy. Sigo teniendo celulitis, estrías y me salen granos, como a todos el mundo. No hay que guiarse por lo que uno ve en las revistas: detrás de cada foto hay como quince personas que intervienen para lograr el resultado. La perfección no existe en la vida real”, sentenció.
Otro de los conflictos que experimentó en su camino a la fama fue, justamente, la portación de apellido. “A veces me molesta que los 'hijos de' estemos tan prejuzgados, porque hace años que me formo para estar donde estoy. No es que de un día para el otro se me ocurrió ser cantante. Tampoco por ser 'hija de' me han llamado a muchos castings. Fui sólo a dos: el de Chiquititas, cuando era muy chica y mis papás no me dejaron trabajar, y el de Aliados”.