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Fer Dente, el trabajo que lo hizo "renacer" y su conexión con el número 17: "Ahí empezó mi vida"

El actor será uno de los grandes protagonistas que tendrá la obra "Regreso en Patagonia", la cual se podrá disfrutar a partir del 8 de septiembre en el teatro Metropolitan Sura.

02 Septiembre de 2022 10:49
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Gracias a su pasión, dedicación y, sobre todo, vocación por lo que hace, Fernando "Fer" Dente puede llegar a considerarse a su temprana edad como un referente del teatro musical. Las tablas son su vida. Eso ya no es un secreto y así lo demuestra cuando habla de su trabajo, relata su historia y cuenta detalles de su presente. "Tengo recuerdos de chico de sentir una atracción muy especial por el teatro", sostiene en diálogo con BigBang.

A sus 32 años, Fer tiene dos pasiones claras: desde muy chico manifestó su amor por la equitación -deporte que practicó durante siete años- y la comedia musical, que lo llevó a inaugurar en plena pandemia del coronavirus su propia escuela, el Instituto Argentino de Musicales (IAM), la cual dirige junto al reconocido director Ricky Pashkus. "Tiene más de 500 alumnos y es la escuela más grande de teatro musical de Latinoamérica", afirma con orgullo. 

Allí, desde Febrero de 2021 dictan seminarios dirigidos a actores, cantantes, bailarines y a todos aquellos que amen la comedia musical en la Ciudad de Buenos Aires. Pero la carrera de Fer arrancó hace ya muchos años, en 2007, cuando apenas tenía 17 años y logró integrar el grupo de los veinte seleccionados, entre 26.000 postulantes, que participaron en el reality High School Musical: la selección. 

Por esa razón, sumado a otros motivos que le enumeró a este portal, sobre el pecho tiene tatuado el número 17. Una cifra muy significativa para él porque fue la edad en que "renació" o, mejor dicho, comenzó a vivir aquel sueño que añoraba desde muy chico. "Yo era muy chico, tenía 17 años y siempre digo que fue ahí donde empezó mi vida. Conocí gente que me acompaña desde siempre y son los que me conocen de chiquito. Y eso es fascinante", asegura.

También fue la edad en que, a partir de una conversación en principio casual con su madre, se enteró de que una de las causas de las constantes desavenencias conyugales era un secreto familiar nunca revelado: su padre biológico -y el gran amor de su madre- no era quien lo crió y le dio el apellido, sino un sacerdote del colegio de sus hermanos mayores. Poco tiempo después, su mamá y su padre "por adopción" se enfermaron y fallecieron prematuramente. 

Por eso, ese número representa o, poniéndolo de otra manera, tiene un valor incalculable en su vida. "Tiene que ver con eso porque pasó todo eso ahí (a esa edad) y porque después es un número que me fue apareciendo mucho en la vida y que tiene un lindo significado, que sería muy difícil de explicarte porque es muy largo, pero es algo así de que todo está bien, que vas por el buen camino. Entonces si veo un 17 acá, es que está todo bien y es una linda señala", advierte. 

Aquel ciclo que lo hizo saltar a la fama tenía el fin de elegir a los protagonistas para la adaptación argenta de la película de Disney, High School Musical, High School Musical: El Desafío. El domingo 21 de octubre del mismo año se llevó a cabo la final del programa, en la que tanto Fernando Dente como su gran amiga, Agustina Vera, se convirtieron en los ganadores del programa tras vencer a Gastón Vietto y Sofía Agüero Petros, respectivamente; ganando el papel de Troy y Gabriella en la versión nacional de la película.

Hoy, la actualidad de Fer es otra: viene de interpretar a "Charly" en la muy exitosa obra Kinky Boots, la cual finalizó hace tan solo una semana, y ahora se pondrá en la piel de Guillermo Prado, un escritor al que la vida no le sonríe. Su trabajo no lo hace feliz y sus sueños se desvanecen en el aire. Hasta que una tarde, luego de un mal día, recibe el llamado de Rafael (Nahuel Pennisi) un amigo muy cercano, al que no ve hace tiempo y que lo invita a visitarlo a Patagonia.

Guillermo cansado de todo, decide viajar. En el periplo conocerá a un ser especial, llamado Príncipe (Franco Masini), con el que continuarán el viaje, cada uno en búsqueda de un amigo. Cruzarán montañas, ríos, paisajes extraordinarios, conocerán raros personajes y fortalecerán su amistad. Cuando llegan a la cabaña de Rafael y su mujer, una revelación cambiará para siempre sus vidas. 

