20 Noviembre de 2019 16:23
El público que bailó y celebró la música de ABBA, la banda sueca que encontró el estrellato y se volvió un clásico del pop en los años '70, probablemente no sabía que las alegres melodías del cuarteto ocultaban una triste historia: la de una de sus miembros, Anni-Frid Lyngstad.
Los "niños perfectos" del régimen nazi
Es que la cantante fue producto de un programa nazi, el Lebensborn ("Fuente de Vida"), que apuntaba a extender la supuesta pureza de la sangre aria por toda Europa. En el marco de esta política, entre otras directivas, se instaba a que efectivos militares alemanes procrearan con mujeres racialmente "puras" de otros países.Así, Anni-Frid nació en 1945 como producto de una relación fugaz entre la noruega Synni Lyngstad y un hombre casado: el alemán Alfred Haase, sargento de la Wehrmacht (el ejército nazi). El militar ni siquiera llegó a ver nacer a la pequeña: volvió a su país cuando las fuerzas fueron evacuadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
La relación de Synni con Alfred se convirtió en motivo de violenta discriminación en el pueblo noruego donde residían. Y la historia de Anni-Frid se volvió aún más trágica con el temprano fallecimiento de su madre cuando ella tenía sólo dos años.
"Con el tiempo, mi abuela decidió trasladarse a Suecia. Quería librarme del odio que había hacia los alemanes en aquel entonces", recordó la cantante tiempo después. "Durante varios años vivimos como nómadas. Mi abuela era sembradora y, para conseguir trabajo, teníamos que ir de un lugar a otro. Aunque algunos años fueron muy difíciles, recuerdo mi infancia como una época feliz".
El reencuentro
La vida aún le reservaba una gran sorpresa a Anni-Frid, quien creció convencida que su padre había fallecido cuando el barco que lo llevaba de regreso a Alemania se hundió. Sin embargo, en 1977 y con ABBA ya en la cumbre de su carrera, una entrevista que le ofreció a la revista alemana Bravo determinó una vuelta de tuerca increíble.Es que fue así como Alfred, quien aún estaba vivo, pudo leer los nombres de quienes la cantante declaraba como sus padres. Así, se enteró de que aquella famosísima cantante que toda Europa adoraba era su hija.
"No sólo significaba que tenía otra hija, una mujer famosa, sino que también tendría que hablarle a mi esposa sobre mi relación con la madre de Anni-Frid. Ella me comprendió. Mi relación con Synni, la madre de Anni-Frid, no fue una simple aventura, estábamos muy enamorados", le relató Haase al diario noruego Dagbldet.
Si bien la cantante dudó en conocer en persona a su padre, fue Benny Anderson -su marido y miembro fundador de ABBA- quien la convenció y organizó la reunión de ambos en la casa que el matrimonio compartía en Suiza. Alfred llegó con un ramo de flores para su hija, ella lo recibió con un abrazo y ambos pasaron toda la noche dialogando entre lágrimas.
"Fue difícil", reconoció Anni-Frid. "Hubiera sido diferente si yo fuera adolescente o una niña. Realmente no puedo conectar con él y amarlo de la misma manera que si hubiera estado presente mientras crecía".
Secuelas inevitables
En relación con otros niños noruegos nacidos en el marco del programa Lebensborn, la de Anni-Frid fue una historia afortunada. Objeto de discriminación e incluso abierta agresión, muchos de ellos terminaron desarrollando problemas psicológicos, no recibieron educación formal adecuada y algunos hasta fueron recluidos en instituciones psiquiátricas al ser considerados peligrosos por sus "genes nazis".
"Ella pudo lograr cosas maravillosas en Suecia, algo que nunca podría haber hecho si se hubiera quedado en Noruega", señaló sobre Anni-Frid otro hijo de un oficial alemán, Tor Brandacher, vocero del grupo Krigsbarnforbundet Lebensborn, que busca una compensación del gobierno noruego por los abusos sufridos por los hijos de nazis.
"Típicamente, de adultos estos niños desarrollaron cuadros depresivos y baja autoestima", explicó Randi Hagen Spydevold, el abogado que representa a Krigsbarnforbundet Lebensborn. "Muchos tuvieron problemas para formar lazos personales estables o relacionarse con el mundo cotidiano. Lo cual no es sorprendente si durante tus años de formación te estuvieron tratando como alguien que no merece estar vivo".
Hasta Anni-Frid supo revelar que había sufrido de depresión en su vida adulta. "Soy muy sensible y a veces paso por períodos depresivos", relató en una entrevista con una revista sueca en 1973. "En esos momentos, pienso que nada tiene sentido y que todo me aburre, que quiero cambiar todo lo que estoy haciendo. Incluso he llegado a pensar en abandonar mi carrera".
Actualmente, eligió vivir una cotidianidad de extrema discreción: reside en Suiza junto a su novio, el vizconde inglés Henry Smith, y se la ve pocas veces en público. Se dedica a apoyar causas ambientalistas y organizaciones de caridad.