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Flavio Mendoza escupió en la cara del supuesto estafador de su hermana

El hombre sedujo a la hermana de Flavio Mendoza a través de una red social. Falseó identidad y ocupación. Se instaló en su casa y le sustrajo 5 mil dólares. Hoy tuvo un violento enfrentamiento televisivo con el artista, que lo escupió en la cara.

17 Agosto de 2015 13:38
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Días atrás, Flavio Mendoza acompañó a su hermana Adriana Olga en un mal trance. La mujer, de 50 años, entabló una denuncia penal contra Javier Bazterrica por estafa.

Acusaba al hombre, que era su pareja, de haberle sustraído US$ 5.000. En su relato, Mendoza refiere que fue seducida a través de Internet por este galante caballero que se hacía llamar Máximo Nazar Anchorena y que se presentaba como polista.

En una entrevista con Infobae, Bazterrica reconoce que se presentó con identidad falsa y atribuye ese seudónimo a un pleito legal entablado por una mujer rosarina llamada María Fernanda Vergara, que lo acusa de haberla estafado en $ 80.000.

El falso polista se reivindica como inocente. Cuando le consulta entonces por qué lo denuncian, contesta: “Solamente por despecho. Ella no vio mi identidad en las redes sociales. Directamente fui a buscar mis documentos y decirle la verdad de quién era”. Además de las dos denuncias por estafa también lo detuvieron manejando un Honda Fit robado, hecho por el cual estuvo preso 3 días. Pero para ese hecho también tiene explicación: dice que la mujer le prestó su auto y luego lo denunció. 

En Rosario, Bazterrica habría estafado en $ 80.000 a María Fernanda Vergara, otra víctima. 

Bazterrica fue convocado para participar del programa “Diario de Mariana”. Ahora que es famoso, prestó su declaración junto a su abogado. De pronto apareció Flavio Mendoza, desencajado, para increparlo.

Le dijo que se “arregle los dientes” con el dinero de la estafa y que se “lave el pelo”. Lo invitó a pelear a la calle y lo escupió en la cara. Inconmovible, el falso polista abandonó el estudio. 

Las conocía en las redes sociales, las seducía, les prometía amor eterno, les sacaba plata y se evaporaba. Con identidad falsa, se presentaba como polista, recaudaba miles de pesos y se iba jurando renovado amor eterno. Al menos hasta la próxima vez.