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El éxito de GH: héroes y antihéroes, bajo la lupa de un especialista

El programa terminó y se hicieron miles de análisis de esta particular edición. BigBang consultó a un psiquiatra para que explique las causas del éxito de Gran Hermano 2015 y cómo se dieron las relaciones humanas en el reality.

por Gisela Nicosia

06 Octubre de 2015 05:35
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El reality show Gran Hermano terminó pero el fenómeno es autónomo al ciclo. Continúan las discusiones, y debates sobre el juego, la final y lo que no se vio de la casa que más dio de que hablar. Gritos, peleas, fiestas, sexo y violencia al límite. Un programa repleto de participantes que dieron todo por llegar a la final. 

La gran gala final que consagró a Francisco Delgado. Los chicos pasaron a la fama gracias al programa.

BigBang consultó al psiquiatra Walter Ghedin con la idea de entender cómo se dieron las particulares relaciones humanas en esta edición del reality más famoso del planeta y los alcances de la gran final, a la que definió como una exposición de “héroes y antihéroes gestados según el exceso o la carencia de individualidad”.  

“Las luxaciones, las dudas del género sexual de alguna participante, los caprichos y las excentricidades narcisistas fueron el combo de la final. Y como resultado la exhibición pública de la intimidad sigue siendo un atractivo. Más allá de esta apreciación cuasi morbosa que estimula el imaginario voyeurista, las personas (o personajes del reality) exaltan rasgos que son valorados socialmente”, afirma Ghedin, y alerta que ahora habrá que esperar qué será lo que sucederá en la próxima edición.

Rial y el momento en que felicita a Francisco como ganador. ¿Héroe o antihéroe? El debate. 

“El ojo visor de Gran Hermano cerró sus ojos hasta una nueva temporada. ¿Será más atrevida y revulsiva que la que terminó recientemente? Qué nos deja para reflexionar, más allá de las peleas, los affaires. Con solo ver los 4 últimos finalistas nos damos cuenta de que la belleza física, el descaro, el histrionismo y hasta la ingenuidad aparecen como aspectos a destacar”, dice el especialista.

Y continúa: “La imagen de mujeres que tomó la iniciativa, piden lo que necesitan, y más aún, cuestionan al hombre si este insiste en ser el macho que todo lo sabe y puede son conductas que resaltan cuando se ven en todo su despliegue. Los jóvenes participantes poco mostraron sus inseguridades, o en todo caso, lo hacían como una forma de estrategia lúdica”.

A diferencia de otras ediciones, según la mirada de este psiquiatra, los participantes tienen otra manera de plantarse, quizás debido al “vínculo con los medios” y su “lectura de querer entretener al público”.

“Ellos son la muestra de se sienten seguros de sí mismas, independientes, saben que, con formación o experiencia, pueden acceder a metas antes vedadas o de difícil acceso. El valor personal ya no depende de fantasías o de ilusiones vanas, los jóvenes ven en los participantes la posibilidad de concretar los sueños con un poco de suerte, descaro, ambición y poca reflexión. La estima, creer en uno mismo, son valores obligados”, explica.

A su vez, la importancia sobre lo erótico y el sexo sigue siendo la base de las relaciones en los reality shows, como si fuera la forma más rápida de vincularse.

“El capital erótico incluye a todo humano, sin distinción de género, raza, status social, y se hace extensivo a casi toda la vida de la persona, aunque saca su mayor provecho durante los años de adultez joven. La frase: “todo depende de uno” es un latiguillo persistente en el ánimo motivacional. La capacidad de crecimiento, de desarrollo personal parece una cuestión de habilidades sociales donde se juega la competitividad y el liderazgo del más más osado”, analiza el psiquiatra.

Belén y su figura llamativa ante las cámaras. Cómo jugó la sensualidad en el reality.

LEMA DEL PROGRAMA

Ante la pregunta ¿Cuál es el mensaje que brinda el juego como lema? Ghedin responde rápidamente. “En éste tipo de programas subyace la frase “Si te lo propones, conseguirás lo que deseas” y habría que agregar: “en la medida que cumplas con ciertas reglas ineludibles”. La responsabilidad por conquistar terreno en todas las áreas (laboral, social, jerárquico, amoroso) no está exenta de codicia, estrategias anticipatorias, inteligencia, astucia, y facilidad para identificarse y llevar adelante los modelos de éxito que las sociedades exponen como modos efectivos”, desarrolla. 

“En Gran Hermano la vida es “aquí y ahora” y la “proactividad” es ley. Es una muestra de que hoy las sociedades no se dividen solo entre ricos y pobres, sino entre capaces e incapaces para sostener el modelo de consumo; héroes y antihéroes gestados según el exceso o la carencia de responsabilidad individual”, afirma.

Luego del análisis, el psiquiatra concluye: “El poder de Gran Hermano reside en la repetición de modelos de éxito. Y no importa si se muestran las miserias, las debilidades, los fracasos: la ilusión de que todo es posible encuentra un refugio ideal frente a la envoltura luminosa de la pantalla”.    

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