24 Diciembre de 2020 12:51
El estado de salud de Fredy Villarreal generó gran preocupación a principios de octubre, luego de que el humorista diera positivo de coronavirus. Si bien en un comienzo transitó el cuadro en su hogar sin mayores síntomas, la situación se complicó y debió ser internado en terapia intensiva por una neumonía.
Esto provocó que el actor sea internado en cuidados intensivos, donde se le suministraba oxígeno a causa de los problemas respiratorios que se originaron a causa de ambas enfermedades. Afortunadamente, Fredy evolucionó favorablemente, pudo salir de terapia intensiva y después de tres semanas pudo regresar a su casa junto a su familia.
El actor accedió a una entrevista con el ciclo Nosotros a la mañana y reveló que le quedaron algunas secuelas luego de atravesar la dura enfermedad que afectó a millones en el mundo. “El COVID te quema, te rompe todo y no le importa nada. Hace de esto un mes y pico y le estoy poniendo mucha garra. Siento que estoy en Bolivia, en la altura, jugando al fútbol", explicó.
Según remarcó el humorista, una vez se recuperó los médicos que lo atendieron le dijeron la verdad: "Tenía un 50% de probabilidades de vida. Me lo dijeron al final, porque tenía una neumonía bilateral. Yo creo que no estaba tan equivocado en el sentido que tenía mi vida. Haber luchado en dos oportunidades contra la muerte no me hizo cambiar... Si fuese una escritura de Word, es como si lo hubiese puesto más en negrita, al objetivo lo puse más subrayado".Luego de aclarar que no se equivocó el camino que eligió y remarcar que transitar esta dura enfermedad no lo hizo cambiar su postura en la vida, Fredy explicó: "No estaba tan errado en que no hay que ser garca, hay que ser buena gente, tenés que amar y cuidar a los tuyos. Yo puedo ver hasta mañana al mediodía lo que voy a hacer, ya mañana a las 6, 7, hablamos... Después con el Google Calendar podés ver qué vas a hacer en tres meses, pero no pienso más allá de esa fecha”.
En ese sentido, recordó que estuvo 11 días en terapia intensiva con 40 grados de fiebre. “Yo le estoy poniendo garra. Hago gimnasia todos los días, juego al fútbol y hago kinesiología. Estoy jugando y me cuesta. Me mató cuando me dijeron que tenían que pasar 3 meses para poder jugar al fútbol, para empezar a trotar”, detalló, aunque aclaró que pese a los consejos de su médico decidió ir a "jugar a la pelota" antes de lo debito.
Esto provocó, claro está, el reto lógico del profesional de la salud que lo atiende. “A la segunda semana me fui a jugar un partido de fútbol con amigos. Corrí un montón y yo no le contaba lo que pasaba por dentro. No daba más. Terminó el partido y me puse a llorar. Lo llamé al médico para decirle: 'Disculpame, te desobedecí y juegué un partido los 90 minutos... Y hoy estoy en silla de ruedas, pero me la banco'", relató.
Y sumó: "Y me contestó: 'Cuánto me alegro que hayas jugado porque hace 15 días no podía dormir pensando que te ibas a la mierda...'. Lloré también. Me quedaron secuelas, son como cicatrices que quedan en el pulmón, esas cicatrices son como un puente para una oxigenación futura. Estoy tratando de que esas cicatrices se vayan yendo y si quedan las voy a saltar, no le voy a dar bola”.
A pesar de que padeció COVID-19, el artista remarcó que sigue cuidándose y concluyó: “Yo ahora que podría decir: 'ya me agarró...', pero me tengo que seguir cuidando. Creo que no hay que aflojar, es una guerra que no terminó, por más que llegue la vacuna. Jugamos con una ventaja que sabemos lo que pasó en Oriente y en Europa. Ellos dijeron acá se terminó todo y están en la tercera y cuarta ola. Nosotros tenemos que tener un poquito de conciencia”.