21 Diciembre de 2016 18:55
El paso de Fernando Carrillo por el “Bailando 2016” lejos estuvo de ganarse al público, y casi que se fue sin pena ni olvido.
Carrillo, durante una de sus performances en el último "Bailando".
Sin embargo, la reciente finalización del certamen lo puso de nuevo sobre el tapete a partir de dos situaciones bien puntuales y diferentes.
Es que por un lado, el actor mantuvo un cruce vía Twitter con Marcelo Tinelli, a quien acusó de “gil” y “verdadero patán”.
“Todo arreglado. Voto secreto una mentira @cuervotinelli un verdadero patán con todos sus invitados sacándolos del backstage para estar solo”, lanzó desde la red de los 140 caracteres.
Desde su casa en Los Ángeles, Carrillo cargó contra el conductor del "Bailando".
“¡Todo falso y arreglado!! #Bailando2016 y @cuervotinelli una gran decepción. ¡Marcelo, gil!! Gana quien Marcelo quiere. Voto secreto, mentira”, agregó enfurecido, para luego concluir con un “Gracias a Dios, mi amada Argentina es más grande que lo que diga @cuervotinelli y sus caprichos. Te adoro @Su_Gimenez Feliz Navidad”.
Sin embargo, acaso arrepentido de la catarata de agresiones para con el conductor, luego el venezolano borró los tuits y apeló nuevamente a su cuenta, pero esta vez para disculparse con el vicepresidente de San Lorenzo.
Sin embargo, luego el venezolano pidió disculpas vía Twitter.
"Querido @cuervotinelli ambos somos amigos. Acepta una disculpa pública como caballero que soy. Gracias por hablarme.Hasta pronto #Argentina", escribió.
Lejos de cualquier rencor, Tinelli le respondió desde su cuenta. “¡¡Súper aceptado, Fernando!! Nos vemos cuando vengas a la Argentina. Abrazo”, lo disculpó.
Claro que este cruce mediático no tiene la gravedad de las acusaciones de su bailarina, Camila Mendes Ribeiro, quien lo acusó de acosarla permanentemente durante el tiempo que compartieron como pareja de baile.
En un audio difundido por “Los Ángeles de la Mañana”, Ribeiro denunció que “una vez terminamos la sentencia de la música disco, fuimos a comer con todo el equipo. Ensayamos en San Isidro y él vivía a diez cuadras, creo. Todavía no tenía un remise que lo lleve y lo traiga, entonces, la coach lo llevaba y traía, pero como ese día ella no podía, yo lo llevé hasta la casa".
"En el camino, yo iba manejando y él sentado al lado, se me empezó a abalanzar diciéndome cosas, como 'Cami, qué bella eres. Me gustan las niñitas así como vos, que tus 'bubis' son muy suavecitas'. Me decía cosas. En eso, se mira el pantalón y me muestra que está al palo y se empieza a dar unos golpecitos y me decía 'mira, Cami, cómo me pones. Vente a casa, mira, niñita hermosa”.
“Fue una situación muy incómoda, en que lo tuve que parar. Él veía mi cara de incomodidad, pero él no es una persona que registre mucho el alrededor. A partir de ahí, le tuve que parar el carro, tratando de ponerle límites, pero sin hacerlo enojar para no provocarle frustración, porque tenía que seguir laburando”, agregó.
¿Habrá respuesta de Carrillo desde su casa de Los Ángeles?