El próximo jueves 8 de septiembre llegará “Regreso en Patagonia”, la nueva superproducción que estará protagonizada por Fer Dente, Franco Masini y que tendrá la participación especial del cantante Nahuel Pennisi. Este ambicioso proyecto está basado en un libro de Alejandro Roemmers y tendrá la dirección general de Sebastián Irigo. "Es muy poderoso, es una superproducción; son 45 personas en escena y una orquesta de 12 músicos", adelanta, entusiasmado, el actor.

Y agrega: "Hay vuelos, hay nieve, hay magia, 300 metros de pantalla....Es un nivel de producción que me hace acordar mucho a esos años en los que estuve en el Gran Rex haciendo Peter Pan y Aladdín, y lo inolvidable e incomparable que fue para mi estar al frente de esos espectáculos que tienen mensajes tan universales y tan poderosos con un marco y un respaldo teatral de tanta espectacularidad que el mensaje es una trompada".

Regreso en Patagonia se podrá disfrutar en el teatro Metropolitan Sura y este potente trío protagónico estará acompañado por Iñaki Aldao, Laura Esquivel, Karina Hernández, Cande Molfese y Roberto Peloni, entre otros. Por este motivo, BigBang pudo hablar de todo con Fer Dente, quien -feliz por su presente- asegura: "La moraleja más linda que tiene ahí es que todos, en cualquier momento, podemos encontrarnos con cualquier príncipe en cualquier lugar".

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¿La vocación estuvo siempre?

- Bueno, no sé. Las vocaciones creo que uno no...es como cuando te dicen ¿cuándo te enamoraste? No sabés en qué momento sucede, es algo que se construye y es algo que se va viviendo y transitando. En mi caso, tengo recuerdos de chico de sentir una atracción muy especial por el teatro, cuando estaba ahí de sentir sensaciones que no tenía en ningún otro lugar y en ninguna otra circunstancia. Y después bueno, lo fui articulando. Tuve la suerte de tener una familia que me escuchara y me acompañara para hacerlo de muy temprana edad, y después la vida. Yo lo tomo como un regalo y siempre pienso que la vocación es algo que hay que honrar. Hay que estar a la altura de la vocación. Ese es mi trabajo en esta vida. Cada uno tiene algo de qué ocuparse y una de las tareas principales de mi vida es estar a la altura de mi vocación.  

Ya pasaron muchos años de aquel High School Musical. ¿Hubo una especie de renacer cuando arrancaste a trabajar?

- Yo era muy chico, tenía 17 años y siempre digo que fue ahí donde empezó mi vida. Empezó al vida que quería tener y fue hermoso. Mi hermana de la vida la conocí ahí (Agustina Vera). La semana pasada también cenamos con Delfi (Peña). Conocí gente que me acompaña desde siempre y son los que me conocen de chiquito. Y eso es fascinante.

¿Y por eso te tatuaste en el pecho el número 17?

 - Tiene que ver con eso porque pasó todo eso ahí (a esa edad) y porque después es un número que me fue apareciendo mucho en la vida y que tiene un lindo significado que sería muy difícil de explicarte porque es muy largo, pero es algo así de que todo está bien, que vas por el buen camino. Entonces si veo un 17 acá, que pronto lo voy a ver, es que está todo bien y es una linda señal. 

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El arte fue tu lugar de catarsis después de todo lo que tuviste que transitar durante tu adolescencia y llegando a la adultez?

- Me re sirvió como catarsis. Por supuesto. Creo que cualquier persona que tenga una vocación, sea artística o un médico, cuando uno está conectado con su vocación es la mejor catarsis para todo: para el amor, para el desamor, para los dolores, para las enfermedades y para mi el arte siempre fue mi guía de expresión, sanación y, muchas veces, de crecimiento.

¿Por qué elegís el teatro y no otros lugares para trabajar, como la televisión o el cine?

- El teatro es lo que más me gusta. Es lo que te decía, la panza me dolía cuando entraba al teatro y no cuando lo hacía al cine. Igual me encanta todo, pero el teatro es mi lugar y es al que le debo mucho. Me abrazó desde muy chico y fue muy generoso en mi país. Me permitió construir una carrera en muy poco tiempo y muy hermosa. Por supuesto con mucho esfuerzo, alegría y dedicación.

Pero del otro lado siempre sentía como mucha generosidad. Al hablar del teatro hablo de su gente, sus productores, sus actores, directores, sus técnicos, sus maquinistas....el teatro es mi lugar, me podés dejar en cualquier teatro y voy a poder mover y entender sus códigos, sus manejos y lo amo. Sobre todo porque es un lugar donde uno como intérprete tiene mucho acceso a construir lo que quiera. En el cine o la televisión necesitás muchas cosas para hacer, pero en teatro con muchas menos cosas que en otros medios audiovisuales o artísticos podés construir y probar cosas. Y eso es hermoso.

El teatro convive con el vivo y la posibilidad del error permanente. ¿Te llegó a pasar?

