Leonardo Simons se quitó la vida el martes 15 de octubre de 1996. Tenía 49 años, atravesaba un excelente presente profesional, pero se había visto inmerso en una dura denuncia por fraude. La noticia impactó al país: el reconocido periodista se había arrojado del piso 13 en donde funcionaban sus oficinas.
Leonardo Simons se suicidó el 15 de octubre de 1996.
En su momento, la familia no pudo cumplir con sus deseos de ser enterrado junto a sus padres en el cementerio de La Tablada. Por motivos religiosos, no se permite la sepultura a aquellas personas que se quitaron la vida.
En el año 2010, un Admor se contactó con los Simons. “Es un maestro de rabino que ve gente de todas las religiones”, precisó Barbie, al tiempo que recordó: “Nos dijo que debían enterrarlo donde él hubiese querido”.
El conductor tenía 49 años cuando se arrojó del piso 13.
“Nos dijo que le había llegado el mensaje de mi papá y que no había encontrado la luz. Nos preguntó en dónde estaba enterrado, le contamos la historia y nos dice: 'No, tu papá no quiere estar ahí'. Ustedes tienen que trasladar el cuerpo de tu papá, porque él tiene que estar junto a sus padres en el cementerio que él hubiese querido”, sumó la rubia.
En efecto, Simons tenía su lugar en La Tablada, pero las autoridades no lo aceptaron “porque se había suicidado”. “(El Admor) nos dijo entonces que teníamos que trasladar el cuerpo, sacarlo de donde estaba y llevarlo a La Tablada. Eso implicaba abrir el cajón después de 16 años y él dijo que lo íbamos a encontrar en perfectas condiciones”.
Barbie Simons tenía 16 años cuando su padre se suicidó.
“Hablamos de una persona que se tiró de un piso 13 y habían pasado 16 años en ese entonces. El admor nos dijo exactamente cómo lo íbamos a encontrar. Nos dijo: 'Va a estar entero, sereno y bien'. Yo pensé que íbamos a encontrar huesos, cenizas; a mi papá hecho pelota”.
Después de realizar los respectivos trámites, Barbie optó por no ser ella quien reconociera el cuerpo: “Decidí quedarme afuera, tenía mucho miedo con lo que me iba a encontrar. Y como había visto a mi papá el día antes de que se muera, prefería quedarme con ese abrazo que sentí como que fue la despedida”.
Estoy segura de que ahora pudo elevarse"
Fue su hermana, acompañada por su pareja, quien se encargó de llevar adelante el doloroso trámite. “La escuchaba llorar y llorar, pero a la vez con una sonrisa enorme. Hasta el día de hoy me cuenta que mi papá estaba intacto. Habían pasado 16 años, había estado enterrado en ese cajón y tenía hasta los pelos de las cejas. Tenía sus pies, sus manos. Me decía: 'Era papá, el mismo de siempre, más flaquito, pero era papá'”.
“Un poco me arrepiento de no haber podido enfrentar ese momento”, reconoció. Sin embargo, Barbie sí participó del segundo entierro de su padre: “Fue una ceremonia hermosa. Creo que hubo un antes y un después seguramente en la vida de mi papá con poder cumplirle el anhelo de poder estar enterrado al lado de sus papás. Estoy segura de que pudo elevarse”, cerró.