por Gisela Nicosia
05 Septiembre de 2018 12:30El listado de films que retratan escalofriantes sucesos verídicos es extenso. En los últimos tiempos, la producción cinematográfica nacional dedicó su atención en casos que conmocionaron la opinión pública.
La próxima semana se estrena Acusada, la película en la que Lali Espósito interpreta a Dolores, quien está siendo juzgada por el asesinato de su mejor amiga -que publicó en internet un video sexual en el que aparecen ambas-.
Al ver el trailer es difícil no caer en comparaciones con hechos conocidos. Parece que la historia se basa en el caso de Lucila Frend, quien fue finalmente absuelta en la causa por el crimen de su mejor amiga Solange Grabenheimer. Pero no queda ahí. Eso sería sólo ver la base de la trama.
El guión hace mella en un caso desde la mirada de la acusada, lo que ubica desde el inicio al espectador en un debate fluctuante de empatía con el personaje. Con sensaciones encontradas se describe cómo es su vida durante el proceso de investigación. Los silencios, el duelo postergado, la falta de intimidad, la culpa; entre otros sentimientos llevan adelante el relato. A su vez, se subraya el desmoronamiento interno de la familia, pese a que intentan mantenerse unidos y se muestra hasta lo más íntimo del dolor que padece cada uno desde su lugar.
Lo mismo que intenta conocer el público consumidor de noticias policiales, es por eso que la cobertura de los casos ganó más espacio en los últimos años en los sitios webs, tevé y diarios. El borde entre el dato y el alimento del morbo es cada vez más delgado. Sobre eso, en Acusada la protagonista logra generar la reflexión, y reclama que su voz también sea escuchada al diferenciar su condición previa a conocerse el veredicto de la Justicia.
El mismo interés provocó el éxito de El Ángel, dirigida por Luis Ortega. La película relata la vida de uno de los asesinos más terroríficos de la historia policial argentina, Carlos Robledo Puch. La prensa dedicó páginas enteras y muchas horas de televisión para contar sobre él.
En el film se intenta mostrar una fibra más íntima del criminal. Sólo durante el primer fin de semana luego de su estreno convocó a más de 220 mil personas. Esto no ocurría desde el lanzamiento de "Gilda: no me arrepiento de este amor", en 2016.
La sangrienta saga criminal de "el ángel de la muerte" incluye 11 homicidios, una violación, dos raptos y 17 robos. Por su prontuario fue condenado a reclusión perpetua por tiempo indeterminado y actualmente es el preso que más tiempo lleva en la cárcel, tras 46 años tras las rejas.
En el caso de Acusada, que se trate de una mujer tiene otra fuerza y lo mismo ocurre en las noticias policiales. Cuando el caso involucra a una mujer donde primó el hombre como victimario, sea delincuente, estafador o asesino, el interés se potencia y mucho más si se pone intenta poner en duda su culpabilidad.
En la historia a Dolores (Lali Espósito) todos parecen tener razones para implicarla en el hecho. Su tiempo está colmado de pensamientos estratégicos para mantener su defensa mientras rearma en su mente lo que vivió y lo que debe decir para sostener su coartada.
En la trama se suma parte de la historia del caso denominado "la loca del martillo". La acusada fue Silvia Luna, quien asesinó a Carola Bruzzone en 2010. La víctima fue la que planeó arruinar su casamiento con la proyección de un video en el que se la veía teniendo sexo con un hombre que no era su prometido.
Asimismo, es recreado en otro contexto el incómodo momento en el que el hijo de Miguel Ángel Pierri aseguró que Jorge Mangeri fue el asesino de Ángeles Rawson - joven de 16 años que fue asesinada y arrojada a un contenedor de basura en 2013- en medio de una entrevista televisiva. Luego, otro guiño sobre este mismo caso tiene que ver con la sospecha social instalada sobre el padrastro de la joven, Sergio Opatowski, que para la Justicia no tiene nada que ver.
El veredicto llega al final de la película, pero no es el remate. El cierre es colorido pero con una moraleja que no lo contaremos. Pero reafirma que las noticias que instalan el debate si creer o no en algo o en alguien son las que mantienen al público cautivo y es uno de los motivos por los que se generan series, películas y juegos en la que la ficción recolecta partes de la realidad.
Pero es indudable el fenómeno que se repite cada vez que un caso emblemático de asesinos seriales o no se lleva al cine o a una miniserie como el caso de El Clan e Historia de un clan, basados en la vida de Arquímides Puccio y su familia. Con todos los detalles, en ambas producciones se mostró el accionar criminal y extorsivo del hombre de esa familia del barrio de San Isidro.
Sin demasiada trascendencia, en 2007 llegó al cine El niño de barrio, la historia de Cayetano Santos Godino, más conocido como "El petiso orejudo", el primer asesino serial de argentina, responsable de la muerte de cuatro niños, siete intentos de asesinato y el incendio de siete edificios.
También se puede citar la ficción Mujeres Asesinas que trató sobre más de cuarenta crímenes pese a que el más recordado sea el capítulo "Envenenadora de Monserrat", en relación a Yiya Murano, quien fue una famosa estafadora y asesina argentina acusada de al menos tres cargos de homicidio y estafa en Argentina. Incluso se realizó una obra teatral musical sobre su vida.
Quizás sea el morbo por ver qué les pasó por la cabeza a los protagonistas de algunos de los delitos más conmocionantes del siglo XX. Quizás, la curiosidad por descubrir en las ficciones otros lados de las historias reales. Quizás sea intentar, sin suerte, entender sus actos. Lo que no hay dudas es que resultan ser captadores de público.