Fue más o menos así: en el programa de América TV Involucrados, Esmeralda Mitre se quejó porque, a su juicio, no la dejaban hablar. En ese momento, Gerardo Romano dijo que se iba porque no quería compartir espacio con una "negacionista". Dicho y hecho: se levantó y se fue. Esmeralda Mitre dijo que no era ninguna negacionista, que en todo caso lo era su ex marido Darío Lopérfido, y al cabo de unos minutos de cotorreo, ella también se levantó y se fue, según dijo, para no ponerse a llorar. Las conductoras del programa, Pia Shaw y Débora Plager, pilotearon como pudieron la curiosa situación: le dijeron a Romano que él ya sabía que iba a estar Esmeralda, y le dijeron a Esmeralda que se calmara un poco. No lo consiguieron.
Esmeralda Mitre comenzó a ser llamada "negacionista" cuando afirmó que los muertos del Holocausto "no son tantos como se creía", declaración que indicaría con cierta claridad su condición de negacionista. Cuando Romano se iba, Mitre lo acusó de haberle "tirado onda" cuando ella tenía 16 años y fue fugazmente su alumna en la escuela de Norman Briski.