- El error es parte de la vida. El otro día escuchaba un podcast de Migue Granados con Enrique Piñeyro, que es piloto de avión, y le preguntaba " y si tenés un problema con el avión...." ¡Y lo hacés! Es parte de. Es la zona segura de uno. Por suerte nunca me pasó nada desagradable, no sé, como que fallezca alguien en la platea, que pasa, y por suerte nunca me pasó de atravesar nada así. Pero después no me quedan registradas porque es parte de y estoy preparado para cualquier cosa cuando me subo al escenario. 

Venís de un mega show como lo es Kinky Boots y pasas a este proyecto ambicioso que es Regreso en Patagonia. ¿Tenés expectativas altas?

- Este proyecto la verdad es que si no tuviera los condimentos que tiene lo hubiera dejado pasar. ¿A qué me refiero? Vengo de hacer Kinky Boots todo el año, que es un proyecto enorme, y mi cabeza estaba quemada. pero cuando me lo ofrecieron, me contaron que estaba basado en el libro de Alejandro Roemmers, que justamente lo había leído este año y que vendió más de tres millones de copias en todo el mundo, que es el único libro autorizado por los herederos de Saint-Exupéry para que sea una suerte de secuela de El principito, que lo dirigía Sebastián Irigo, que es un director al que vengo siguiendo desde hace años, un dramaturgo y director que viene del lado de Daulte con el que siempre quise trabajar, todo el equipo creativo que se estaba armando y demás, y me dijo "bueno, vamos". Y cuando terminé de leer el guión de la versión que hizo Alejandro y Sebas dije "es acá".

Es muy poderoso, es una superproducción, son 45 personas en escena, una orquesta de 12 músicos, hay vuelos, hay nieve, hay magia, 300 metros de pantalla.....Es un nivel de producción que me hace acordar mucho a esos años en los que estuve en el Gran Rex haciendo Peter Pan y Aladdín y lo inolvidable e incomparable que fue para mi estar al frente de esos espectáculos que tienen mensajes tan universales y tan poderosos con un marco y un respaldo teatral de tanta espectacularidad que el mensaje es una trompada, es hermoso lo que sucede y no podía dejar pasar esta oportunidad de estar al frente de un proyecto así. Y cuando se sumaron Franco y Nahuel no hace falta decir la alegría inmensa que me dio.

Estoy muy conmovido en cada ensayo y muy ilusionado de compartirlo con la gente. Lo van a disfrutar mucho porque es un espectáculo familiar. Bueno, el espectáculo ya está cerrándose para ir a México y a España también. Nos va a representar en el mundo, es un espectáculo argentino conmovedor que tiene momentos conmovedores como, si alguno tuvo la suerte de  ver El Rey León en Broadwey o en Londres, esa apertura que querés llorar porque habla de lo autóctono y en este caso, de lo nuestro, de lo propio, nuestra Patagonia y nuestros orígenes. ¡Es hermoso! Y estoy muy feliz de la gente que ya vio ensayos y me dice que es increíble lo que sucede como espectador, la magia que hay y que por momentos te aguantás la emoción por la belleza que se ve en el escenario.

Debe haber muchos Guillermos en el mundo ¿cuál es la importancia de animarse y salir de la zona de confort para cumplir tus sueños?

- Con mi personaje se va a identificar todo el mundo porque todos en algún momento nos corremos del eje propio ¿no? por estar atrás de algo, porque creemos que cuando tal cosa pasa recién ahí nos vamos a sentir bien o cuando tal cosa pasa recién ahí nos vamos a sentir validados. Eso nos pasa a todos y en el mundo en el que vivimos hoy es imposible no caer en esa trampa de alguna u otra manera. Mi personaje hace ese camino y la moraleja más linda que tiene ahí es que todos, en cualquier momento, podemos encontrarnos con cualquier príncipe en cualquier lugar. Y que, en realidad, no deja de ser una proyección de nosotros mismos: de esos que sabemos que podemos ser o de esos que supimos ser en algún momento y volver a estar en el eje con eso y seguir evolucionando. Venimos a esta vida para hacer algo con lo que nos toca y creo que eso es, de una manera  muy poética y muy bella, esta puesta en la obra. Eso es imparable. 

Para muchos sos el mayor exponente del teatro musical en la actualidad. ¿Es una presión extra?

 - Presión no, sino que me honra que se me considere como tal. Lo disfruto porque, como te decía, el teatro es mi lugar. Dirijo una escuela junto a Ricky Pashkus que tiene más de 500 alumnos y es la escuela más grande de teatro musical de Latinoamérica. Por eso entiendo que se me asocie con eso, lo disfruto mucho y trabajé mucho para eso. Y me encanta poder ser alguien al que se acuda para motivarse, entender, estudiar, criticar, mirar o lo que sea. Estar asociado a algo que me gusta tanto para mi es un honor.