“A veces está bueno frenar un poco y darle el tiempo que se merece cada cosa”, dice Flor Otero, como un regalo que se prometió este año en pos de disfrutar mas a conciencia. Y en pleno ejercicio de sus palabras, la artista y figura del teatro musical, que el 27 de julio estrena “Alma”, una película de Juan Pablo Martínez que la tiene como protagonista, admite: “Me despedí del teatro musical, por ahora, porque me obsesionaba mucho y dije: 'Capaz una pausita está bien'. Ir más despacio. Igual estuve con teatro de texto, sigo con funciones una vez por semana de “Terco”, en El Galpón de Guevara y tocamos con nuestra banda por todos lados”, enumera la integrante de Flower Trip (banda que tiene con su pareja, Germán Tripel) en diálogo con BigBang.
“Fue un año que tomamos la decisión de darle bola a las cosas que teníamos ganas. Estábamos muy a full y viste que ahora estar a full parece que es algo positivo y no es tan así. También algunas cuestiones de salud hicieron que parara y también me ayudó a no estar corriendo por correr”, asume la actriz y cantante todoterreno.
-¿Eras de esas personas que siempre se sobrecarga de clases y trabajos por demás?
-Totalmente, hoy sigo con un montón, pero estaba haciendo el triple de cosas. ¡No sé cómo me daba el cuero para tanto! Y cuando uno no frena, lo hace el cuerpo. La película, “Alma”, venía desde hace tiempo. Se pensó previo a la pandemia y yo que soy re obsesiva, mi personaje es el de una persona sorda que además hace buceo, me puse a hacer la certificación de buzo y a estudiar lengua de señas hasta que empezó la pandemia.
Estuvimos todo ese año y monedas tomando la parte teórica de la carrera de buzo y como siempre quise estudiar lengua de señas, hice todo el año y un segundo año también ¡El tercero ya no daba más!
-O sea, que llegaste al set siendo una idónea en el tema.
-Sí, de hecho vi la peli terminada y me sentí re orgullosa porque me recontra ocupé. Siento que es un aporte re lindo, más allá que el director no tenía como primera intención la inclusión en sí, sino que era algo más de la identidad de este personaje.
-Y es algo que te queda para toda la vida, que no te lo saca nadie.
-Absolutamente. Y no te das cuenta del mundo que no estás viendo hasta que no te metes en eso. Vas a tomar el subte y no hay nadie que hable lengua de señas o cuando van al médico... Todo es un avance: hablar de modo inclusivo, me parece que es fundamental y que al que le haga ruido, en hora buena.
Me di cuenta que había tantas cosas por hacer que tienen que ver con la verdadera inclusión, que pensás: ¿cómo puede ser que nadie haga nada? Y te empezás a encontrar con gente que no para de hacer por eso y decís: hay que sumarse.
-¿Tenías una base con el buceo o te atrae lo difícil?
-No tenía idea, le tengo pánico agua y no sé nadar. Fue todo un desafío y tuve un instructor, primero para aprender a quedarme abajo del agua sin que me de un ataque de pánico, empecé por ahí. Sin el tanque. Y después, saber que dependes de un tubo para tu vida es un montón. Un nuevo mundo a descubrir.
-Hablando de otros mundos, haces de todo y no siempre vas por lo mismo. ¿Hasta dónde abrirías el abanico y hasta dónde no?
-No sé, hay un montón de cosas que no hubiese imaginado. Si bien tengo objetivos, hay cosas que aparecieron y no esperaba, otras como el doblaje, en las que indagué. Y ahora estoy haciendo la carrera, hablando de obsesiones por seguir estudiando.
-¿La conducción, en El Nueve, fue también una sorpresa?
-En realidad lo gestamos nosotros, con Germán (Tripel). Y el diferencial que queríamos era justamente no ser conductores, hablar como cantantes con otros colegas y compartir el arte descontracturadamente.
-¿Hay algún trabajo que no compartirías con Germán, conociendo los límites de la pareja?
-No lo sé, sí me doy cuenta que donde más discutimos es trabajando, más que nada cuando estamos al frente de algo para tomar decisiones. Llegar a un gris y que ambos estemos contentos, obviamente es más complejo que cuando nos dirigen.
-¿Rechazan muchas propuestas?
-Sí, pero no por ser juntos...
-Ahora también se presentan en Baby Showers.
-Bueno, esas son las cosas que te sorprenden. Hasta estando en el Baby Shower, avisamos: “Mirá que no hacemos música infantil” y nos dijeron: “Es la despedida de la panza, quiero hacer una fiesta”. Saliendo de ahí dijimos: lo único que nos falta es cantar en un velorio. Y hasta nos pareció una idea genial y te digo que lo pensé para mí, como qué lindo despedir a alguien con música en vivo.
-Siendo incluso de las parejas más queridas del medio, no estarán exentos al vale todo de las redes sociales...
-Y sí, es un garrón, por supuesto. Pero nadie está exento de eso, no hace falta que te dediques al arte para que la gente te juzgue.
-¿A tu hija la mantienen al margen de ese universo tan hostil?
-Ella tiene su Instagram, nos lo pidió pero lo gestionamos nosotros no es que ella sube sus fotos. Tuvo TikTok pero tuvimos algunos problemas cuando subió un video que nada que ver, que le explicamos y se lo cerramos porque nos pareció más seguro. Pero ahora, que está más grande, ella nos dice “hasta acá” o nos paran en la calle y piden foto de los tres y ella decide si se suma.
-Vos a su edad ya estaba audicionando para “Los Miserables”.
-¡Justo el otro día lo hablé en terapia! Y la veo tan chiquitita que no lo puedo creer. Pero en parte me deja tranquila que no nos lo pida porque es un mundo recontra hostil y hay cosas que te exceden.
-¿Con Germán son eternamente novios?
-Y sí, nos encanta vivirlo de esa manera. Pero la realidad que nuestra vida no es rutinaria. Nuestros grupos siempre son distintos, los horarios también y eso hace que uno vea a su pareja en ambientes y roles diferentes. Es una forma de mantenerse vivo, pero además cuando el amor parte de la admiración es todo el tiempo verlo desafiarse y en movimiento.